Al día siguiente, Clàudia estaba realmente cansada, pero se enteró de que habían abierto una cafetería nueva, así que no dudo en decírselo a su amiga.
El problema con el cual Clau no contaba es que Júlia estaba ocupada leyendo el libro de inglés, pero como a ella se la pelaba todo, se le dijo a su novio y fue igual a la cafetería.
17:30 de la tarde, Darío estaba delante de su portal temblando de frío, ya que estaban a una temperatura de 3° y digamos que el aire no era el mejor aliado.
Minutos después del portal, la rubia saldría del portal, bien abrigada. Un gorro, unos guantes y como no una bufanda bien calentita, el chico no pudo aguantarse la risa, ya que que su novia parecía una muñequita con toda esas capas encima.
-Que te hace tanta gracia?- le pregunta la chica.
-A mi? Nada, nada...- dice entre risas Darío.
-Si, si... lo que tú digas, pareceré tonta pero no tengo frío!- contesta Clàudia orgullosa por no pasar frío.
Empezarían a caminar dirección la cafetería, se notaba que era domingo, ya que no había ni un gato en el local.
-Que te apetece?- le cuestiona el chico.
-Mhh... churros con chocolate.- responde Clau.
-Vale, pago yo.- dice Darío.
-Mira que eres pesado.- dice Clàudia.
-Perdona? Ya te dije que compraría todo lo que necesitaras.- dice el chico mientras sacaba la cartera.
-Vale vale...- contesta la rubia.
-Eso si, puedes pedir tu? Ya sabes que me da vergüenza.- pregunta el moreno.
-Si, si... ya que lo pagas es lo mínimo que puedo hacer.- dice la rubia.
La camarera se acercaría a la mesa y les tomaría nota.
-Que querrá esta pareja tan mona?- les pregunta con una sonrisa simpática.
-Emm... unos churros, con dos chocolates calientes.- le responde Clàudia.
-Sin lactosa.- dice Darío.
-Como?- contesta la camarera.
-Que uno de los chocolates sea sin lactosa por favor.- vuelve a repetir Darío.
-Ahh, vale vale. De acuerdo, un santiamén lo tenéis.- responde la camarera.
Al poco tiempo llegaría la comanda, tenia una pinta increíble. Los dos empezaron a comer su merienda bien a gustito.
Acabarían de comer y Darío pagaría, después se irían. Nada más salir en la nariz de Clàudia caería algo de color blanco y frío, muy frío.
-Esta nevando?!- pregunta emocionada.
-Ya te gustaría a ti, estamos en Lleida no Nueva York.- le responde Darío riendo.
-No, no. Fuera bromas, creo que está nevando, acaba de caerme un copo.- dice la chica.
Los dos alzaron la mirada y se encontraron con la sorpresa de que estaba nevando.
-Esta nevando! Esta nevando!- dice Clau antes de coger a su novio del brazo y empezar a saltar de felicidad.
-Anda! Pues si es verdad...- dice el chico sorprendido.
Los dos comenzaron a caminar sin rumbo mientras los copitos iban cayendo sobre ellos.
Fueron a un descampado, el cual en vez de estar lleno de tierra estaba complemento de color blanco, por culpa de la nieve, en cuestión de segundos toda la ciudad ya estaba llena de copitos.
-Neva súper rápido.- dice Clàudia.
-Y que lo digas, no han pasado ni 5 minutos y ya está todo blanco.- contesta Darío.
-Ahora te haré una sorpresa.- le dice el chico.
-Que? Que me harás?- pregunta con curiosidad la chica.
-Ahh... ya verás, cierra los ojos que tardaré poquito.- le contesta el moreno.
-Valee.- se tapa los ojos con las manos procurando de no ver nada.
Darío empezaría a hacer su "obra de arte", una vez ya acabada se pondría delante de ella para que no la viera Clàudia.
-Y la sorpresa?- cuestiona la rubia.
-No se, no se.- dice Darío aguantándose la risa.
-Vaaa venga! Seguro que lo tienes detrás.- responde Clau.
Entonces el chico se apartó y dejar ver su sorpresa.
-Tu y yo.- le dice con una sonrisa.
-Ooowww! Mira que eres mono!- le dice antes de tirarse sobre él y abrazarlo con fuerza.
-Ahora que he visto lo muñequitos, quieres hacer uno grande?- le pregunta Clàudia emocionada.
-Si, me parece buena idea.- le contesta Darío.
Así que los dos se pusieron manos a la obra, hicieron tres bolas bien grandes para ajuntarlas y así tener la base.
Le colocaron como brazos palos y como ojos y boca piedrecitas.
-Le falta algo no?- dice la rubia poniéndose la mano a la barbilla.
-Si...- dice imitando el mismo gesto que ella.
-Gorro! Guantes! Y bufanda!- dice la chica.
-Yaa... pero no tenemos nada de eso.- le contesta Darío.
-Si eso mañana volvemos con el gorro, los guantes y la bufanda y se lo ponemos.- le responde Clau.
-Crees que estará?- cuestiona el chico.
-No se, vale la pena intentarlo.- le dice Clàudia.
-Entonces hasta mañana!- Dice Darío.
-Hasta mañana!!- Dice Clàudia.
La pareja se despediría y el muñequito se quedaría esperando a su regreso.