Septiembre

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Harry ya era una persona completamente diferente a la de hace unos meses; estaba fuerte, su autoestima llegaba a las nubes y por fin se sentía feliz de compartir su vida con alguien. Madi dudaba a diario si así quería pasar el resto de sus días.
Cada vez que podía, Madi iba a visitar a sus padres con tal de no estar en casa de Harry. Era algo obvio pero ni Otto ni Ivy preguntaron sobre aquel comportamiento y Madi tampoco era abierta con el tema. Harry comenzó a preocuparse.
Nuevamente dijo que no, no se iba a celebrar el veintisiete, ahora por una enfermedad de Kate. Harry manifestó que sus padres podían hacerse cargo, que era su responsabilidad, pero Madi decidió que era su mejor amiga y por lo tanto su responsabilidad también. Harry no podía opinar mucho del tema pues nunca había tenido un mejor amigo o amiga, si no contaba a Emma; estaba Maurice, pero él era más un colega de trabajo que realmente un amigo. Pero se preguntó: "Si yo tuviera un mejor amigo, ¿Sería mi responsabilidad atender a su llamado por una enfermedad?". Por más que lo pensó, no consiguió respuesta.
Fue a hablar con los Sallow, pero estos estaban igual de confundidos que Harry. Les ponía tristes que Madi se estuviera alejando y probablemente retractando de los planes, pero estaba claro que si eso pasaba, la apoyarían hasta el final, estarían de su lado, por más que hubieran adoptado a Harry como a uno más de la familia.

Llamó al teléfono de Kate, pero sin éxito. Al menos diez intentos, pero nada.
Madi llegó tarde por la noche; por el olor de su aliento, Harry intuyó que había bebido. Preguntó por el estado de Kate, sonando despectivo, de la misma forma Madi respondió que iba a mejorar, pero necesitaría algunos cuidados especiales y de vez en cuando iría a atenderla. Sintiéndose derrotado, pero con esperanza de salir abante, Harry preguntó si pasaba algo, si algo le molestaba o si algo iba mal, pero Madi concluyó que todo estaba bien.

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