LA DURA REALIDAD

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ELAINA
Me levanté por la mañana, por primera vez, con ganas de seguir existiendo, mis fuerzas seguían menguando a cada minuto que pasaba, pero de momento era soportable. Decidí alistarme para después de desayunar ir a conocer los secretos de este infierno. Comencé vagando por los pasillos sin saber muy bien a donde iba, pero mientras subía más escaleras hasta la torre más alta del castillo vi una enorme puerta, pero estaba cerrada y no conseguí entrar. Por ello, decidí ir hacia abajo, aunque me daban miedo los orcos esperé que no estuvieran merodeando por las calles.
Baje muchas escaleras y en cada puerta que veía había un orco vigilando, el problema fue cuando llegué abajo. Una oleada de orcos estaban peleándose entre ellos pero al abrir la puerta toda su atención fue dirigida a mí...mierda.
Todos me miraban como si fuese un pastel recién horneado, y quise seguir caminando como si nada, hasta que unos de ellos dijo:
ORCO: el señor ha dicho que la mantengamos con vida, pero no ha especificado en qué estado.
Y todos comenzaron a reírse al unísono, y lentamente, se iban acercando a mi. Entré en pánico cuando uno de ellos sacó su sable, así que comencé a correr hasta arriba de nuevo mientras me perseguían hasta que llegue a la habitación cerrada.
Estaba acorralada y no sabía cómo salir de allí, así que golpeé numerosas veces la puerta gritando ayuda mientras estos se reían.
Pero para mi sorpresa, la puerta se abrió y solo lo vi a él, Sauron...

Entré en la habitación como si fuera la mía y me abracé a él como si eso fuera a protegerme, pero mientras le abrazaba sentí un cuerpo humano, de hecho noté como estaba tocando su piel desnuda. Me obligue a girarme levemente hasta ver que estaba vestido solo por la parte baja, tenía todo su pecho al aire dejando ver sus musculosos brazos y abdominales, pero seguía con la máscara puesta.
Después de haber estado observando por unos segundos su cuerpo que perfectamente podía compararse al de un dios, me aparté bruscamente, a lo que él soltó una leve risa.
SAURON: Te lo advertí princesa, cuidado con lo que deseas.
ELAILA: ¡ESTAS VIVO! Ósea eres de carne y hueso, por cierto, tus orcos querían matarme.
SAURON: (soltó una risa poco sonora) de que te pensabas que estaba hecho, el metal es solo una armadura. Así consigo aterrorizar a mis enemigos, además me protege
ELAILA: ¿duermes con eso?
SAURON: solo me lo pongo porque te morirías al ver mi belleza
ELAILA: que considerado eres, gracias (dije en un claro tono sarcástico)
NARRADOR
Pero un sonido que venía de la habitación hizo que Elaila se sobresaltase, para su sorpresa, había una mujer semidesnuda de cabello negro oscuro tumbada en la cama.
Se puso roja de un momento a otro y muy avergonzada salió de la habitación, mientras que Sauron estaba apoyado de un brazo en un poste que sostenía la cama despreocupado.
Elaila en ese momento quería morirse, no sabía si estaba sorprendida por que Sauron estuviese vivo, o celosa porque estaba con otra en la cama, suponía que le dolía no sentirse especial en cuanto a su persona, ya que pensó que a lo mejor Sauron trataba de ganarse su cariño y por eso la trataba tan bien a pesar de estar secuestrada.

LOTR (EL CORAZÓN MALDITO)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora