Todo lo que sube...

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Despertó. Ni señales de Matt, de hecho, no recordaba haber soñado con nada esta vez, ¿Eso era bueno o malo? Ya no podía distinguirlo. Por un lado, era un alivio pensar que Matt siempre fue parte de un sueño o alguna alucinación, pero por el otro, había perdido a la única persona que literalmente sabía cómo se sentía.

Llegó a la pizzería unos diez minutos antes de su turno, un tanto cabizbajo , pero tan pronto pensó en Madi, el mundo enteró volvía a cambiar; el canto de las aves se escuchaba como una sinfonía de Beethoven, el claxon de los coches producían un nocturno de Chopin, el viento golpeado las hojas de los arboles silbaba una sonata de Schubert...
-¿Estás mejor hoy? - Preguntó Maurice mientras observaba a Harry salir de su trance.
-Oh, sí, mucho mejor. Gracias por preguntar.
-¿Qué te sucedió?
-Nada, fue solo un ataque de pánico... Ya sabes, cosas de la vida.
-Entiendo... Te veré adentro.
Maurice soltó una palmadita en su espalda y se dirigió a la cocina. De ahí salía Madi, que apenas lo miró, pretendieron que ni uno ni otro existía, caso contrario con Harry.
-Hola, semental - Harry se ruborizó.
-Hola, hermosa, ¿Cómo estuvo el día?
-Nada interesante. Aburrido, de hecho, sin ti aquí. 
-Ojalá pudiéramos pasar todo el día juntos...
-¿Por qué no lo hacemos?
-¿Cómo?
-Cambia tu turno al de la mañana, así incluso le arreglarías el horario al pendejo de Maurice que quiere cambiarse al de la tarde. No tendría que estarlo soportando.
-¿Por qué no se llevan bien?
-¡Es un estúpido! - Madi miró hacia sus pies unos segundos antes de volver a contestar - Tampoco importa mucho, es más de sensaciones. Simplemente no me siento cómoda junto a él.
Harry notó esa respuesta algo evasiva y apresurada, pero aun así tenía mucho sentido, nadie se siente cómodo junto a Maurice, por momentos ni siquiera el propio Harry.
-Suena razonable.
-Entonces, ¿Lo harás? - Repuso Madi cambiando rápidamente de tema.
-De acuerdo, voy a preguntarle a Jeremy cuando lo vea.
-¡Será grandioso! Bueno, ya debo irme. Avísame qué dijo Jeremy en la noche, ¿Sí?
-Lo haré.
Con un tierno beso, la pareja de despidió.
Unos rayos de sol que se alcanzaban a colar por la ventana de la cocina, se impactaban gozosos contra el cráneo completamente calvo del gerente de la tienda. Harry tuvo que cubrirse los ojos para evitar ser victima del brilloso ataque.
-¡Ah, llegó temprano, señor Hunt! ¿Qué le impidió asistir ayer?
-No me sentía bien, creo que fue algún ataque de pánico, nada grave.
-Está bien. Ve a ayudar a Maurice a limpiar las mesas.
-Eh... Señor Murphy, ¿Puedo pedirle un favor?
-No lo sé, depende.
-Verá, tengo algunos compromisos en casa que requieren mi atención por las tardes, así que quisiera pedirle que, si es posible, me cambiara al turno de la mañana - Inmóvil, Harry miraba los ojos vacíos de Jeremy, esperando una respuesta positiva.
-Compromisos en casa, ¿Eh? Creí que vivías solo - Harry no esperaba esa respuesta. Ni siquiera pensó en la excusa.
-Sí, pero mi tía está... enferma... y necesita que alguien la cuide mientras mi tío trabaja, así que se quedará en las tardes en mi casa hasta que mejore.
Jeremy levantó una ceja con desaprobación antes de contestar.
-Escucha, no veo problema con cambiarte el turno, siempre y cuando Maurice esté de acuerdo en cambiar el suyo, claro (No creo que se niegue), pero debo advertirte, excederse en general, no es bueno.
-¿A qué se refiere, señor?
-Yo también fui joven, hijo. Digo que tal vez, pasar todo el día con ella termine por afectar en vez de ser bueno. Todo lo que sube, tiene que bajar. Entiendo tus motivaciones, pero hay que saber cuando estar solo, para variar. Tener espacio para uno mismo.
-No se preocupe por eso, créame que lo tenemos previsto - dijo ya sin esconder sus verdaderos motivos tras ser descubierto.
-Espero que sí. Terminado el día le avisaré a Maurice para que confirme el cambio.
-¡Muchas gracias!
-¡Hey, nada de besos ni distracciones durante el trabajo! Si noto un ligero bajón de rendimiento en alguno de los dos, ¡Los regresaré al turno que estaban!
-No lo vamos a decepcionar, quédese tranquilo.
-Anticipando la respuesta de Maurice, mañana te veo aquí temprano. Ya ve a limpiar esas mesas.
-¡Sí, señor! - Gritó efusivamente haciendo un saludo militar y se dirigió a cumplir sus deberes.
Deslizando los pies sobre el suelo como si estuviera en una pista de hielo, llegó al área de mesas; estaba casi vacío, salvo por un señor trajeado con una laptop y Maurice.
-Hey, me mandaron a ayudarte.
-Tranquilo, no hace falta, este lugar está más vacío que las fiestas de Evan. Deberíamos ir a una de ellas, por cierto.
-Si nunca hay gente en esas fiestas, ¿Dónde estaría lo divertido?
-Siempre compra alcohol como para cien personas - relataba mientras le pasaba un trapo a una mesa - pero al final terminamos yendo las mismas siete personas de siempre.
-Ya veo, eso explica tus resacas cada lunes.
-No es mi culpa, debería saber que la gente que invita tiene miedo de esas fiestas.
-¿Miedo?
-Sí... digamos que se pone un tanto agresivo y triste cuando bebe demasiado, a veces creo que compra demasiado alcohol a propósito.
-Ese no es un buen estimulante si tu objetivo es que vaya.
-No pasa nada, solo se pone así cuando está muy ebrio y la idiota de Olivia menciona a su madre. Si Olivia mantiene la boca cerrada, la fiesta será divertida.
-¿Qué le pasó a su madre?
-No sé si... - con un resoplo, Maurice dejó de limpiar - Bien, te lo diré solo para que no se lo preguntes cuando lo veas. Su madre murió cuando tenía cuatro años, nunca me dijo cómo sucedió, es muy reservado con el tema; solo sé que dejó muy jodidos a su familia, en especial a su padre y su hermana. Fiore hasta se hizo lesbiana o bisexual, no sé exactamente qué le gusta ahora, imagino que por la falta de atención.
-Tal vez no debí preguntar.
-Pero no pienses en eso ahora - se apresuró a decir cuando vio el rostro pálido de Harry - no hará ninguna fiesta hasta dentro de un par de meses, está de viaje en Italia, con su tía. Me dijo que vuelve a finales de octubre.
-Déjame adivinar, su regreso será celebrado con una fiesta de Halloween.
-Es posible. Si lo hace, debemos estar ahí, por eso te estoy preparando desde ahora.
-Aun falta mucho, después lo pensaré. ¡Ah, te iba a decir una cosa!
-¿Qué?
-Pedí cambio de turno a la mañana, así podrás estar en la tarde.
-¿Jeremy lo permitió?
-Sabe que también quieres el cambio, así que dijo que lo hablaría contigo después, esperando que digas que sí, claro.
-¡Pues me haría un gran favor! Pero si cambias de turno, ¿No tendrás los mismos días de descanso que Madi?
-Por supuesto, es la idea - Resignado, Maurice tomó aire.
-Harry, no quería decírtelo, pero no sé si Madi sea alguien buena para ti - Harry arrugó el rostro, listo para negar cualquier cosa negativa que le pudiera decir.
-¿Por qué lo dices?
-Ella es una de esas chicas bonitas, extrovertidas, que tienen la atención de todo hombre que la rodea... Quiero decir que, tal vez, sea demasiado para alguien como...  - rectificó - Alguien con tu estilo de vida.
-¿Dices que es mucha mujer para mí? - cuestionó algo molesto.
-¡No! Digo que son personas muy diferentes, sé que eso no es parámetro para definir si una pareja tendrá futuro o no, pero, ¿Qué va a pasar si alguien se cansa?
-¡Jamás me cansaría de ella! - exclamó con un tono de voz más elevado.
-Sé que no, pero, ¿Ella? - Esta vez la pregunta dejó sin palabras a Harry. No había considerado esa posibilidad.
-Oye, ambos estamos seguros de lo que sentimos, tal vez solo estás celoso.
-Harry... resopló Maurice, temiendo alguna acción temeraria de Harry que se notaba fuera de sí - No voy a pelear con un amigo por una mujer. Tienes razón, si ambos están seguros, no me corresponde opinar. Olvídalo, ¿Sí?
-Sí... - susurraba, deshaciendo el puño que inconscientemente había apretado en el bolsillo de su pantalón - Lo olvidaré, sí.

Harry no sintió el correr del tiempo, pues el día estaba tranquilo, no llegaban clientes y Jeremy no los llamaba para ninguna tarea, por tanto el día fue largo, lleno de hastío.
El turno terminó, Jeremy hizo la pregunta y Maurice asintió mirando a Harry.
Llegó a casa, reflexionó sobre las palabras de Maurice; ¿Madi se podría cansar algún día de él? De ser así, ese era su peor miedo, además de morir. A decir verdad, todo ocurrió demasiado rápido; había experimentado tantas sensaciones en solo un par de días, y todo era positivo (salvo el asunto de su padre y madre, que no tenían que ver con Madi pero igual lo acomplejaba). Si todo en la vida es siempre bueno, llegará un punto que no notes la diferencia, estarás tan acostumbrado que el más ligero cambio se sentirá como una montaña cayendo sobre ti. A veces hay que sufrir un poco para poner los pies en el suelo.

Sentado en el sofá, decidiendo cuál serie mirar en "HBO Max", hizo una llamada a Madi para dar la buena noticia; extasiados, empezaron a planear lo que podrían hacer en sus días libres. Madi hablaba sobre el "Escape Room" de la calle ocho, mientras que Harry sugería ir cada domingo a pasear por el parque de la cinco. Todo ello después del siguiente domingo, que era cuando Harry tenia pensada la propuesta.

El jueves, estuvieron calmados. Sin la presencia de Maurice, se respiraba un aire de tranquilidad. Solo un poco de coqueteo con sus miradas y roses "accidentales" con sus brazos cada que pasaban cerca uno del otro.
El viernes, casi no hubo interacción; la gente había llegado en gran cantidad y la carga de trabajo era demasiada como para siquiera mirarse. Debían hacer ese pequeño sacrificio o Jeremy podría enfadarse.
El sábado fue mas ameno que el viernes; les había dado tiempo para planear su cita del domingo. Madi no sabía mucho del plan, pero Harry insistía en que debían ir al parque de la cinco, decía que seria especial.
Finalmente el domingo, Harry la citó por la tarde, cuando la luz empezaba a desaparecer. Al llegar, no vio a Harry por ningún lado, en cambio a quien miró que iba directo a ella fue a Kate, que la tomó del brazo y le pidió que la acompañara a un puñado de arboles que había al fondo. Aferrada, Madi se negaba, aun confundida por la "casual" aparición de su amiga. No quería irse de ahí porque Harry llegaría en cualquier momento. Ante la incesante petición de Kate, Madi terminó por ir a hacia los arboles, cuidando y mirando hacia atrás para ver a Harry cuando llegara. El lugar estaba oscuro, no había faroles como en el resto del parque. Un sonido comenzó a endulzar los oídos de Madi, era un hombre parado junto a una lona en el suelo, el hombre tocaba una versión en violín de "And I love you so" de Elvis Presley. La chica estaba sumamente emocionada, y sus emociones se descontrolaron cuando escuchó la voz de Harry cantando aquella canción detrás de ella, sosteniendo un ramo de flor de loto en sus manos y vestido con un traje azul marino. La gente alrededor lejos de molestarse, se conmovió y se detuvo a grabar con sus teléfonos. Al finalizar la canción, la gente aplaudió, Madi soltó un par de lagrimas contenidas y Harry sonrió, haciendo una seña hacia la lona que había en el suelo. Kate levantó la lona y ésta reveló un conjunto de girasoles que, a oscuras no resaltaban, pero cuando Kate presionó un botón, las flores iluminaron el área de un intenso color amarillo. Ahora el acomodo de los girasoles tenía sentido, formaban la frase "¿Quieres ser mi novia?". Madi no resistió más y abrazó a Harry en un llanto incontrolado, articulando con dificultad: "Sí, sí quiero".

Ambos llegaron a casa de Harry, era algo tarde pero Madi quería conmemorar ese día. Sin decir mucho, pasaron a su habitación y comenzaron a desnudarse. Era un ambiente con una tensión sexual desmesurada. Harry acostó a Madi y lentamente fue besando su cuerpo con dirección a sus pies. Una vez ahí, le retiró las calcetas con los dientes sin dejar de mirarla, besó su pie derecho cuidadosamente y volvió a subir hasta la cintura. Tomó un preservativo de su pantalón y los dos sonrieron. Madi prometió que lo follaría tan bien, que jamás olvidaría ese día. Harry no necesitaba de los dotes sexuales de Madi para recordar por siempre aquel día, pero no iba a negarse.
Luego de dos horas y haber repetido las acciones por lo menos en tres ocasiones, la recién pareja de novios recuperó el aliento abrazados sobre la cama.
Harry cuestionó si alguna vez se aburriría de él, a lo que Madi replicó que no, que siempre y cuando fuera el mismo Harry de siempre, todo estaría bien.
Como cualquier novio que se respete, Harry ofreció acompañar a Madi a su casa, pero ella se negó, argumentando que sus padres pasarían por ella. Así fue, los padres de Madi estacionaron el coche frente a la casa de Harry, a pesar de que no salieron del auto, Harry juraría que lo miraban como si quisieran matarlo, pero Madi desmintió ese presentimiento. Subió al coche y se fue.

Oh sí, ese día quedaría marcado en su memoria para siempre, aquel veintisiete de marzo. Una fecha especial.





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