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CAPÍTULO X: Háblame de ti
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Uma disfrutaba su estancia en el castillo de Áuradon como la que más. Era como vivir permanentemente en un hotel.
Aquella mañana, como cualquier otra. Se vistió con sus habituales conjuntos negros y turquesas y bajó a desayunar. Antes de llegar al comedor, divisó a Bianca Beast dirigiéndose a la salida junto al príncipe Terence. Uma no podía quitarse de encima el mal trago que había sentido por ella la noche anterior. Para ella, que se había criado en la Isla de los Perdidos, Áuradon era el lugar ideal para vivir y crecer donde nunca pasaba nada malo.
Y cuando supo lo que había sucedido en aquel accidente, sintió mucha pena por la princesa. Se la veía tan pequeña e inocente que nadie se atrevería a dudar que era la princesa estereotipada ideal.
—¡Bianca! —la llamó, y la princesa se giró a verla.
—Hola, Uma —intentó sonreír como si la noche anterior solo hubieran visto una película con palomitas—. Buenos días.
—Eh... Bianca, sobre anoche...
—¿Me embriagué mucho? ¿Mis padres lo saben?
—No, es que... —la morena suspiró—. Mira, Ben nos contó lo de Rhys,—A Bianca se le cambió la cara—. Solo quería decirte que es lo que es pasarlo muy mal y sentirte sola. Tal vez pienses que solo soy una villana del montón, pero puedes hablar conmigo cuando quieras. Creo que sabes dónde queda mi cuarto.
—Gracias, Uma, creo que seremos grandes amigas.
—Dalo por hecho. Por cierto, ¿adónde vais?
—A dar una vuelta para despejarme. Mañana iré a la Isla de los Perdidos con Harry, podrías venir.
