Célebre [Luckity]

22

Nunca se había despertado y levantado con tanto ánimo como aquel día, no le molestó despertar cuando el sol aún no salía, no le molestó no desayunar con calma y mucho menos le molestó el frío mañanero.

Ese día sería perfecto, y no dejaría que nadie ni nada cambiaran eso.

A lo lejos, entre los árboles y el cemento de la carretera, reconoció el hotel, y sin poder evitarlo una sensación extraña se apoderó de él. Desvió su mirar hacia su novio, viendo su seria expresión mientras sostenía el volante con ambas manos, sin despegar sus ojos del camino.

Cerró los ojos y suspiró, el hecho de que habría más gente junto a ellos le reconfortaba bastante, así Luzu no estaría tanto tiempo solo entre sus recuerdos y él podría concentrarse mejor en sus escenas.

Sin duda fue buena idea avisarles de la grabación.

—¿Terminaste de desayunar?— Preguntó el mayor, llamando su atención.

—Oh, sí, gracias por prepararlo.

—De nada— Le sonrió —Con el estómago vacío no puedes trabajar.

Como las grabaciones empezaban muy temprano, Quackity había tomado la decisión de saltarse el desayuno y dormir una hora más, pero aquello no le gustó a Luzu. El mayor aprovechó esa hora y preparó un montón de bocadillos para el camino, así el menor se podía alimentar bien antes de comenzar a trabajar.

Los empacó con mucho cuidado en una lonchera, agregando también algunas botellas de agua y un poco de fruta que encontró en la cocina.

Amaba cocinar casi tanto como amaba ver a las personas disfrutar de sus preparaciones, por eso no dudó en prepararle un desayuno y su corazón estalló de alegría al ver a Quackity comer con tantas ganas, saboreando cada bocado y haciendo sonidos de satisfacción con la boca.

Al acercarse más, pudieron notar el perímetro del hotel cerrado para más seguridad, como también notaron los guardias que estaban junto a la entrada vehicular, fiscalizando quiénes entraban. Luzu soltó una mano del volante y tanteó su bolsillo en busca de su credencial, deteniéndose al notar que no estaba en el lugar de siempre.

Con cautela tanteó sus otros bolsillos, sin encontrarla en ninguno de ellos. Habían dos vehículos antes que ellos, lo cual le daba tiempo suficiente para inventar alguna excusa del por qué estaba sin su credencial.

Ni siquiera recordaba donde la había dejado, lo más probable es que se hubiera quedado en su habitación, y como pasó la noche en la habitación de Quackity, olvidó ir a buscarla antes de salir.

Al llegar su turno, trató de sonreír con normalidad antes de hablar, pero la intranquilidad se le notaba a kilómetros de distancia. Cuando el guardia les preguntó por las credenciales, Luzu se giró hacia su novio para confesarle que no tenía la suya, sorprendiéndose cuando lo vio sacar de su bolso las credenciales de ambos, y mostrárselas al guardia con una sonrisa.

Este los dejó pasar, y Quackity guardó las credenciales nuevamente mientras Luzu se dirigía al estacionamiento.

—¿Cómo lo supiste?

—Lo intuí, nada más. Antes de salir fui a tu habitación para asegurarme que no se te quedara nada, y encontré tu credencial, así que la traje conmigo.

—Gracias— Luzu le sonrió —Nos ahorraste un problema.

—Lo sé, soy el mejor.

Y ambos se largaron a reír, alivianando el ambiente antes de comenzar a rodar.

***