BAILES Y PROFECÍAS

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-¿Qué haces?

Mi cara estaba a centimetros de la suya. Sin importar nada sonrió. Seguía sin entender, quería hacerlo pero el sólo dijo:

-Tienes unos lindos ojos.

Esa frase se pasaba por mi cabeza una y otra vez.

Tienes unos lindos ojos ¿Por qué dijo eso?

Tienes unos lindos ojos. ¿Podrías repetirlo hasta que me muera, por favor?

Yo le sonreí en forma de agradecimiento. Trataba de decírselo pero incluso con él las palabras no salían.

-Gracias. Se dice gracias.-me sonrió. Sentía algo inexplicable: alegría mezclada con euforia y esperanza.

-Han echo bien-dijo Salgan sacándonos de nuestra burbuja. Me refiero a todos ustedes-me miró.

Gracias.

                                  ***

El tiempo pasó. Todo estaba en paz y los Narnia-nos celebraban todos los días, cada noche, pero no había un baile. Estaban esperando para la coronación, todos respetaron eso.

¿Será así cuando termine la guerra en Londres?

Nos encontrábamos en el palacio de Cair Paravel. Todo era enorme y bonito. Para ser sincera nunca había estado en un palacio: había muchas habitaciones, un gran comedor y muchos salones. Y por supuesto, un hermoso jardín al que frecuentaba.

En este momento me encontraba en el  salón de los tronos. Ya podía imaginarme todo.

-¿Cómo se sentiría ser reina?-Esa pregunta inundaba mi mente constantemente. Sin pensarlo me senté en el trono que iba ser coronado Edmund.

-Sería una buena reina, la mía.- Edmund apareció de la nada y dijo esas bonitas palabras.-Lo serás siempre. 

-Lindo trono. Serás un gran rey.

-Lo seremos. No hablo de mis hermanos. Quiero que reines conmigo para siempre.

-No. No puedo, jamás sabré quien soy.

-Te ayudaré. 

Fui directo a los brazos de Edmund. Amo esa sensación. Una vez dije que me sentía protegida en los brazos de Peter, pero en los de Edmund era algo diferente: protección, calidez, el amor que jamás experimenté con nadie.

Levanté la vista para verle la cara y en ese preciso momento nuestros labios chocaron. Estábamos besándonos. No sabía en que pensar.

Nos separamos. Sentí miles de mariposas. No dijimos nada, sólo nos mirábamos.

-Hey, Edmund...-llegó Peter a la escena y todo el romance se esfumó.

-¿Si?-volteo a verlo pero yo no podia dejar de mirarlo.

¿Qué esta pasando conmigo?

-Te necesita...

-Oh si claro, ya voy-me vio, me guiño el ojo y se fue.

Yo sólo etaba ahí, como una boba, mirando la puerta después de su partida.

-¡Al fin!-gritó Susan apareciendo de la nada de un lado de la habitación.

-¿Qué?-respondí sorprendida, dando un salto para atrás por el susto.

Definitivamente todos ellos son hermanos.

-¡Ustedes dos son novios!

Si hubiera alguien más aquí, lo cual asumo que no es así, le hubiera tapado la boca. No podía decir cosas así como así.

-No somos nada.-Respondí rápidamente. 

-Pero quisieras-me señaló con un dedo complice y una mirada pícara. 

-No.

-¿Entonces por qué se besaron?

No supe que responder. Primero debía hablar con mi enamorado al respecto, como le dice Susan. Pero después de lo sucedido no hablamos por dos días.

Una mañana desperté asutada. Mi sueño consistia en la bruja blanca, también estaba Aslan junto con un bebé, al final estaba yo.

Miré mi habitación detenidamente. La luz del sol entraba, el invierno había acabado hace mucho y la primavera prevalecía en el reino. Hoy era el día de la coronación.

-Por la reina Lucy, la valiente-empezó Aslan. La niña sonrió y le entregaron su corona: era de flores talladas de plata.

-Por el rey Edmund el justo.-A él también le dieron una corona de oro con unos diamantes incrustados en ella.

-Por la reina Susan, la benevola.-Esa palabra la describía a la perfección. Su corona era igual a la de Lucy, se veían muy lindas.

-Por el rey Peter, caballero y Monarca de Narnia.-Dicho esto le pusieron su corona.

Todos gritaban sus nombres, sentí la mirada de Edmund en mí y así duramos por un buen tiempo hasta que inició la fiesta, por supuesto, sin decir palabra alguna.

Estaba escuchando la dulce melodía que me acordaba de mi primer día en ese lugar. Me encontraba  tomando un poco de jugo de manzana, uno de los más refrescantes.

Aslan se acercó a dónde yo estaba. Le sonreí diciéndole:

-Te lo dije Aslan, no soy importante y está bien de ese modo.

-No todo ha terminado, tuviste un sueño, ¿No es así?

Que directo. Me gusta.

-Si, lo tuve. Pero era raro, la bruja blanca...

-Peleamos por tu libertad.

Dejé que continuará sin ninguna intención de interrumpir. Estaba muy confundida.

-La última humana reina en Narnia al declarar que estaba embarazada hubo muchos enemigos que querían acabar con la vida de toda la realeza, pero yo le prometí que esa bebé sobreviviría. Que sería la que llevaría la paz o la destrucción a este mundo, lo que ella eligiera pero tendría el poder de hacerlo.

Comenzamos a movernos a un lado del salón saliendo a una terraza, así estaríamos solos los dos, no quería que nadie supiera por el momento y él pensó lo mismo.

-La bruja se enteró de esto. Por eso mató a los reyes. Ellos me la dejaron cargo y te cuidé hasta que comprendí que lo mejor era enviarte a otro mundo. Pero era muy tarde, ella vino y arrebató.

Todo parecía estar en su lugar y aún así tan irreal.

-Peleamos hasta que logré vencerla. Mi plan era que nadie te hiciera daño por lo que no te puse con una familia de renombre. Sabía que regresarlas porque era tu destino. Te iba a regalar un don cuando me di cuenta que la bruja también lo había hecho, quería usarte como un arma sabiendo lo poderoso que es ser un humano.

Así era como decidiría sí hacer el bien o el mal.

-De ese modo dicté una nueva profecía:La hija de la oscuridad que al tiempo es la hija de luz dará vida o muerte, según su destino y ganará el trono de su madre y toda su decendencia. Cada año ella vendrá, no siempre de carne y hueso, pero  encontrará la forma y un día estará con nosotros, hasta que las estrellas caigan del cielo.

¿No de carne y hueso? ¿Mi alma visitó  Narnia alguna vez? ¿Mi mente?

-Tu madre no es esa reina. Ella fue incapaz de tener hijos y erró al no creer en su destino. Contactó a la bruja blanca para que le diera un descendiente, con cualquier condición. La reina te dio a luz pero tú verdadera madre es...

El secreto de Narnia: El león, la bruja y el ropero. [ C O M P L E T A ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora