Tras enviar el mensaje y elegir la vestimenta que considero adecuada para la ocasión, me ducho, visto y arreglo como pocas veces suelo hacerlo. No planeo cautivar a los hombres con mi belleza, mucho menos causar envidia en las mujeres, simplemente me conformo con dar una buena impresión a los invitados a la fiesta quienes, considerando la personalidad y estatus social de la familia de JB, seguramente serán socios comerciales, algunos colaboradores y uno que otro familiar cercano, además de sus pocas amistades y conocidos considerados "importantes".
Pese a que me encuentro casi lista, tengo algunos problemas con el cierre de mi vestido. Mis brazos no son lo suficientemente largos para alcanzarlo y terminar de subirlo, así que necesito a alguien que lo haga por mí. Me encamino hacia el pasillo con la esperanza de buscar a alguna mujer del servicio que me ayude con mi problema, o en su lugar, mi padre, pero cuando estoy por salir, la puerta de la habitación se abre obligándome a dar un par de pasos en reversa para no recibir el golpe de la superficie de madera dura ocasionando que pierda el equilibrio a causa de mis zapatillas. Mark entra en la habitación y al darse cuenta de mi situación se acerca hacia mi aferrando una de sus manos a mi cintura para evitar una posible caída. Me detengo casi al instante y mi respiración se frena de igual manera, aunque no por mi incidente, sino por la cercanía de Mark.
Son varios los segundos que transcurren antes de que mi compañero decida soltarme. Mientras tanto, se dedica a observarme con atención como si estuviera asombrado de algo. Me es inevitable devolverle la mirada, y es que en realidad luce muy bien con el traje que lleva puesto.
— Ujm...Gracias. —digo con voz baja al mismo tiempo en que mi rostro desciende pues se encuentra muy cerca al de él. Doy un paso en reversa y el quita su mano de mi cintura retrocediendo también.
— Eres muy torpe. —comenta llevando una mano a su cuello mientras camina hacia mi cama para tomar asiento en ella.
— Tú no eres quién para decírmelo. —le respondo dirigiéndome a mi tocador para colocarme mi collar y los pendientes. Me miro en el espejo por varios segundos, pero luego de un momento, observo el reflejo de Mark a la distancia, observándome como si quisiera decir algo. Entonces recuerdo lo que desde un inicio buscaba y me doy cuenta de que mi espalda esta descubierta casi por completo. Parte de mi sostén se asoma por la abertura del vestido, y Mark está apreciando absolutamente todo. Un rubor aparece en mis mejillas pero intento controlarlo para que no sea tan visible, me giro y camino hacia el con cierta vergüenza.
— ¿Me ayudarías? —el asiente con torpeza sin decir nada y se levanta al mismo tiempo en que yo doy media vuelta. El mínimo tacto de sus manos sobre mi espalda ocasiona que un escalofrío me recorra el cuerpo. No comprendo la sensación y por ello decido ignorarla. Èl termina de subir el cierre con lentitud y yo me alejo casi de inmediato.
— Gracias...Otra vez. —comento sonriendo de lado antes de mirarlo por unos segundos.
— No hay de qué. ¿Estás lista? —pregunta acercándose a mi doblando su brazo a un costado suyo para que yo me sostenga de él. Me río por lo bajo y asiento acercándome para tomar su brazo. Una vez juntos, salimos de la habitación y caminamos hacia la entrada para encontrarnos con mi padre.
Abordamos el auto y James nos lleva a nuestro destino.