Los días pasarían, todo el mundo estaba revolucionando, ya que cada vez quedaba menos para acabar el trimestre. Hoy por suerte era jueves, unos de los días más soportables de la semana, iban entrando todos en clase hablando de sus cosas.
El profe vendría y rápidamente callaron, ya habían acabado todos las unidades pendientes así que se pasaron toda la hora cascando.
-Toma.- le dice Clàudia a su amiga.
-Y eso?- le pregunta curiosa Júlia.
-Un trozo de pastel.- le responde con una sonrisa.
-Anda, que bien, tiene buena pinta. Aunque no me creo que lo hayas hecho tú.- contesta la morena riendo.
-Como que no!? Eso me ofende de tu parte, eh.- dice con tristeza falsa la rubia.
-Digamos que cocinar no es tu pasión... así que dime, quien te ha ayudado?- cuestiona realmente curiosa Júlia.
-Vale..., lo hice con Darío.- responde la chica.
-Lo sabia! Lo sabia!- dice la morena.
-Bueno te lo comes o que?- dice ya cansada de ver el pastel en la mesa.
-Si, si... ya voy, espera que son sólo las 9:00, digamos que un trozo de pastel no es lo que más me apetece.- contesta mientras va cogiendo el trozo.
Las horas pasaría y llegaría última hora, tutoría. En el día de hoy tocaba seguir hablando sobre el festival.
La idea sobre la navidad en la edad medieval seguía en pie, así que fueron a la sala de actos para practicar el baile.
-Los dos reyes que se pongan en medio, tienen que destacar.- dice la profe mientras señala.
Así que Clàudia y Darío se pusieron donde tocaba, entonces pusieron la música y empezaron a bailar todos juntos.
El baile constaba con 3 partes, la primera era como un mini teatro, la segunda bailaban todos juntos y en la última solo bailaban los reyes.
-Pero juntaros más que sois novios!- grita David.
Tenía razón, mientras bailaban apenas se tocaban.
Así que Darío hizo caso y la cogió de la cintura con suavidad para después sonreírle.-Así mejor?- pregunta Darío.
-Así si!- vuelve a gritar David.
Y siguieron bailando y bailando, hasta que sonó el timbre. Mientras Clau bajaba las cortas escaleras del escenario se entrepunzó, pero por su suerte tenía a su novio detrás así que todo se quedó en un susto.
-Estás bien?- pregunta preocupado el chico.
-Si, si... tranquilo.- responde despreocupada la rubia.
-Entra tanto bailar y eso, estoy algo mareada.- dice entre risas.
-Normal, normal.- contesta también entre risas.
Después salieron del recinto para irse cada uno a su casa, para la sorpresa de la chica el chico hoy también iba caminado así que fueron juntos.
En el camino mientras hablaban, Clàudia escucha un ruido muy agudo, como de un gato. Al principio no le da importancia hasta que Darío dice que escucha lo mismo.
Así que ambos se acercaron del sitio donde provenía el ruido, para sorpresa de los dos había un mono gato maullando.
-ALAAA!!! ES SÚPER MONOO.- chilla Clau emocionada.
-Shh, no grites, lo vas a asustar.- dice Darío riendo.
-es verdad, perdón...- le responde mientras se agacha para ver mejor al animal.
El gatito era de color negro, el chico no se lo pensó dos veces y cogió al animalito en brazos para llevárselo.
-Q-que haces?- pregunta Clàudia confusa.
-Se le ve en mal estado, igual es mejor llevarlo al veterinario.- le responde Darío mientras acomodaba el gato en sus brazos.
-Pero somos menores.- contesta la rubia.
-Tenemos 16 años, no nos pueden decir nada, somos suficientemente mayores.- dice el moren.
-Vale, vale...- responde la chica.
Y eso hicieron, se dirigieron al veterinario más cercano de la zona. Una vez ya allí dieron el animal y le empezaron a dar todos sus cuidados.
Le pusieron un chip y todas las vacunas, pero ahora solo había un problema los gastos. Ninguno de los dos llevaba un euro encima, así que cuando vieron a la enfermera estaban cagados por el precio.
-Al ser la primera visita es gratuita.- les dice la chica ofreciéndoles el gato.
Un suspiro de alivio salió de ambos, habían tenido mucha suerte, volvieron a coger el gato y se fueron.
-Quien se lo va a quedar?- cuestiona Clau preocupada por el futuro del animal.
-Me lo quedaré yo, tranquila.- contesta Darío.
Llegan al portal el chico, pero Clau no quería dejarlo solo con el gato, quería pasar más tiempo con el animal y su novio.
-Puedo subir?- pregunta la chica con puchero.
-Tienes suerte de que no hay nadie, venga sube.- contesta con una sonrisa.
Llegaron al piso, entraron y dejaron al gatito en un sitio cómodo, ya que solo era un bebé. Mientras el gato estaba allí quieto ellos se fueron a comer.
-No le vendría mal una ducha igual.- dice Darío mientras limpiaba los platos.
-Lo bañamos?- cuestiona la rubia.
-Si.- responde el chico antes de ir a buscar al gato.
Eso hicieron, fueron al baño. Pusieron el animal en la pica con agua bien calentita y champú.
Pasaron un buen rato, hasta que quedó bien limpio. Olía de maravilla, un olor a vainilla impresionante, y como un no, Clau no pudo evitar hacer una foto al gatito.
Llegaría la hora de irse, así que la pareja se despidió con un beso, y como no había favoritismo la rubia también le dio un beso al gato.