Capitulo 15

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La cabeza me late dolorosamente y estar boca abajo lo empeora, siento la sangre corriendo por mi frente. Estoy aturdida, pero intento recomponerme; he recibido peores golpes. Esto no es nada, no cerraré los ojos.

Giro el rostro para mirar el asiento que tengo a mi lado y encuentro a Jayden inconsciente. Vuelvo a concentrarme en salir del coche, así que me desabrocho el cinturón cayendo de golpe en el techo del auto. Me muevo adolorida, sintiendo un dolor punzante en la espalda. Rápidamente me reviso, asegurándome de no tener ningún hueso roto ni perforaciones en el cuerpo, pero todo está bien, tan solo tengo la herida en la frente que no es profunda.

Trato de abrir la puerta, pero esta atascada, por lo que, empiezo a patearla para que se abra, usando todas mis fuerzas y luego de unos segundos cede.

Salgo del auto y me estiro, escuchando el crujir de mis huesos. Me asomo a ver a los demás, todos se encuentran en el mismo estado que Jayden. Distingo uno que otro corte en sus rostros, pero nada grave.

Camino hacia donde están los otros, que a diferencia de nosotros no están de cabeza. Cuando estoy por llegar al auto, veo a dos hombres armados rondando el lugar.

En sigilo me acerco a ellos.

—Más les vale que no me vaya a quedar una cicatriz— hablo captando su atención. Se voltean en mi dirección, apuntandome con sus armas —Eso no es un juguete para niñitos.

Escucho como uno de ellos le quita el seguro a su pistola sin dejar de mirarme con precaución.

Esbozo una sonrisa torcida.

—¿Saben? Siento que disfrutaré esto.

Doy un paso hacia ellos, dejando las armas que me apuntan a solo centímetros de mi cuerpo. Ninguno de los hombres habla, pero si veo como uno de ellos está por apretar el gatillo, así que me adelanto y pateo la pistola arrancándosela de su mano y haciendo que caiga lejos. El otro tipo trata de repetir lo que su compañero intentó, pero los segundos en que se demora en reaccionar y quitarle el seguro al arma los aprovecho para arrebatarle la pistola y apuntarles con ella.

—Lo sé, están pensando que ustedes son dos y yo solo soy una, que será fácil matarme y así seguir con lo que sea que intentaban hacer, pero les aseguro que no soy fácil de matar, si quieren pueden probarlo.

Extiendo ambos brazos, invitándolos a intentar golpearme o quitarme la pistola, pero solo se miran entre ellos, desconcertados por mi insinuación.

Ruedo los ojos aburrida y vuelvo apuntarles.

—Será mejor que me digan quienes son y quien está detrás de esto porque les juro que se me está acabando la paciencia— advierto rigorosa.

No responden, así que me lanzo sobre ellos. Golpeo por la zona de la rodilla a uno de ellos haciendo que caiga mientras que al otro sujeto le doy un golpe en la mandíbula con el mango de la pistola. El que estaba en el suelo vuelve a levantarse para propinarme un puñetazo, pero giro en mi eje evitando el golpe y ocasionando que el puño impacte en su compañero y termino rematándolo con un disparo en la pierna para imposibilitar sus movimientos.

—No los quiero muertos, vivos es como me sirven.

Intento acercarme al otro tipo para conseguir detenerlo, pero no he dado un solo paso cuando veo como cae al suelo y comienza a convulsionar, botando espuma por su boca y luego sangre.

Me giro a ver al otro sujeto y me apuro a su lugar al ver su intención de repetir la acción de su compañero. Forcejeo con él, intento detener sus manos, pero es más fuerte que yo, por lo que utilizo la herida que le hice en la pierna para desestabilizarlo y aprovechar la oportunidad para abrirle la boca y arrancarle la muela que contiene la pastilla que provoca las convulsiones.

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