/MALINTERPRETACIONES/
Poppy
Abrí lentamente los ojos con cierto esfuerzo y pesadez. La resaca me estaba dando tan fuerte que odie haber tomado. La cabeza me dolía y la luz que entraba por la ventana era intensa, lo cual hacía que sintiera que pronto me explotaría la cabeza.
«Dios, mamá va a matarme por haber llegado borracha» me reproché.
Con aquel pensamiento rondando en mi mente y pensando lo que me diría mamá por mi falta de responsabilidad conmigo misma, volví a acostarme nuevamente.
Las cortinas de la habitación estaban abiertas de par a par, por lo que hice el amago de levantarme a cerrarlas para poder seguir durmiendo, pero mi acción fue interrumpida por un nuevo pensamiento de alerta. Y es que ¡yo no tenía cortinas en mi habitación!
«Entonces, ¿dónde estoy?» me pregunté alarmada.
Me senté rápidamente en la cama y con los ojos abiertos como platos observé cada rincón de mi alrededor. Dos sofás de terciopelo rojo decoraban un rincón de la habitación, las sábanas blancas bien limpias, el gran TV frente a la cama, el rojo intenso de ciertos objetos y en especial de la cama me hicieron poner nerviosa.
¡Esta no era mi habitación definitivamente!
Sin quererlo hacer, porque presentía que algo muy malo había hecho, bajé la mirada y me recorrí de arriba abajo...
Desnuda...
¡Por el amor de Dios! ¡Estaba desnuda! ¡Que alguien me explicara qué carajos había hecho yo anoche, porque de seguro no había sido nada bueno!
Levanté la mirada y vi que la TV estaba encendida, en un canal específico donde estaban dando las noticias mañaneras.
—Noticia de último momento —dijo la reportera con seriedad—. En las horas de la noche un hombre con capucha fue captado por las cámaras de seguridad se llevándose a una mujer que, al parecer, estaba en estado de embriaguez...
Con tan solo oírle decir eso a la mujer, las tripas se me revolvieron al instante y, como acto seguido, mi mente quedó en shock. ¿Y si yo era esa mujer de la que se hablaba en las noticias? ¿Y si el hombre me había hecho algo? O peor aún, ¿si estaba fuera de la ciudad, secuestrada y con un psicópata que quería matarme y adueñarse de mi cuerpo puro?
Sí, tenía que admitir que cuando me alteraba no podía pensar con claridad y ese mi más grande error, porque cuando me alteraba pensaba las peores cosas del mundo y no me daba tiempo a pensar con lógica. Qué puedo decir, era el gran don que había heredado de mi madre.
Después de un par de segundos escuché el sonoro sonido del agua salir por un grifo, de seguro proveniente del baño, y, momentos después, cerrarse abruptamente.
«¿Y si es tu secuestrador?»
Trataba de hacerle entender a mi subconsciente de que no era para nada coherente que me hubieran secuestrado y no me hubieran hecho algo. Pero el pensamiento volvía con un recordatorio de mi madre: «Nunca confíes en nadie, Poppy Halper».
La puerta de donde momentos antes se había escuchado el agua se abrió y lo único que en ese momento se me ocurrió, fue taparme mejor y esperar con los ojos abiertos como platos, mientras que mi mente estaba pidiéndome a gritos que saliera a correr.
Pero lo que vieron mis ojos a continuación me dejó aún más pérdida de lo que estaba, aunque puedo jurarles que me esperaba cualquier cosa, nunca de los jamases ni en mis peores sueños hubiera podido aquello.
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Mi jefe y yo
AléatoirePoppy Halper y su odioso jefe, Nicholas Kuesel, no son el prototipo de jefe y secretaria perfectos. Es más, sus diferentes formas de pensar, de socializar, hasta de hablar, se chocan. Ella dice odiarlo y él suele tener constantes jaquecas por ella. ...