⚠️Este capítulo posee contenido sexual, material no acto para todas las edades y se recomienda discreción ⚠️
Luego de cenar y beber un par de copas, la fiesta dio inicio.
Clarissa estaba algo triste por haberse perdido la parte de los discursos, ella había oído a muchos de los chicos practicar desde hace mucho tiempo.
— ¿Quieres bailar?
Los ojos de ambos se volvieron a encontrar, el sonrojo volvió a su rostro al rememorar lo de hacía un rato atrás, aún así Clarissa asintió encantada.
— ¿Están juntos de nuevo?— Preguntó Marie Anne a su hijo, quien también observaba a la pareja moverse lentamente en la pista.
— Espero que sí.
— ¿Es muy fuerte aquello? ¿La impronta?
— La impronta es... es tu punto de gravedad, mamá, es tu fortaleza y tu debilidad, toda la vida de un lobo gira en torno a su impronta.
— Pareces saber lo que se siente.
Jack deslizó su mirada por el salón hasta donde su impronta fruncía el ceño mientras veía hacia la pista.
— Sí, yo... la encontré.- Admitió.
— ¿En serio? ¿Quién es? ¿La conozco? ¿Ya están saliendo?
Jack sonrió con tristeza recordando las palabras de la chica.
— Sí... ella no quiere saber nada de mi, mamá.
***
Clarissa cayó rendida en su cama, aunque Jacob había preguntado si podía pasar esa noche con ella no había insistido cuando ella se negó.
Se sentía mal, eso era seguro, y luego de las palabras de la impronta de su hermano aquella realidad había tomado fuerza.
Ella sola se lo había ganado, en realidad, si lo viera desde afuera hubiera dicho lo mismo que dijo Megan.
¿Estaba tan mal enamorarse? Porque sí, se había enamorado desde el primer momento de Seth y este, siendo su primer amor, había calado tan profundo que dolía, mientras que Jacob llegó envuelto en un remolino en el que a pesar de haberle dañado notablemente ella no quería escapar.
En aquel momento deseó no ser un cambia formas, no sufrir la maldición de la impronta, así, estaba segura, hubiera tenido una relación larga y feliz con Seth, porque ella jamás miraría al lado teniendo a aquel chico con ella, pero no, los ancestros había planeado algo mucho más macabro, había encontrado a su impronta en Jacob, que había sido el super héroe de Seth en su niñez y ella había sido la culpable de romper la amistad.
Luego de desmaquillarse y ponerse un pijama se acurrucó en su cama deseando quedarse ahí para siempre.
Las siguientes dos semanas se la pasó encerrada en casa, saliendo ocasionalmente a deambular en su forma lobuna junto a su hermano, quien se encontraba en las mismas condiciones, ambos habían perdido mucho peso y masa muscular, además de apenas ser capaces de comer y dormir.
Aunque había algo que le hacia agitar su corazón, cada mañana despertaba con un ramo de flores del otro lado de su cama.
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