Decidí que lo mejor que podía hacer en estás circunstancias era escapar: me subiría al tren pero no iría a la estación que tengo programada sino a algún otro lugar con cualquier persona que me acepte o bien, podría vivir en la calle.
Con todos los niños apresurados por encontrar un puesto vacío para poder viajar cómodamente, empecé a correr tratando de alcanzar a algunos cuantos y al ver que dos de ellos iban a entrar a uno de los vagones suponiendo que estaba vacío los empujé para que no pudieran entrar.
Planeaba sentarme a toda prisa cuando vi que estaba ocupado por un chico rubio de ojos azules que parecía tener unos 15 años, a su lado una niña chiquita que aparentaba 8 años pero con el tiempo sabría que en realidad tenía díez, su cabello era castaño oscuro y corto, y me di cuenta que sostenía un oso de felpa de color gris fuertemente, como si le recordara a casa. Al frente de ella se encontraba un chico que miraba por la ventana sin ninguna intención de voltear a ver quién había entrado, así que sólo pude ver su cabello negro. Por último, a su lado había una chica de cabello castaño mucho más oscuro que el de la pequeña y sus ojos tambien eran azules. Se parecían tanto que no fué difícil deducir que eran hermanos.
-Hola-saludé descaradamente con mi mejor sonrisa, agitando tímidamente mi mano sin querer parecer grosera ante mis nuevos compañeros de viaje.
La niña más pequeña fue la que respondió primero mi saludo, luego preguntó por mi nombre.
-Me llamo Valentine- mentí, a pesar que había muchas personas con mi nombre real no quería que tuvieran la más mínima idea de quién era yo, no quiero asustarlos.
-Yo soy Lucy- me dijo con un toque de alegría, tal vez pensando que había ganado una nueva amiga.
-Lindo nombre.- sonreí.
-Igual el tuyo. Fingiendo estar distraída esperando una invitación a que me sentara y al ni recibirla por parte de nadie, queriendo parecer un poco educada pregunté: -¿Hay espacio dónde me pueda sentar? Todo está muy lleno y está vagón parece algo grande.
-Por supuesto, no hay problema-respondió el chico rubio quien parecía ser el mayor de todos y me hizo un espacio a su lado para luego presentarse y extenderme su mano.-Soy Peter.
-Mucho gusto.
-Y yo Susan- sonrió y pude ver la sonrisa más linda que jamás había podido mirar ¿Podría mi madre haber tenido una sonrisa como aquella?
-Un gusto.
-Ah, y el niño gruñon-señalo al chico de la ventana- se llama Edmund.-El recién nombrado rió sarcásticamente ante tal presentación pero no giró a vernos.
Pasado poco tiempo, tratando de quebrantar ese incómodo silencio que había surgido, pregunté por su lugar de llegada, pensando que tal vez podría quedarme con ellos si se lo pedía con amabilidad.
-A la casa de un profesor reconocido-respondio Peter.
-No hacía falta el reconocido, ¿Sabes?- bromeó Susan tratando de molestar un poco a su hermano.
-¿Profesor?- pregunté para que no se perdiera el verdadero hilo de esta conversación.
-El profesor Kirke.
-¿Digory Kirke?- pregunté con entusiasmo el cual después quise apaciguar pero ya era demasiado tarde.
-¿Lo conoces?
-Sólo sus historias, son fantásticas.
-¿Lees?-preguntó Susan con un discreto entusiasmo.
-Me encanta hacerlo.
-Perfecto, otra Susan-bromeó Peter, a lo que las tres mujeres reímos.
-¿Y tú a donde te diriges?- pregunta Lucy. Y he allí el falló a mi plan, en realidad no sabía decirles que la más grande posibilidad es que me podría juntar con ellos y ver qué pasaba con mi destino.
Tratando de inventar una excusa creíble, les dije que también me dirigía al mismo lugar lo que justificaba mi comportamiento inicial sabiendo que se dirigían al mismo sitio que yo. Ellos recibieron la noticia con alegría y decían que era bueno tener alguien externo con el que podían conocer y pasar el tiempo.
En medio de toda esa conversación, al detenerse el tren en una de sus paradas, podía observar como todos los chicos bajan uno por uno, nerviosos y asustados, listos para que sus familiares los recibieran entre abrazos y besos. Quería que alguien me recibiera de la misma forma, unos tíos junto con unos primos dándome la bienvenida a su hogar, pasando el resto de los días jugando con ellos en el jardín y ayudando a la tía en lo que fuese necesario.
-¿Qué estás leyendo?-le pregunto a Susan tratando de disipar esos pensamientos de mi mente.
-La invencion de Hugo Cabret- me respondió cortante queriendo transmitir que no quería ser interrumpida.
-Hasta ahora ha sido mi libro favorito, pero no me lo he terminado de leer.-Así fué como llamé por completo su atención.
-Yo te lo presto, la verdad ya me lo he leido muchas veces.-ofreció entusiasmada de nuevo con esa hermosa sonrisa.
Quería agradecerle, pero eran muy pocas las veces que lo había hecho y decir esa clase de palabras me hacía sentir un poco vulnerable. Sin embargo, salvada por la campana escuchamos decir:
-Todos los que tengan la parada 024 porfavor bajen del tren con sus maletas.
-Bueno, vamos-ordenó Peter bajando las cosas de cada uno. -¿Y tú equipaje?
No podía creer que hasta el momento no lo habían notado. Así que inventé la excusa de haberla dejado en casa por ser muy distraída pero que mi madre me obligó a irme de todas formas. En ese momento puedo ver una vez más el tierno corazón de Susan Pevensie, quién ofreció a prestarme ropa hasta que se pudiese solucionar mi problema.
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El secreto de Narnia: El león, la bruja y el ropero. [ C O M P L E T A ]
FanficEDMUND Y TU ______ es una chica huérfana y es considerada una de las mejores ladronas juveniles de la época, esto se debe a las terribles circunstancias en las que vive: no vive con alguien que la cuide, tiene tan sólo trece años y su país está en...