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Se dejó caer en el sofá, absolutamente cansado, agradeciendo la comodidad de este y lo blando que era al sentarse. Su novio se sentó a su lado, mirándolo con una sonrisa ladina mientras estiraba su mano para quitarle de la frente un par de mechones.

—No me toques, estoy sudado.

—¿Pareciera que me importa?

Luzu lo observó, contagiándose con su sonrisa antes de acercarse y depositar un beso en sus labios, al igual que en su frente.

—Fuiste de mucha ayuda hoy.

—No mientras, no hice nada importante.

—Cada cosa es importante, por más mínima que sea.

La pastelería había recibido un pedido grande, y extrañamente esa tarde el local se llenó más de lo normal, por lo cual todos corrieron de un lado a otro para satisfacer a los clientes. Luzu había estado atendiendo personas mientras que Quackity se había quedado en la cocina para más seguridad, ayudando en lo que le era posible.

María le encargaba tareas pequeñas, como cortar fresas o poner estas encima de algunos trozos de pastel, rallar limones o contar cuántas unidades de cada ítem tenían. Se sentía inservible a decir verdad, le hubiera encantado ayudar en muchas cosas más, pero su nulo conocimiento del tema le impedía hacer algo más grande por miedo a arruinarlo.

Aún así, dio todo de sí cada segundo, y se sintió satisfecho con sus resultados.

—¿Qué te pareció esta experiencia, nuevo auxiliar de cocina?

—No pensé que fuera tan estresante— Se recostó en el sofá —No sé si me estresé más hoy o el último día de grabación.

—Oh, créeme, han habido días peores. Esto no es nada.

De solo imaginarlo, Quackity sintió el estrés y el cansancio en su cuerpo. Aún se preguntaba cómo era posible que el resto de la familia no estuviera profundamente agotado como él, lo más seguro es que se debía a la costumbre de trabajar a ese ritmo la mayoría del tiempo, pero aún así le parecía sorprendente que mientras él se tambaleaba de un lado al otro por el dolor de piernas al estar tanto tiempo de pie, María y Aroa corrían por la cocina como si nada.

Ahora que el ritmo había disminuído y la orden había sido despachada, María había mandado a ambos menores a descansar, recordándoles que estaban de vacaciones y no debían trabajar todo el tiempo, logrando su cometido después de jurarle a Luzu que lo llamaría si necesitaban ayuda otra vez.

—¿Quieres ver una película?— Luzu preguntó mientras se ponía de pie —Eso sí, tendrás que esperar a que me duche, no aguanto más el sudor.

—Me parece bien— El menor le sonrió —¿Tú crees que tu madre me dé un trozo del pastel de limón? Huele tan bien que no he dejado de pensar en probarlo.

—Estoy seguro que sí— Soltó unas carcajadas —Tráeme uno a mi también, por favor.

Quackity asintió y se puso de pie, caminando hacia la entrada mientras Luzu se dirigía al baño, abrió la puerta y lo primero que llegó a él fueron las voces provenientes del piso de abajo. Se quedó de piedra, soltando la puerta mientras sentía una extraña sensación recorrer su cuerpo cuando reconoció la voz masculina a la distancia.

Lentamente giró su cabeza en aquella dirección, confirmando su temor al ver al castaño de pie, discutiendo con Amalia a un costado del negocio. Por lo que lograba ver, el castaño parecía suplicar algo mientras que Amalia lo observaba con los brazos cruzados, negando con su cabeza y apuntándole con el dedo cuando le hablaba.

Célebre  [Luckity]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora