15

1.1K 114 77
                                    

Esos cortos segundos de felicidad al despertar, esos en donde no recuerdas nada y solo te preocupas de la molesta luz del sol que entra por la ventana, los mismos segundos que Quackity no experimentó por primera vez en su vida, comenzando a recordar todo el drama que había ocurrido la noche anterior apenas despertó.

Aún con los ojos cerrados y la cabeza en la almohada, estiró su brazo en busca de su acompañante, logrando golpear el colchón vacío a su alrededor. Abrió un ojo y observó la habitación al completo, dándose cuenta que se encontraba solo, sintiéndose extraño.

Un par de voces llegaron a sus oídos y el olor a tostadas inundó sus fosas nasales, logrando que su estómago rugiera con fiereza. Salió de la cama mientras refregaba sus ojos y caminó hasta la puerta, abriéndola un par de centímetros para observar el panorama fuera.

Luzu estaba sentado dándole la espalda, desayunando en compañía de sus dos hermanas, riendo mientras hablaban sobre algo que no logró escuchar bien. Aún sin espejo, decidió peinar un poco su cabello y arreglar su ropa antes de salir de la habitación, llamando la atención de los tres.

Se sintió intimidado en cuanto puso un pie en el pasillo, podía jurar que los ojos de las hermanas le estaban analizando hasta el alma, mirándolo fijamente y con el ceño levemente fruncido.

—Buenos días— Luzu le sonrió, y eso bastó para que se calmara —¿Quieres café?

—No seas tímido, ven a desayunar— Una de las hermanas, la cual llevaba lentes, le sonrió también luego de hablar, golpeando el asiento vacío entre ella y Luzu.

Sonrió de vuelta con timidez, preguntándose si realmente lo habían observado de esa manera o el miedo le hizo imaginarse cosas.

Mientras se sentaba Luzu le sirvió una taza de café, y le pasó un plato con dos tostadas acompañadas de mermelada. Le agradeció, y tomó el azúcar para agregarle un poco a su bebida.

—Voy por más tostadas, no me tardo.

Quackity siguió con la mirada a Luzu, pidiendo en su mente que volviera lo antes posible. No tenía nada en contra de las hermanas de este, pero no estaba preparado para conocerlas tan pronto, y mucho menos para quedarse a solas con ellas.

—Al fin te conocemos Quackity, Luzu nos ha contado sobre ti— La otra hermana, que estaba sentada frente a él, le sonrió mientras apoyaba su mandíbula en sus manos —Soy Aroa.

—Y yo soy Amalia, encantada.

—Debes sentirte especial ¿No es así? Cuando Luzu dijo que tenía compañía casi entré a la habitación para comprobar si era verdad— Aroa rió antes de darle un sorbo a su café.

¿Sentirse especial?

La confusión se le reflejó en el rostro, parpadeó un par de veces mientras trataba de adivinar a qué se había referido con esa frase y por qué debía sentirse así, pero ante su confusión Amalia terminó por hablar.

—Eres la primera persona que Luzu invita a casa, y además de improviso, realmente nos sorprendimos cuando nos contó hace un rato— Le sonrió, transmitiéndole tranquilidad —Puedes preguntarle, pero se pondrá tímido y no responderá, ya sabes como es.

Sí, eso tenía sentido.

Quackity sintió sus mejillas arder al escuchar aquello, incluso una sonrisa tímida se hizo presente en sus labios sin poder evitarlo. Para otros podría ser una tontería, pero saber que él es la primera persona que Luzu lleva a casa lo hizo sentir en las nubes, saber que ocupaba un puesto así de importante en la vida del mayor no hizo más que hacerlo sentir mariposas en el estómago.

Célebre  [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora