De tanto esperar se nos va la vida

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La alarma sonó temprano. Harry dio un saltó de su cama de tal forma que habría hecho sentir orgullosa a cualquier rana; se vistió tan rápido como una gacela, se estiró como Reed Richards para alcanzar su uniforme esparcido por toda la habitación y posteriormente, sintió la emoción de un perro cuando ve a su dueño volver del trabajo. Se dirigía a la lavandería.
Faltaban tres horas para que empezara su turno pero no estaba preocupado ni se sentía presionado, por el contrario iba tarareando "Million little reasons" mientras se acercaba a su destino. Cuando llegó, introdujo su ropa en una lavadora y se puso a esperar. En el proceso disfrutaba de "Asylum" una de sus sagas de libros favorita.
Su ropa ahora estaba limpia, así que regresó inmediatamente a casa. Cual Flash, corrió hacía la regadera no sin antes pedirle a "Alexa" que reprodujera: "Mi lugar favorito" de Natalia Lafourcade. Subió todo el volumen. Acto seguido se duchó, se vistió y perfumó. Se sentía como pocas veces en su vida, con mucha seguridad y una autoestima hasta las nubes.
Harry salió rumbo a la pizzería con una sonrisa que expresaba algo que hace mucho no experimentaba.
Abrió la puerta como si fuera el dueño, aun era temprano pero igualmente se reportó en la cocina, donde un alto, delgado y calvo viejo lo miraba sin dar crédito a la situación.
-Miren esto todos, damas y caballeros, ¡Harry Hunt llegó temprano! ¿Quién lo iba a decir? Ni en mis sueños había visto algo así - vacilaba.
-Oh vamos Jeremy, no siempre he llegado tarde.
-Cada día desde trabajas aquí, no podría olvidarlo, solo somos cuatro empleados.
-De acuerdo, tal vez tengas razón, pero prometo a partir de hoy llegar temprano, incluso antes de tiempo.
Jeremy retorcía su expresión sin creer aun el cambió abrupto de actitud de un renovado Harry.
-¿Qué carajo te ocurrió muchacho? ¿Por qué hoy te comportas de esa manera?
-Es un día hermoso, ¿No le parece, señor?
-Claro que no, es un día de mierda, igual que todos - Harry rió un poco - Como sea, tu turno aun no comienza, así que puedes esperar en las mesas o empezar lavando algunos vegetales del deposito, lo que prefieras.
-Ahora mismo, señor.
Al dar media vuelta y alejarse un par de pasos hacia el deposito, Harry escuchó un grito de Jeremy.
-Oye, Hunt - Harry se detuvo y miró sobre su hombro.
-¿Sí?
-Ojala todos los días sean hermosos para ti, así llegarás temprano siempre.
-Así será señor, así será.
Harry continuó su camino y al llegar al deposito se encontró con Maurice moviendo grandes costales de vegetales de los estantes.
-Hola Harry... ¿Eh? ¡Harry! ¿Qué carajo haces aquí tan temprano? Déjame adivinar, ¿Te aburriste de estar en tu casa con esos horribles libros?
-Oye, los libros ejercitan tu mente, lo cual no te vendría mal.
-Muy gracioso cabrón. Por cierto, ¿Recuerdas que te mostré la camioneta que mi padre me compró? Saliendo de aquí, podemos ir en ella por unas chicas, ya sabes... las de poca autoestima.
-¿Poca autoestima?
-¡Putas Harry, putas!
-Sí entendí a la primera, solo me pareció desagradable que te expresaras así de ellas.
-Pero es la verdad.
-Igualmente no tengo tiempo, quiero llegar temprano a casa, pero gracias por "tan tentadora oferta".
-¿Por qué debes llegar temprano? ¿Qué es mejor que una mamada? ¡Ya sé! ¿Compraste una muñeca sexual o es por una chica? -Harry se ruborizó un poco con lo ultimo.
-Bueno... verás...
-¡Hijo de puta, compraste una muñeca sexual! ¿De qué marca? ¿Es de las que te recomendé el otro día?
-¡No, estúpido, es una chica!
-Ah ya. Pues te hacia falta, siempre llegabas a trabajar con cara de que te habían metido un dedo en el culo y hoy hasta temprano llegaste.
-¿Qué cara es la de "que te metan un dedo en el culo"?
-Pues con la que siempre llegas.
-Entiendo, pero hoy es diferente y así será desde ahora.
-Para hacerte llegar temprano te debe tener "bien alimentado", ¿Entiendes?
-Mejor me llevo este costal a la cocina, Jeremy quiere que lave vegetales.
-Te ayudo a llevarlo, lo acabo de acomodar, es muy pesado.
-Me harías un gran favor.

Harry pasó la mitad de su turno realizando las tareas que le correspondían hasta al fin llegar a su descanso. Dejó lo que estaba haciendo y se dirigió al área de mesas, esperando que Madi cumpliera con su palabra.
-¡Ya me voy a comer, señor! - Gritó a Jeremy quien solo asintió a distancia.
Pasando por el pasillo, las piernas casi le dejan de responder, pues a lo lejos y sentada en una mesa, aguardaba con paciencia la mujer de sus sueños. Cada paso que daba era como dar el ultimo de su vida, los avanzaba con lentitud y a la vez deseando hacerlo rápido, pero Harry podría mirarla en esa pose para siempre y jamás se aburriría. Adorarla con la vista era algo que lo llenaba más que cualquier cosa.
Sentándose, Harry le sonreía casi de manera obscena a Madi que le contestaba con la misma sonrisa.
-¿Cuánto tiempo llevas esperando?
-Un par de minutos solamente, quería estar aquí desde el primer segundo.
-Me alegra verte, tenía el miedo de que tal vez no vinieras.
-Pues te asustaste en vano. Además, tenía que venir para decirte algo - Madi lo tomó de las manos y por sus palabras, Harry se quedó helado, "Ya está, el sueño duró apenas un día", pensó.
-Dime, te escucho...
-Lo pensé bastante toda la noche, lo consulté con Kate y quizá sea apresurado, por las emociones del momento, pero me dije a mí misma, "¿Por qué le das tantas vueltas?" y es que, de tanto esperar se nos va la vida, es un hecho... Lo que quiero decir es que, si estás de acuerdo, claro, podríamos hacerlo oficial ahora, sin esperar... Ya nos iremos conociendo más en el proceso, pero realmente siento que hay algo especial aquí.
La sangre le regresó al cuerpo a Harry que ya se temía lo peor, pero las palabras de Madi lo hicieron recorrer el universo; pasar por estrellas que irradiaban felicidad, atravesar galaxias formadas de deseo, ver agujeros negros que comprimían nostalgia y visitar planetas habitados por amor.
-Yo... eh, yo estaba pensando en lo mismo.
-¿Entonces?
-Solo dame un par de días, quisiera hacer esto de una forma especial. Te prometo que no tardaré.
-Esperaré pacientemente, siempre y cuando solo sean unos días de verdad. 
-Ya tengo pensado algo.
-Por cierto, no quiero quitarte el único momento que tienes para comer, así que traje esto - De la mochila reveló una bolsa de papel de cartón que desprendía un aroma delicioso.
-No debiste molestarte - Harry estiró la piel de su cara en muestra de asombro - Espera, sí debiste, ¡Son tacos!
-Auténticos tacos mexicanos.
Harry comenzó a devorar uno a uno velozmente, compartiendo la mitad con Madi.
-Dice la leyenda - Decía Harry que casi no se le entendía nada por la comida aun sin tragar - Que un día, Dios estaba aburrido, se puso a jugar con lo que tenía en la cocina y, al resultado de eso hoy en día se le conoce como tacos.
-Eso te lo puedo creer, esto es un verdadero milagro culinario.
A la mesa se acercó Jeremy aun con rostro de incredulidad.
-Señorita Madison, ¿Qué hace aquí? ¿Esos son tacos?
-Oh, no se preocupe señor - Contestó Harry - Sus pizzas siguen siendo las mejores.
El señor Jeremy podía ser viejo, pero también muy inteligente y no se le iba una.
-Ah, ya entiendo, usted es el motivo señorita Madison.
-¿Motivo?
-No hay problema, mientras su rendimiento siga a la alta, ¡Siga haciendo los días hermosos!
Jeremy dio media vuelta y se marchó, dejando una evidente confusión en Madi.
-¿De qué mierda hablaba Jeremy?
-Uh... pues no lo sé - Titubeó Harry - Pero síguele el juego, es viejo y ya debe estar teniendo alucinaciones.
-Está bien...
Ambos terminaron de comer, tuvieron uno minutos de coqueteo y demasiado contacto físico, hasta que fue momento de regresar a su turno. Harry se despidió con un más que satisfactorio beso y acordaron mandarse mensajes por la noche.
El resto del turno lo terminó sin problemas, aunque con alguna que otra distracción por pensar en Madi. Su distracción más evidente fue cuando se quedó mirando un punto fijo en la pared sin darse cuenta de una voz que lo llamaba.
-¿Me estás escuchando cabrón? 
-Perdón, ¿Qué decías? - Harry parpadeó un par de veces antes de ver la cara gigante de Maurice frente a él.
-Pregunté si va en serio.
-¿El qué?
-No finjas, los estuve viendo hasta que se fue.
-Ah, ya. No lo sé, puede que sí. Estamos en eso, ¿Por qué te interesa?
-No me interesa, pero pudiste haberme dicho antes, no pensé que fuera ella de la que hablabas.
-Fue algo repentino, créeme que ni siquiera yo lo esperaba.
-Entonces, estoy feliz por ti, amigo.
-Gracias, Mau, significa bastante viniendo de ti.
-Sí... Bueno, ya estamos por cerrar y los clientes ya se fueron, me iré adelantando.
-Claro que sí, descansa, Mau.
Maurice se limitó a darle una palmada en la espalda y se retiró.
Harry se dirigió al área de mesas y desde la cocina le gritaba Jeremy.
-Hunt, ya puedes irte, yo me encargo de cerrar.
-¿Está seguro, señor? Puedo ayudarle con eso.
-No te preocupes, lo haré yo. Vete muchacho, hiciste un buen trabajo hoy.
-Está bien, buenas noches señor Jeremy.
-Hasta mañana.

Harry corrió tan rápido que pudo haber alcanzado a Usain Bolt en una carrera, no podía esperar a hablar con su mujer soñada, quizá también le urgía llegar al baño, pero de cualquier modo quería llegar lo antes posible.
Cuando llegó y una vez hecho sus necesidades, marcó al teléfono de Madi, que no demoró demasiado en contestar.
-Hola, ¿Llegaste a casa?
-Hace un momento. Ya quería escuchar tu voz.
-También yo, ¿Cómo estuvo el trabajo?
-Fue un buen día, pero tu presencia lo mejoró mucho.
-¡Basta! Mis padres están cerca y me vergüenza que me vean sonrojada.
-Está bien, me detendré, pero solo porque quiero darte noticias
-¿Qué noticias?
-¿Recuerdas que te dije que tenía algo pensado? Me gustaría que el domingo diéramos un paseo, hay un parque no muy lejos de donde vivo, es muy lindo y creo que podría ser el ambiente perfecto.
-Por supuesto, estaré encantada.
-Excelente, debo hacer unas compras mañana temprano, pero estará todo listo para entonces.
-Esperaré pacientemente - A lo lejos se escuchó el gritó de su padre llamándola para cenar, a la vez que el teléfono de Harry alertaba otra llamada entrante.
-Creo que ya debes irte, ¿No?
-Sí, me llaman para cenar, ¡Pero nos veremos mañana!
-Prometo llegar temprano, para poder vernos un poco más de tiempo.
-¡Es una promesa! Hasta mañana Harry.
-Sueña lindo.
Una vez que colgó, tomó inmediatamente la siguiente llamada.
-Tía Mary, es un milagro que llames.
-Bueno, tú tampoco me llamas muy seguido, así que decidí tomar la iniciativa, ¿Cómo estás?
-Muy bien tía, de hecho creo que estoy mejor que nunca. Quiero platicarte todo lo que ha pasado. Conocí a una persona, bueno, ya la conocía de antes, pero apenas ahora están pasando las cosas...
-Sí, sí... Detente un momento, hijo - Interrumpió con brusquedad - En realidad no pretendía que esta fuera una llamada larga, solo quería informarte de algo, una noticia.
-Oh, claro... Está bien, ¿De qué se trata? - El sonido del silencio se hizo presente por un par de segundos.
-Lo siento, ¿Crees que puedas venir mañana temprano? No creo poder decirlo por teléfono.
-Tranquila, solo dilo y ya.
-No, insisto en que vengas, será más apropiado.
Harry se preocupó un poco pero terminó por aceptar. No recordaba haber escuchado a su tía con tanta frialdad.
-¿Te parece si llego a las 8:00?
-Aquí te espero, buenas noches - Sin dar oportunidad a siquiera asimilarlo, Mary colgó el teléfono.
Con evidentes dudas y confusión, Harry se fue a dormir, imaginando cada posible escenario, cada posible noticia que pudiera recibir. Sin darse cuenta, se quedó dormido.

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