Célebre [Luckity]

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Los únicos sonidos presentes eran los que producía el automóvil a gran velocidad, la radio sonando en lo más mínimo y las respiraciones de ambos. El menor, con la vista perdida en la oscuridad que lo rodeaba, mordía sus uñas mientras intentaba dejar de pensar en todo lo que estaba ocurriendo, sin poder lograrlo.

Al llegar a casa y contarle a su papá lo que había ocurrido, este los convenció de irse de inmediato a la casa de Luzu, ya que si esperaban hasta el otro día era posible que los paparazzis comenzaran a aparecer en la puerta buscando respuestas, protestó por el miedo de dejarlo solo y que algo llegara a ocurrirle, pero Foolish lo convenció de que todo estaría bien y no debía preocuparse.

A la conversación se sumó Vegetta, quién escuchó todo desde el piso superior, y si bien su presencia no fue buen recibida por Quackity, aún así lo dejó hablar. Este escuchó la explicación de su hijo y de inmediato se puso en contacto con una empresa de seguridad de confianza, para contratar algunos guardias para que cuiden la casa, y a Foolish sobretodo. Gracias a eso, Quackity se sintió un poco más tranquilo y terminó aceptando irse esa noche, buscando sus pertenencias mientras Luzu avisaba a su familia.

La pareja estaba en completo silencio desde que salieron de casa, Luzu demasiado concentrado en el camino y en controlar su malestar, y Quackity temblando en cada extremidad mientra visualizaba miles de finales distintos a esta situación.

¿Por qué siempre tenía que pasar algo malo cuando su vida parecía mejorar?

Al visualizar la casa de Luzu a la distancia sus ganas de llorar aumentaron considerablemente, y cubrió su rostro para intentar calmarse y no dejarse ver en ese estado tan deplorable en el que se encontraba hundido.

Luzu estacionó el automóvil y por la puerta se dejó ver María, quién los estaba esperando ansiosa desde esa llamada, sin esperar más bajó las escaleras hasta llegar al piso, esperando impaciente por ambos menores. Quackity bajó, y con solo ver el rostro de la mujer corrió hacia ella mientras lloraba, buscando un refugio en sus brazos.

María no lo dudó, abrazó a Quackity y le brindó la protección y el amor de madre que siempre estaba dispuesta a dar, sintiendo la pena invadirla al ver cómo el joven que lucía tan feliz hace dos días ahora estaba tan destrozado.

Al abrazo se sumó Luzu, escondiéndose en su madre de la misma manera en que lo hacía Quackity, y esta no se negó, abrazando a ambos menores al mismo tiempo. No les habló ni se separó, dejó que estos lloraran y sacaran de sus interiores toda la pena y la angustia que esta situación les producía, mientras les acariciaba la espalda.

Desde la puerta eran observados por el resto de la familia, los cuales estaban preocupados por ambos menores. Amalia y Aroa había estado viendo en tiempo real lo que ocurría con ambos y las cosas que estaba diciendo de ellos, la última se había peleado con un par de personas tratando de defenderlos, y la primera se dedicó a denunciar las cuentas.

David no lograba entender del todo la situación, nunca fue bueno con las redes sociales y tampoco le interesaban a decir verdad, pero al saber que su hijo y Quackity estaban involucrados en algo grande, supo que debía prepararse para contenerlos a ambos.

—La cagué—  Quackity secó sus lágrimas con el torso de su mano —Es mi culpa.

—No es tu culpa, corazón— María le habló con suavidad —Ninguno de ustedes dos tiene la culpa de nada, ¿Entendido?

Ambos menores la miraron y asintieron mientras secaban sus lágrimas, y María no pudo evitar ver dos niños pequeños frente a ella, buscando consuelo luego de tener una terrible pesadilla.

—Entremos antes de que alguien nos vea, además ya está bastante helado— Tomó a cada uno de la mano y comenzó a subir las escaleras con ellos a sus costados, aún sollozando y secando sus lágrimas.