16. LLAMADO DE EMERGENCIA (2/2)

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Miranda:

Apenas había dejado al arácnido en la ducha, fuí a buscar el equipo médico para atenderlo, estaba preocupada. Era la primera vez que lo veía así de vulnerable, tenía que mantener la mente fría y seguir el protocolo que siempre me impongo a la hora de lidiar con un paciente.

- Miranda, en tu reloj tienes el listado de observación de síntomas.- informa la dama de vestimenta amarilla.

- Gracias Lyla.

Decidí llevar el equipo al cuarto de baño, tenía que hacer dos viajes para llevar las cosas y dejarlas en el tocador, aún veía al grandote en aquella ducha sentado y mirando al piso, no sabía si se había dormido o sí estaba meditando.

¿La máscara no lo sofoca?

- ¿Puedes respirar bien?- le cuestiono, a lo que recibo cómo única respuesta un simple "sí".

Me acerco a él para cerrar la llave de la ducha. Algo que no le terminó agradando porque me había gruñido.

- No me gruñas, sabés que debo atenderte, además tienes clavado un par de cristales en la espalda que debo remover, desinfectar y suturar- Le menciono mientras me dirigía a su habitación, esta parecía simple pero elegante de color blanco con azul marino, la gran cama de tamaño King con una gran cobija blanca, los estantes, un enorme armario y el televisor. Aún visualizaban los rastros de sus garras por las paredes y los muebles.

Ahora que lo pienso... ¿A qué venía?

Ya había llevado todo al baño pero sentía que faltaba algo.

- Las toallas, están aquí adentro, no hay necesidad de buscar en la habitación - menciona el mayor en voz alta.

- ¡Okey!- respondo entrando al baño.

Creo que le incomoda que vea su habitación.

- Están en esos cajones.- señala el mayor, al enorme tocador - sólo coloca tu mano en la cerámica blanca y se abrirán- responde con dificultad.

Hago lo que él me dice, posando mi mano sobre el tocador, cómo resultado este termina sacando unos cajones junto con el sonido de un "CLICK".

- Qué moderno- susurro, tomando un trío de toallas - Ya tengo todo preparado- Me dirijo al mayor que aún seguía sentado, parte de la sangre ya se había ido gracias al agua, sólo quedaba por retirar los cristales y suturar sus heridas, iba a ser pan comido.

Lo único que sería difícil era que él diera de su parte para quitarse el traje, aunque sea la parte superior.

- ¿Puedes levantarte sin sufrir ningún mareo?- pregunto entregándole una toalla.

- Creo que sí.- el mayor se levanta apoyándose de la pared de la ducha - Mierda...- se estaba tambaleando, me acerco para ayudarlo, pero lo impide colocando su brazo para mantener distancia.

- No eres de acero araña- menciono cruzandome de brazos.

- Sólo dame unos segundos...- Responde.

- ¿Sabés qué? Al carajo tu orgullo- lo tomé del brazo para sacarlo de la ducha, él estaba apunto de oponer resistencia hasta que se tambaleó, lo escuché maldecir por lo bajo, cosa que me dió gracia. Lo llevé a la tina para que se sentara en una de las orillas - Quédate quieto - le digo, tomando una toalla para secarlo con sumo cuidado, sin la intención de tocar sus heridas - Que traje tan extraño- susurro,  comenzando a tocar los huecos del mismo que se encuentran en su pecho - necesito que te quites él traje, por lo menos la parte superior para curar tus heridas -

Mereces Ser Felíz.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora