CAPITULO 25

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Pasó una semana bastante dura para Emilia, los vomitos estuvieron presentes todo el tiempo, no podía ingerir ningún alimento sin después devolverlo, estaba súper recaída, tenía dolores de cabeza y de garganta, ella estaba segura que todo era causado por la culpa, el remordimiento, la angustia, la confusión y todo el mejunje de sentimientos que tenía el estómago, siempre fue de canalizar sus emociones descomponiéndose.





- estás bien? - escuchó una voz que hizo que se exalte al salir del baño





Miró confundida para encontrarse con Mateo, no se esperaba para nada que se le acerque a preguntarle eso, hacía días no se cruzaban ni una palabra.





- si - respondió seca para después intentar seguir su camino

- Emilia - la frenó agarrándola del brazo, ella lo miró - por que tenes tantos vomitos? no te parece raro?

- raro? - preguntó confundida soltándose de su agarre

- *alza los hombros* cogimos sin forro

- *suelta una carcajada* no, no te preocupes - dándose la vuelta queriendo irse

- por que estas tan segura? - volviéndola a agarrar del brazo - te vino? - soltandola




Al escuchar esa pregunta la chica dejó de estar tan despreocupada, no se había percatado que todavía no le había venido y ya había pasado la fecha en la que suele hacerlo.




- vamos a comprar un test Emilia - soltó en un suspiro al ver la cara de la chica

- no Mateo, ya me va a venir, a veces me pasa que se me atrasa

- no perdemos nada comprando un test




Se quedaron mirando por unos segundos, Emilia no quería ni pensarlo, nisiquiera se le había ocurrido esa idea de que las náuseas podían llegar a ser por eso.




- voy yo si no tenes ganas - rompió el silencio el chico

- vamos - respondió negando con la cabeza - vamos antes de que llegue Renato o nuestros viejos - empezando a caminar





Mateo la siguió y fueron hasta el auto, de ahí directo a una farmacia, el chico se bajó a comprar el test de embarazo y emprendieron camino devuelta a casa, nadie había soltado ninguna palabra en todo el camino, hasta que Emilia habló.





- me voy a ir a Londres - largó de la nada




El chico la miró sorprendido, pero enseguida volvió la cabeza a la carretera.




- necesito irme a la mierda de acá - con la voz cortada - no quiero verte más, ni puedo hacer como si nada con Renato




Hizo una leve pausa esperando a que el diga algo, pero no lo hizo, se había quedado mudo, le había tomado muy por sorpresa lo que estaba escuchando.




- mi vieja está forrada en guita, ya ni sabe en que gastar la plata, así que apenas pueda te mando las 500 lucas para que le pagues a los tipos esos 

- *chista la lengua* yo veo como me arreglo con eso

- no, yo veo nada, una vez zafaste de que no le hagan algo a nadie más, dos veces no creo

- bueno, gracias - respondió con la voz suave




Estaba duro sin correr la vista de la calle, no sabía que decirle para hacerla cambiar de opinión, no en el tema de la plata, sino que en el tema de que no se vaya.




- y si estás? - soltó después de un silencio no muy largo

- si estoy que? - preguntó mirándolo

- embarazada

- *alza los hombros* que queres que haga? abortare




Otra vez el chico volvió a quedarse en silencio, Emilia lo miró, quería intentar analizar que era lo que estaba pensando o sintiendo, no podía ser tan frío.




- podes emitir otra palabra? - preguntó al no poder deducir absolutamente nada

- te parece que hay mucho para hablar? - sin mirarla

- obvio que hay para hablar Mateo - se le volvió a cortar la voz - que tenes en el pecho un pedazo de hielo? hay posibilidades de que este embarazada de vos, te estoy diciendo que no lo voy a tener y no se te mueve un pelo

- es tu cuerpo Emilia

- pero por que me dejas sola en todo? - ya no pudo contenerse las lágrimas - ni hace falta que me haga esta mierda - agarrando el test - es obvio que estoy así porque no puedo mas, se me esta pudriendo el cuerpo por dentro y vos estas por la vida como si nada, como mierda haces?




Otra vez la respuesta de Mateo fue un total silencio, no lo hacia de forro, el también tenía el llanto en la garganta y sinceramente, no tenía respuestas para lo que le estaba diciendo.




- respondeme Mateo por dios - golpeándole el hombro




El chico hizo a un costado el auto y lo estacionó de golpe, sabía que lo único que podía calmar tanta tormenta era un abrazo, cualquier palabra que diga a la chica la iba a doler, porque a eso se dedicaba últimamente, así que optó por seguir en silencio, pero envolviéndola en sus brazos.

Ese gesto hizo que Emilia llore aún más, y aunque al principio no se lo correspondió, después de un rato lo hizo y volvió a sentir la paz que le había faltado todo este tiempo.

Lamentablemente lo bueno dura poco y una llamada interrumpió ese momento de tranquilidad para ambos.




EN LA LLAMADA

EMILIA - hola? - atendió después de separarse del abrazo

gorda, dónde estás? - RENATO

EMILIA - Mateo me trajo a comprar unos medicamentos porqué me sentía mal, ya estamos volviendo - inventó una respuesta en cuestión de segundos

ah bueno, estas mejor? - RENATO

EMILIA - sisi, tranqui, ya llegamos

bueno amor - RENATO

FIN DE LA VIDEOLLAMADA




Los hermanastros cruzaron miradas por unos segundos y no hizo falta ni hablar para entender lo que sentía cada uno. La mirada de ella estaba menos triste, en la mirada de él había desaparecido la frialdad por completo, pero tenían que volver, no había tiempo para charlas.




- cómo estás? - preguntó su novio al verla llegar

- bien, bien

- los medicamentos? - preguntó confundido mirándola a ella y a su hermano




Se quedaron en silencio por unos segundos, Emi ya estaba sobrepasada, no se le ocurría ni una mentira más, pero Mateo habló por ella.




- no conseguimos el que necesitaba

- uh, bueno después le decimos a mi vieja que pase por otra a ver si consigue, o a Gabi

- si tranqui, total me siento un poco mejor - dijo la chica con la voz tranquila

- bueno, queres que nos vayamos a acostar un rato?

- dale - asintiendo con la cabeza

BIEN O MALDonde viven las historias. Descúbrelo ahora