Noche buena y navidad pasarían volando, cuando estas dos grandes fiestas pasaron Clàudia se le ocurrió la magnífica idea de ir pasear con su novio a -5 grados.
Ahí se encontraba Darío temblando de frío mientras esperaba a que su pareja saliera para así ir a la calle major.
Después de varios minutos saldría Clau del portal, el chico simplemente sonríe y empiezan a hacer su caminata ya que el bus pasaba muy tarde.
-Y como has pasado las fiestas?- pregunta Darío.
-Bien, muy bien y tú?- dice Clàudia.
-Yo también las he pasado bien.- responde el moreno.
-Me alegro.- contesta la chica con una sonrisa.
-Bueno... te quería dar un regalo, a ver, no es nada del otro y tampoco es un regalo físico. Además tendrás que esperar un poco para ello.- dice repentinamente Darío.
-Un regalo?! Para mi?!- chilla emocionada Clàudia.
-Así es, para ti.- dice mientras iba sacando un sobre del bolsillo.
-Toma.- le da el sobre de color azul.
Dentro del sobre había un papel el cual ponía: "No es un regalo físico, pero considero que es algo que te gustará mucho" y debajo de ese texto había una foto de una cafetería.
-Es una cafetería...- dice algo decepcionada la rubia.
-Pero acaba de leer amor.- responde el chico riendo un poco.
-Ahh...- entonces la chica continuó leyendo.
En lo otra parte de la carta ponía: "Un finde que tengamos disponible te gustaría ir a Barcelona a la cafetería de gatos?.-
-AAAAHHHH!!!! ME ENAMORAS MUCHO!!!.- grita saltando de alegría Clàudia, obviamente todo el mundo se giró confuso al escuchar ese chillido.
Darío solo se ría mientras ponía una cara de felicidad, cuando Clau se dio cuenta de que todos los estaba viendo paro de saltar y se incorporó de nuevo.
-Buah, buah! Muchas gracias!!!- habla la rubia mientras se abalanzaba hacia su novio para abrazarlo con fuerza.
-No hay de que...- dice un poco sonrojado Darío.
Cuando llagaron a la plaza se pararon para pensar donde querían ir y que hacer.
-Que quieres hacer?- cuestiona la chica a su novio.
-Emm... no se, lo que tu quieras.- dice el moreno.
-Vamos al Stradivarius? Es que el otro día vi unos lazos súper monos y me gustaría comprarme uno.- responde la rubia.
-Me perece bien.- contesta el chico.
Así que entraron a la tienda en busca de los lazos.
-Mira! Allí están.- dice Clau señalando una estantería llena de lazos de miles de colores.
-Anda, pues si son monos.- dice Darío.
-Te gustan?!- pregunta sorprendida la chica.
-Si, nose, están bonitos, que te sorprende tanto?- dice el moreno.
-Nada, nada...- responde mientras se agachaba para mirar los lazitos.
Es cuando en ese momento Clàudia encuentra un lazo blanco, cuando lo vio fue un flechazo en el corazón.
-Miraaa!!! Es precioso.- le dice a su novio mientras se lo enseña.
-Si, la verdad es que si, te quedaría muy bien.- responde Darío.
-Pues me llevo este.- contesta la rubia.
Así que se fueron a la cola para poder comprar el lazito.
La parejita se fueron a un banco, ya que Clàudia quería ponerse el lazo para ver cómo le quedaba.
-No tengo espejo.- dice la chica mientras rompía la etiqueta del lazo.
-Te lo pongo si quieres.- contesta el chico.
-Valee.- dice antes de darle la pinza.
Entonces Darío cogió dos mechones del pelo de su novia, los puso detrás y los ató con el lazo.
-Ya está.- afirma el novio.
-Queda bien?- pregunta Clàudia.
-Si.- dice Darío.
Después cuando ya se cansaron de estar sentado fueron a dar una vuelta para estirar las piernas.
Hasta que de un lado específico de la calle escucharon música navideña, así que se acercaron a ver qué pasaba y resulta que había un montón de gente bailando en un pequeña plaza.
-Quieres ir?- cuestiona Darío a su novia.
-Si!- responde emocionada.
Así que los novios se dirigieron a la plaza para bailar un rato.
(Imaginar que la chica lleva el lazo y que no hay nieve)
Todos los de la calle se los quedaban mirando con asombro y orgullo, ya que iban sincronizándoselo el uno al otro.
Cuando vieron que ya había muchas personas observándolos les entro vergüenza y pararon de bailar para ir se ya a casa.
-Mira el atardecer está precioso.- dice Clau señalándolo.
-Si...- contesta Darío.
-Le hago una foto y vamos para casa.- dice la chica sacando el móvil del bolsillo.
-Si, si... tú tranquila, no tengo prisa.- contesta el chico.
-Quieres hacer un corazón conmigo?- pregunta la rubia a su pareja entusiasmada.
-Como tú quieras.- responde con una sonrisa.
Después de la pequeña sesión de fotos se dirigieron para casa.
Como no el chico acompañaría a su amada hasta casa ya que estaba bastante oscuro.
-Nos vemos!!- dice Clàudia.
-Hasta mañana!!- dice Darío.
Y la quedada de la parejita acabaría aquí.