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CAPÍTULO XXXVI: Dejar ir lo que amas
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Maratón 1/5 +Epílogo
Bestia dejó a Bianca cinco minutos a solas para tranquilizarse. Tres los había pasado llorando, uno para tranquilizarse y otro para arreglar su maquillaje.
Bianca salió con Camden a su lado, que también se mostraba decepcionado y frustrado; y con su padre a su espalda, que lucía una sonrisa satisfecha. Al levantar la mirada, todos seguían ahí, pero su mirada reparó en Harry, que la observaba en tensión.
Bianca dio unos pasos hacia él con una sonrisa. Al estar uno frente a otro, se quitó la pulsera que le había regalado por Navidad y se la devolvió.
—¿Qué pasa? —jadeó Harry, teniéndose lo peor.
—Lo siento, de verdad —Bianca no podía hablar sin que se le quebrara la voz.
—Por favor, no hagas esto —pidió el pelinegro.
—Harry —sonrió ella—. La política de un reino es demasiado compleja. Ni aunque los dos quisiéramos (que es el caso) romper este enlace, podríamos. Estamos en la cuerda floja.
—Bianca, por favor.
—No —dijo ella cortante. Lo miró con los ojos a rebosar de lágrimas—. Lo siento, tengo que irme.
Bianca se apartó y cruzó un pasillo decidida a ir a su habitación.
Harry levantó la mirada hacia Bestia.
—Te aseguro que hemos estado hablando de nuestras posibilidades, pero no hay muchas. —Harry no contestó—. Nos vemos en otro momento. Camden, acompáñame, por favor.
Ambos se fueron hacia otra dirección.
Uma miró a Harry, que tenía la mirada perdida y la pulsera hecha a mano encerrada en su tembloroso puño.
