Capitulo 25

3 0 0
                                    

 Han pasado alrededor de dos semanas desde que me escribió mi acosador, lo cual me ha tranquilizado ya que no me ha vuelto a escribir.

Después de trabajar en el instituto vuelvo a mi casa, la misma rutina de siempre.

La única diferencia en todo esto, es que alguien está acosándome. No sé qué es lo que quiere de mí, no he tratado de averiguarlo, porque de la única forma que se lograría eso es interactuar con esa persona, y creo que esa no es una opción.

Cruzo la calle y veo que al frente de mi casa miro a un chico alto arrecostado contra la puerta, tiene las manos en los bolsillos y anda una gorra que le cubre la cara, cabizbaja.

Agarro mi celular y le marco a Alec, sin embargo, no contesta.

No puedo depender de él.

Porque no siempre va a estar ahí, aparte de que sentiría que lo pongo en peligro.

Cuando levanto la cabeza veo que ese sujeto ya no estaba donde lo mire.

¿Sera que se fue?, ¿así nada más?

- Espero que realmente se haya ido- suelto un suspiro.

Miro a los alrededores de la casa, sin embargo, no logro verlo.

entro tirando mi bolso en el sofá y voy a la cocina, tomando un vaso de agua.

Cuando de repente siento un aliento en mi cuello, para luego su mano en mi mejilla, presionándome contra él.

Trato de retroceder, pero el me presiona aún más.

- ¡¿Quién eres?!- pregunto, aunque sé que es una pregunta estúpida, no sé qué tipo de persona es esta

- No tengas miedo, no voy a hacerte daño ridículo

¿Ridícula?

- ¡¿Ariel?!

- Aja

- Pero que mierda, que se supone que haces

Ariel me voltea y pone ambas manos a mis costados acercando su cara a la mía.

Retrocedo, no sé quién es el que me acosa y que un chico desconocido está frente a mis narices. Sin embargo, él parece notar mi presencia y camina lentamente hacia a mí, aunque retrocedo aún más, él solo avanza lo que me he alejado.

Paso detrás de mi pantalón mi celular para alertar a la policía, pero, al darme cuenta de su presencia, nuevamente, él ya estaba delante mío. Saco mi celular rápidamente para distraerlo y ganar tiempo para que venga Alec al cual ya le he avisado de esa persona antes de que él me notase.

Extiende su mano a mi cara y me acaricia.

- ¿me extrañaste? - sus ojos claros llaman mi atención

- ¿Ariel? - pregunto inconscientemente porque sus ojos me observan con tanto odio

El chico solamente suelta una ligera risa detrás de esa mascarilla que trae puesta, pasando su mano de mi mejilla a mis labios. Él se lame los labios y se acerca más, retrocedo, pero él pasa su otro brazo por mi cintura. Yo lo miro con seriedad y de pronto le arrebato la mascarilla de la cara revelando que efectivamente es Ariel.

- Dime, ¿qué se supone que haces?

- ponerte a prueba

- ¿qué mierda dices?

- acompañame

-sabes que no puedes hacer eso pretendiendo ser un extraño y después pedirme que vaya contigo, ¿no?

- lo se

- que descarado eres

- lo soy

Que imbécil

- Pero tengo que mostrarte algo Ashly- me da la espalda cruzando la sala para luego abrir la puerta y volverme a ver con la intensidad de sus ojos azules- y no puedes negarte

Suspiro y voy detrás de él, porque al fin y al cabo es de las pocas personas en que puedo confiar, sin importar que tan estúpido sea. Caminamos hasta que llegamos a una casa

- ¿Qué hacemos aquí?

- Te dije que debo mostrarte algo

Solo puedo ver como se pone denso al tener que responderme, abre la puerta y entra, me quedo afuera porque cualquier cosa que tenga que ensenarme me lo puede mostrar aquí.

- ¿Entra, o es que ya no confías en mí?

¿Me está manipulando?

Nos adentramos en la casa hasta llegar en una especie de sótano, donde miro un montón de fotografías de un chico que de alguna manera se me hace familiar.

- El es la persona que te está buscando

Señala una de las fotografías

- ¿Cómo sabes eso?

- Solo lo sé

Me acerco un poco mas para tratar de observar mejor las imágenes, tratando de recordar quien es esa persona. Sin embargo, así como de pronto apareció Ariel en mi casa tratando de confundirme con alguien más, sentí un golpe contra mí por detrás, impactándome contra el suelo por el golpe.

Para luego todo volverse oscuro.

Sin saber que no iba a despertar en un buen rato, y sin tener algún sentido de por que me sucede esto.

Horas después

Me desperté con un fuerte dolor, estoy mareada, pero noto que estoy encadenada de manos y pies en una silla, con una venda en mi boca impidiéndome hablar.

Pero veo que al frente, al final del cuarto, en las sombras esta él.

Ariel. El culpable del porque estoy en este infierno.

Se acerca hasta quedar de rodillas ante mí, mirándome como si lo disfrutara, esos ojos azules que muchas veces brillaban con intensidad, ahora me miran con burla. Me quita la venda de mi boca mostrando su sonrisa burlona.

- Que ridícula te miras así, una mezcla que solo tú puedes tener, la ridiculez y la hermosura, te ves eres tan bella ahí sometida ante mí, y tan ridícula porque no puedes hacer nada.

- Eres un enfermo

- Si lo soy

- Me das asco

- Me importa muy poco, ridícula- se levanta y arrastra una silla al revés sentándose

- Tu eres mi acosador

- Lo soy, - admite descaradamente. – ¿y cuál es el problema?

- confíe en ti

- ¿Es mi culpa, entonces?

Sus palabras son como licor en una herida recién hecha, duele porque tiene razón, el no tiene la culpa de que haya confiado en él.

- Las personas son una mierda, y tú eres totalmente estúpida por creer que la gente puede ser como ángeles en este mundo

No digo nada.

- ¿Por qué tan calladita? - sonríe mostrando lo divertido que esta

- Alec me va a encontrar

- Suerte con eso

- Te va a encontrar

El, borra su semblante divertido por seriedad, me sujeta fuertemente del mentón y con una voz ronca y amenazante me dice:

- ¿Y cómo se supone que te va a encontrar?, ¿dónde está tu celular? - me muestra mi celular agitándolo frente a mí, volviendo a su semblante divertido

- Te queda a la perfección el apodo, ridícula- Se levanta volviéndome a poner la venda en mi boca y apagando las luces- Dulces sueños, Ashly

No puedo creer que de las personas en que mas confiaba era el motivo de mi infierno

Al fin y al cabo, encontré a mi acosador, pero a costo de mi libertad.

"¿Cómo sostengo los muros de mi ciudad de papel si tu eres el lobo que sopla?"

- Gilraen eärfalas

Si las constelaciones dijeran nuestros nombresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora