Liam

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— ¡Carajo! — maldigo cuando una caja que estaba en la parte de arriba del armario se cae al suelo.

La recojo y guardo el par de zapatos que se salieron de ella e intento volver a acomodarla en donde estaba, pero por más que lo intente la caja se vuelve a caer provocando que vuelva a maldecir.

—¡Hey! Calma, parece que estas un poco encabronado— me dice Nick ayudándome a guardar la caja en el closet.

Resoplo frustrado y me acerco a tomar asiento en la cama.

—¿Qué te pasa?

—Nada.

—Dale, es obvio que algo te ocurre, siempre estas encabronado, pero hoy te superas.

Lo miro y está ahí de pie frente a mí esperando una respuesta, y conozco muy bien a Nick, básicamente desde que éramos críos y sé que no dejara de joder hasta que le diga el motivo de mi mal humor.

Es esa chica.

Esas tres simples palabras hacen que comprenda todo.

—Así que estas así por lo de esta tarde. Hermano, lo que ocurrió no fue más que un simple mal momento.

Lo miro con una ceja alzada.

—¿Un mal momento? Esa tipa me ridiculizó frente a todos— comento con enfado.

El solo hecho de recordar el suceso en la cafetería me hace volver a sentir la ira que experimente en ese momento. Jamás en todos estos años alguien tuvo la osadía siquiera de contradecirme, saben quién soy, saben en qué rango me encuentro, uno muy superior al de ellos, pero esa tipa, que no se ni de donde salió vino con su estúpida valentía y altero todo.

—Lo olvidarán— me asegura.

Camina hacia el closet en busca de un bañador. En una hora nos iremos a la fiesta que se realiza en la playa Revere, la cual se hace todos los años para celebrar el inicio de año.

Intento creer en su palabra, pero ambos sabemos que nadie lo olvidará, porque lo que sucedió lo cambia todo, cambia las reglas que impuse apenas pise la universidad y, por ende, deberé de volver a poner todo en su lugar.

Pero dejando de lado todo el encabronamiento, debes de admitir que cuando te tiro el jugo encima, tu cara fue digna de ser retratada. A mamá le encantará escuchar la historia.

Lo fulmino con la mirada.

Ni se te ocurra.

Chista mirándome con apatía antes de ingresar al baño para cambiarse de ropa. 

Nick es una de las pocas personas que permito que me vean afectado, y a la cual le puedo contar las cosas que me suceden, y solo por el hecho de que nos criamos prácticamente juntos, nuestras madres eran mejores amigas desde el colegio y así se mantuvieron por varios años, tan fuerte eran sus lazos que la madre de Nick es mi madrina y mi madre la de él.

Me vuelvo a tirar en la cama y dejo que mi mente divague, pero al parecer mi mundo en estos momentos solo se centra en ella. La verdad es que la primera vez que la vi, sus ojos grandes de color verde captaron por completo mi atención, su rostro delicado como si alguna divinidad la hubiese tallado con esmero me descolocó, y es que tiene unos labios carnosos de un rojo natural que te atrapa y una nariz respingada bellísima que encaja en su rostro a la perfección, pero a pesar de su irreal belleza no puedo fijarme en ella como me fijo en las demás mujeres con las que estoy, y es que hay un factor en común entre todas ellas, y son sus cuerpos voluptuosos, y por lejos se nota que esa chica no lo tiene.

—Ya estoy— la voz de Nick me saca de mis pensamientos.

Me levanto de la cama y salimos de mi habitación bajando al salón donde se encuentra Michael con Olivia comiéndose la boca a besos, mientras Jayden esta recostado en el sofá leyendo.

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