Capitulo 4

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Estiro el brazo cuando escucho el sonido de la alarma, lo apago y me vuelvo a quedar dormida, pero no tarda en volver a sonar, así que con pereza me levanto de la cama dejando la comodidad y suavidad de ella.

Me desprendo de mi ropa y me meto a la ducha donde me tomo mi tiempo, coloque la alarma a las cuatro para no estar corriendo apresurada para llegar a mi vuelo.

Me visto con la ropa que deje tendida a los pies de la cama antes de ir a dormir anoche, que consta de un buzo gris con una camiseta blanca y un polerón grande y holgado. Combino el atuendo con unas zapatillas blancas.

En mi cabello me hago dos trenzas dejando uno que otro mechón suelto.

Detrás de la puerta de mi habitación tengo colgadas algunas mochilas de viaje. Cojo la de color blanco con dorado y guardo los documentos falsos, ya que por seguridad dejare los verdaderos acá, guardo también mi billetera, el ticket de vuelo, mis audífonos, el gas pimienta y la laptop.

Hago mi cama y dejo ordenada la habitación.

Salgo del cuarto y camino hacia la cocina para prepararme una taza de café y unas tostadas.

Tomo asiento en el sillón y reviso la hora en el celular, aun me quedan tres horas para que salga mi vuelo, así que con tranquilidad tomo desayuno mientras veo televisión.

Me paro a dejar los trastes y no me sorprendo cuando veo a Charlotte mirándome desde el pasillo.

— ¿Creíste que te ibas a ir sin despedirte? — se acerca abrazarme, un abrazo que recibo gustosa —No sabes cómo te extrañare maldita— hace un puchero y finge secarse una lágrima. Sonrió con los labios cerrados. No sé qué haré sin ellas por tanto tiempo.

—Claro que me iba a despedir, nunca me voy sin decir adiós— aseguro dejando un beso en su mejilla. 

Mi mirada se desvía a la habitación de Aria, encontrándola de pie en el marco de la puerta secándose una lágrima. Me separo de Lottie y me apresuro a envolverla en mis brazos.

—Me tienes que llamar todos los días y contarme todo lo que ocurra en Boston— dice en medio de un sollozo. No nos hemos separado desde que volví hace casi un año, si antes éramos inseparables ahora lo somos mucho más.

—Te llamare todos los días Ari, te lo prometo, además en auto son tan solo son tres horas de viaje y en avión una hora, no estamos tan lejos — le prometo abrazándola con más fuerza.

—Quien las viera, las amazonas Wright, las mujeres más temidas de la central llorando porque Keira se va por unos meses— habla Charlotte rompiendo el momento sentimental.

—No seas celosa, ven aquí y abrázame— le digo estirando una de mis manos en su dirección.

Se acerca a nosotras uniéndose al abrazo.

El corazón se me comprime en el pecho, me es difícil separarme de ellos, porque no son simplemente mis amigos, son la familia que yo escogí.

Va a hacer extraño el no despertarme con los gritos de Jennifer diciéndonos que nuevamente esta todo desordenado, o no llegar a la oficina de tenientes y tener encima de la mesa los postres que Ari preparo y conversar con las chicas mientras nos los comemos. Extrañare torturar a los soldados junto con Mason, las salidas con Noah e inclusive al molestoso de Alex, hasta creo que extrañare los ruidos raros provenientes de la habitación de Andrea por la noche, pero por sobre todo los momentos con mi hermana, recuerdo las incontables noches en las que me pasaba a su cama en la madrugada por las pesadillas que me despertaban.

Me separo de ellas lentamente, ya es tarde y debo de ir hacia el aeropuerto y el taxi que pedí hace un rato ya debe de estar por llegar.

—Ya me tengo que ir— aviso depositando un beso en la coronilla de cada una.

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