ESTRELLAS, LOBOS Y CONSTELACIONES -BY NATH 🥀

7.

Capítulo 7.

Ava.

No puedo dejar de sonreír mientras enjuago los restos de su shampoo en mi cabello. Su aroma me envuelve, se mezcla con el vapor y me hacen sentir extasiada.
Lo que hemos hecho... Dios, eso fue increíble. Me duele cada parte del cuerpo donde él puso sus manos, estoy cansada y agotada, pero sin embargo, me siento por primera vez en mucho tiempo, feliz y relajada.
Al salir de la ducha me envuelvo con una enorme toalla y observo mi reflejo en el espejo.
Mis mejillas continúan sonrojadas y mis ojos expresan demasiado lo que estoy sintiendo en este momento.

El aroma exquisito de las pizzas calentándose llenan mis fosas nasales cuando salgo al pasillo. Mi estómago ruge con urgencia haciendome ruborizar y desear que él no pueda escuchar eso. Porque sí, todavía puedo sentir vergüenza de algunas cosas delante de él.
Mientras avanzo, noto algunas fotografías en las paredes. Aferrándome a la toalla me detengo en una de ellas para observar mejor.

Se trata de una mujer y un pequeño niño. Ese deber ser Niall, y su madre. Ella es preciosa, con enormes ojos azules y cabello rubio, mientras él... Bueno, siempre ha sido demasiado hermoso.
Ambos sonríen a la cámara mientras él está en su regazo. Están en algún parque, vistiendo ropa ligera, lo que significa un día de verano. Es una fotografía muy bonita.

—Tu cabello está goteando —Me sobresalto al escuchar su voz. Niall está mirándome apoyado en la pared. Su cabello continúa húmedo por su reciente ducha, haciéndolo ver demasiado sexy.

—Lo siento —Me apresuro a decir mientras camino en su dirección, sintiéndome avergonzada por ser descubierta.

—Tengo un secador en el clóset —Dice, entrando detrás de mí en su habitación —Dejáme buscarlo, está por alguna parte. No suelo usarlo.

—Está bien, puedo arreglármela así.

—¿En esta época del año? Dios, lo último que necesitas en noviembre es una gripe.

—Vale —Susurro mirándolo hurgar dentro de algunas cajas perfectamente ordenadas. Yo no podría sinceramente, mi clóset es un caos.

—Aquí estás —Murmura para sí mismo —Debería funcionar —Él se acerca al interrumpor y lo enciende. El aparato cobra vida de manera inmediata —Ya está. Te he dejado una sudadera y un pantalón, te quedará grande pero... En fin, Te espero en el salón, no tardes demasiado.

—Gracias, iré ensegui... —Estoy diciéndole cuando abandona la habitación rápidamente —Enseguida quise decir —Añado apenas en un murmullo.

Efectivamente su ropa me queda demasiado grande, pero es lo último que podría importarme si huele a él. Mientras me seco el cabello observo algunas de las fotografías que están en el escritorio. La mayoría son de él y la mujer joven, que asumo que es su madre. No hay presencia paterna en ninguna de las fotos que he visto.
Cuando estoy lista, salgo al pasillo. Él está sentado en el sofá viendo la televisión, pero al notar mi presencia se levanta y me observa de los pies a la cabeza.

—Sí, lo sé. Me veo sexy —Bromeo caminando hacia él, enseñándole las mangas y lo largas que son.

Una pequeña sonrisa se asoma en sus labios.

—Sí, lo eres. Vamos a la cocina —Sorpresivamente alcanza mi mano y me guía en el corto trayecto —Siéntate.

—¿Puedo ayudar?

—No es necesario, ya está todo listo —Me explica —¿Más vino?

—Sí, por favor.

Apoyando los codos en la mesa y utilizando mis palmas para apoyar mi mentón, lo observo pasearse de un lado a otro. Me fascina la forma en que se desenvuelve en su propio espacio; tan hogareño y tranquilo.
Él es plenamente consciente de mis ojos en él, pero al parecer está lejos de verse cohibido. Y no fingiré que no me gusta lo que estoy mirando.
Tras dejar la pizza sobre la mesa y rellenar nuestras copas, se sienta a mi lado. Probamos los primeros bocados en silencio, disfrutando del silencio mientras llenamos nuestros estómagos.