La cena

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Viernes a penúltima, tutoría. Todos hacían lo que querían pero sin molestarse, Darío se acercó a la mesa de Clàudia y se sentó a su lado, la chica no se dio cuenta y pegó un gran brinco al verlo.

-Pero avisa! Ya sabes que soy muy asustadiza.- le dice gritando un poco.

-Vale, vale. La próxima aviso.- le dice el moreno mientras ríe.

-Quieres algo?- le pregunta Clau curiosa

-Yo? Nada... nada.- le responde claramente mintiendo.

-Vengaaa, dilo.- le dice con berrinche la rubia.

-Es que... no se si querrás.- le contesta avergonzado Darío.

-No tengas vergüenza, confía.- le dice la chica sonriendo.

-Vale... es que hace tiempo que abrieron un restaurante italiano y pues quería ir contigo.- le dice el chico mientras sus mejillas se pintaban de color rojo.

-Me estás invitando a cenar?!- chilla emocionada Clàudia.

-Shh! Calla! No lo tiene que saber toda la clase.- le contesta.

-Ups! Lo siento...- dice en voz baja.

-Entonces te vienes o no te vienes?- le cuestiona esperando un "si" a cambio.

-Pues si, no tengo nada que hacer.- le dice la chica con una sonrisa.

-Vale, perfecto, a las 20:00 en tu portal.- le dice antes de irse.

Las horas pasarían y como era viernes Clàudia quedaba con su amiga, pero hoy no sabía si quedar, tenia que ponerse guapa para su cita de hoy, así que para olvidar dudas la invito a casa así la ayudaba a elegir ropa.

Júlia llegaría y comenzaría a hurgar por todo su armario, toda la ropa está por el suelo, hasta que encontró lo que buscaba, era una falda negra junto con un jersey gris calentito.

-Ponte esto y lo enamoraras más, ya lo verás.- dice la morena con una sonrisa.

-Si...si, lo que tú digas.- le contesta con sarcasmo Clau.

Clau se puso ropa indicada, iba guapísima esa combinación de colores eran perfectas, después se fueron las dos al baño para maquillarse un poco, de forma muy sutil.

-Un poco de colorete por allá.- dice Júlia mientras pone los polvos en el pómulo de la chica.

-Para ya! Que pareceré un tomate sino.- exclama la rubia ya estresada.

Clàudia ya estaba preparada, lo tenia todo preparado, ahora solo quedaba a que viniera su amor a buscarla.

Cuando ya eran la 19:50 Júlia se fue ya que tenía que ir a sacar al perro, pero Clau se quedó sola esperando hasta que sonó el timbre, rápido bajo para encontrarse con él.

-Vas hermosa.- le dice Darío algo sonrojado.

-No me digas eso, venga tira.- le contesta mientras se sonroja.

Empezaron a caminar, el restaurante no estaba muy lejos pero tampoco estaba precisamente cerca, en los 20 minutos de caminata se la pasaron hablando sobre lo mierda que era proyectos y estas cosas.

Hasta que llegaron, era un restaurante precioso como si de verdad estuvieras a Italia, Darío le cogió la mano a Clàudia y entraron.

Tomaron asiento uno al frente del otro, miraron los menús y pidieron la comida. Clau se había pedido una pizza al igual que el moreno.

-Mientras esperáis os traigo un plato se spaghettis, que invita la casa.- les dice el camarero.

El plato llega, junto con dos tenedores, los dos se miraron extrañados que no pensaban que iban a compartir plato, pero no se quejaron.

Iban comiendo, y comiendo hasta que un spaghetti no se rompía así poco a poco se fueron acercando y acercando hasta que se dieron cuenta que eran el mismo, ambos se miraron sonrojados.

Siguieron el juego, el cual terminó en un tierno y bonito beso, hasta que llegó la pizza. Era una pizza enorme, la rubia la había pedido de jamón y queso en cambio el moreno la había pedidos de 4 quesos.

-Te doy un trozo de la mía?- le pregunta el chico.

-mhh... está bien, pero yo te doy un trozo de la mía también.- le contesta la chica.

Así que los dos se intercambiaron los trozos, Clàudia daría mini brinquitos por dos motivos, por lo buena que estaba y porque estaba ardiendo.

-Cuidado que quema...- dice Darío demasiado tarde.

-No si ya... ya me la he comido, pesto esta buena, me ha gustado.- le responde con una sonrisa.

-La tuya también.- le contesta el chico también sonriendo.

Llegaría la hora de pegar que era un dilema, Darío quería pagar todo pero Clàudia también quería pagar algo, hasta que el chico se enfadó.

-Que lo pago yo y punto! Soy tu novio y tengo todo el derecho a pagarte lo que quiera!- le dice levantado el tono de voz haciendo que todo el mundo se girara.

Finalmente la chica solo asintió con la cabeza, después salieron un silencio incómodo invadía el ambiente por culpa de la pequeña discusión.

De un momento para otro Darío se paro, la miro de arriba a abajo la cogió de los mofletes y le plantó un beso en los labios.

-No estoy enfadado solo que te has puesto un pesada pesada.- le dice el chico.

-Ya pero...- Clàudia no pudo acabar la frase ya que el moreno le pondría el dedo para que callará.

-Pero nada, no hay nada de que hablar.- le dice Darío.

Después de esa corta charla le cogería de la mano y seguirían el trayecto hasta llegar a casa de Clau.

-Nos vemos, hasta mañana!!- contesta el chico con una sonrisa.

-Gracias por todo, y que sepas que la próxima la pago yo!- le responde la rubia.

-Si... si, ya veremos.- dice mientras se va riendo.

La noche llega a su fin, los pensado en esa maravillosa cena.

𝐀𝐦𝐚𝐧𝐞𝐜𝐞𝐫 𝐝𝐞 𝐬𝐞𝐧𝐭𝐢𝐦𝐢𝐞𝐧𝐭𝐨𝐬Donde viven las historias. Descúbrelo ahora