8. Por supuesto

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B: Pues según los informes que me han llegado, ha fallecido debido a un cáncer de próstata que se le esparció por todo el cuerpo.

M: No me lo puedo creer... hace 4 meses estaba bien...

B: Bueno tengo entendido que es una enfermedad muy agresiva, y más si no se coge a tiempo. Pero bueno la situación que ahora nos atañe es la de su hija Aina, pues en su testamento el señor Víctor Cuevas Pérez dejó explícitamente escrito que en caso de muerte o ausencia indefinida de los progenitores de Aina Cuevas Borrell, la custodia de la menor debía pasar a ser tuya. (Le muestra el testamento a Malú) Como ves está todo muy claro, pero como por lo que veo usted no sabía nada ni de la enfermedad del señor ni de lo que consta en este papel, debo informarle que usted puede denegar esta custodia y entonces nosotros nos haremos cargo totalmente de la menor y pasará a vivir en uno de nuestros orfanatos.

M: (con lágrimas en los ojos) No puede ser... ella no puede ir allá... hace nada perdió a su madre cuanto ésta desapareció y ahora acaba de perder a su padre... no podéis... (respira hondo y responde sin más) Yo me haré cargo de la pequeña. Su padre me la confió a mí y la niña no tiene la culpa de nada. Acepto su custodia.

B: Perfecto, es una noticia muy buena para la pequeña. Fírmeme todos estos documentos si es tan amable, enseguida vendrá una compañera mía con la niña para que se la pueda llevar y empezar una nueva vida junto a ella.

M: (aun alucinando un poco con la situación) Sí...., claro ¿cuales debo firmar? (lo hace) Ya está, muchas gracias.

B: Gracias a usted. Ahora por favor espérese aquí unos minutos que enseguida vendrá una persona a traerle a su nueva hija.

Malú quedó en shock al oír eso, "su nueva hija", así es como debía considerar de ahora en adelante a la pequeña Aina, desde ahora pasaba a formar parte de su familia.

Al cabo de pocos minutos llegó una mujer que traía de la mano a la pequeña Aina que iba medio llorando. En cuanto la pequeña levantó sus ojos verdes y vio a Malú, se soltó de la mano que la acompañaba y se tiró sin pensarlo encima de Malú abrazándola mientras las dos lloraban. Era una escena triste y emotiva. Pasados unos minutos en que las dos calmaron su llanto mutuamente, Malú se levantó con la pequeña en brazos pegada a ella como si fuera un koala, y se despidió de las dos mujeres que las observaban también emocionadas y felices.

En ese momento, en cuanto salieron las dos abrazadas de la oficina, empezó una nueva vida para Malú y la pequeña Aina, una vida que nunca hubieran podido imaginar pero que seguro les iba a traer muchos desafíos.

Superando dificultades [PARADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora