Libro 1: Capítulo 5

226 21 16
                                    

-¿Es esta?-

-Si, esa es una Garra de Dragón- Dijo Dalina, agachándose a mi lado

Asentí, mientras observaba un pequeño tallo largo y recto, cuyas hojas eran curvadas, con un color rojizo en su dorso inferior, recubiertas de unos casi imperceptibles pelillos, una pelusa que se asimilaba al cuerpo y patas de una araña.

Realmente, recordaban las garras empapadas en sangre de una bestia...

-Tienes que cortarlo por el extremo inferior del tallo, cerca de las raíces, y recuerda no tocar las hojas; te produciría un fuerte escozor en la piel solo con rozarlas-

Asentí, y cogiendo el pequeño cuchillo que Dalina me dio, agarré el tallo por donde ella me dijo, con cuidado de no tocar las hojas, y con un pulso firme, realicé un corte directo, obteniendo así al fin la planta en cuestión.

-Bien hecho, Tessius, ha sido un corte muy limpio, cada vez lo haces mejor- Celebró Dalina, mientras cogía con cuidado la Garra de Dragón y la guardaba en una de las bolsas de cuero que colgaban de su cinturón de recolección.

-Bueno, no entreno con la espada por nada, cortar unas hierbecitas no es problema para mi- Dije, pavoneándome exageradamente en broma, lo cual hizo reír a Dalina

-Pero menos mal que no te has rozado con sus hojas; mi abuelita dice que el picor es tan intenso que más de uno incluso se ha hecho pis debido al intenso ardor que se siente al tocarlas con la piel desnuda...-

-Oh, ¿y por casualidad sabes eso por experiencia, Dalina?- Pregunté con una sonrisa burlona

Dalina entonces se sonrojó, para después señalarme indignada -¡Por...por supuesto que no, no me preguntes eso, es descortés hacerle esa pregunta a una señorita...?-

-¿Y decir la palabra "pis" no es impropio de una dama?-

El rubor de Dalina aumentó, e infló sus mejillas debido al enojo...enfadada tan solo parecía más adorable...

-¡Jajajaja, venga, solo era una broma, no te pongas así y sigamos con la recolección, que se hace tarde!- Dije riendo, mientras acariciaba la cabeza de Dalina, la cual seguía de morros.

Al fin, se calmó un poco después de mi broma y nos pusimos a seguir recolectando varias hierbas, antes de que cayera la tarde y no hubiera suficiente luz en el bosque.

Como otras veces durante las últimas semanas, Dalina y yo fuimos al bosque juntos, a recoger hierbas y raíces para llevárselas a Greta.

La abuela de Dalina era herborista, y le había enseñado todo lo que sabía sobre las distintas plantas, hierbas y raíces a Dalina, ademas de como reconocer cada una y recolectarlas debidamente.

Por eso, Dalina solía ir a veces al bosque a recoger plantas para ella, y como ir sola podía ser peligroso, empecé a acompañarla una vez empezamos a pasar tiempo juntos.

-Se hace tarde- Dije pasado un rato, observando entre las frondosas copas de los árboles como el sol empezaba a ponerse.

-Pronto anochecerá, y no sería bueno que nos pillara la noche estando aún en el bosque, será mejor volver ya, Dalina-

-Tienes razón- Dijo Dalina, recogiendo un manojo de hierbas y guardándolo en una de las bolsas de su cinturón de recolección

-Ya tenemos muchas hierbas, y la abuelita se preocupará si no regresamos pronto, volvamos ya a la cabaña-

Asentí, y tras guardar las últimas recolecciones del día, procedimos a dejar el bosque y salir de este para volver a casa, antes de que el sol terminara de ponerse.

La Reencarnación del Rey de EspartaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora