EL VERDADERO INFIERNO

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NARRA ELAILA
Me levanté por la mañana como si hubiese renacido, me sentía viva, es cierto que notaba la maldad en el interior de mi, sentía que el lado oscuro quería manifestarse, pero también notaba que podía controlarla.
Me giré en la cama para verle, pero para mi sorpresa, no estaba allí. Estaba sola. Me sentía bastante decepcionada, así que como una ilusa me quedé una hora más en esa cama esperando a que apareciera. Cuando me di cuenta de que estaba perdiendo el tiempo me fui a la biblioteca, traté de concentrarme leyendo algún libro, pero no podía parar de pensar en lo que sucedió anoche. Me gustó tanto que hasta me dio vergüenza admitirlo, incluso cuando pase por delante de los guardias orcos agaché la cabeza, pues seguramente me oyeron gritar anoche.
Aunque estaba dolida por no haberle visto después de nuestra "noche de boda" sabía que ahora tenía más potencial para defenderme, así que leyendo libros traté de averiguar como salir de ahí.
No me dí cuenta del paso del tiempo estando en la biblioteca, ya era por la noche y debía decidir si irme a mi cuarto, o quedarme donde Sauron. Jaimie, el orco que siempre me escoltaba me miraba apenado, podría creerme que estaba enloqueciendo, pero parecía que ese orco se preocupaba por mí.
JAIMIE: mi señora, se que no es de mi incumbencia, pero no creo que al Señor le moleste que durmáis en sus aposentos.
ELAILA: tal vez tengas razón y al menos deba intentarlo.
Así que me dirigí a su cuarto, pero seguía vacío. Ni rastro del moreno de ojos azules por ninguna parte.
Las horas comenzaron a pasar y no era capaz de conciliar el sueño, así que cogí una pequeña bata de seda roja y baje por la torre, buscando algo de entretenimiento, o quizá sí que quería saber donde se encontraba, saber que estaba haciendo.
Esta vez pude bajar más que la ultima vez, estaba llegando a una puerta que parecía como la entrada a un sótano, pero cuando entré, dios, era una habitación casi tan grande como el castillo, estaba abarrotada de gente, con luces y llamas de fuego rojas ambientando el sitio.
Decidí adentrarme un poco en la multitud y ahí le ví a él, estaba sentado en una especie de trono, con la morena del primer día sentada en sus piernas. Me fastidiaba admitirlo, pero estaba incluso más guapo, llevaba una camisa negra desabotonada por arriba, a juego con unos pantalones negros ajustados, y una pequeña cadena de oro fina, que combinaba con sus gruesos anillos dorados.
Me dolió verle con ella, es decir, sabía que él y yo no teníamos una conexión amorosa, pero una parte de mí seguía empeñada en que él podría enamorarse de mí.
Decidí quedarme, solo para ver el lugar, así que me adentré en la multitud llegando a una especie de barra, donde había una mujer preciosa y tatuada entera sirviendo copas. Me senté allí y esperé a que me atendiese.
De repente, un joven de pelo pelirrojo casi rubio se me acercó como si me conociera de toda la vida.
CASSIAN: Disculpa mi atrevimiento pero, ¿Qué hace un hada blanca como tú en un sitio como este?
ELAILA: creeme, no estoy aquí por voluntad propia. ¿Qué es este sitio?
CASSIAN: que curioso, juraría que las hadas del bosque tenían el pelo blanco, no rojo
ELLA: necesitaba un cambio, ¿Quién eres?
CASSIAN: el rojo es tu color, definitivamente te favorece, pero ¿Que haces en pijama en una fiesta?
ELAILA: lo pillo, no vas a contestar a ninguna de mis preguntas, gracias por tu colaboración (me giré a pedirle un vaso de agua a la camarera tatuada cuando este señor me interrumpió y le pidió una bebida para mí)
ELAILA: ¿Qué has pedido?
CASSIAN: si quieres ver dónde estás, su realidad, solo tienes que beber. (Me guiñó un ojo y se alejó dejándome con la bebida en la mesa)
Me plantee beberme ese líquido rojo, pero cuando me giré a ver a Sauron, estaba sentado en una especie de sillón, junto a un pelirrojo sorprendentemente parecido a... Espera, estaba sentado con el chico con el que acaba de hablar, mientras miraban a un grupo de chicas bailar de manera sensual.

LOTR (EL CORAZÓN MALDITO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora