Me abro paso entre las personas en busca de mi mejor amigo, pero me toma algo de tiempo encontrarlo entre tantas figuras extrañas. Finalmente, diviso su anatomía a lo lejos, junto a uno de los ventanales, pero no está solo. Su acompañante está recargada en uno de los pilares que sobresalen de la pared y Mark se encuentra más cercano a ella de lo que me gustaría. La sensación incòmoda en mi estómago se hace presente de nuevo y tengo que desviar la mirada para intentar desvanecerla.
En un segundo, un mozo se encuentra frente a mi ofreciéndome uno de los muchos tragos que yacen sobre la bandeja que sostiene con una de sus manos. Yo tomo uno sin siquiera mirarlo y agradezco el servicio antes de llevar la copa hasta mis labios bebiendo el contenido hasta que no queda absolutamente nada dentro del recipiente cristalino.
No satisfecha con el único trago, abandono la idea de acercarme a Mark por mero enojo y me dirijo a la barra para ordenar otra bebida. Espero con paciencia a que se haga entrega de mi pedido y, una vez que èste se encuentra frente a mi, lo tomo y lo bebo tan rápido como el primero.
Pasan varios minutos antes de que el alcohol haga efecto en mi, entonces recuerdo que mi organismo no está hecho para soportar las bebidas que acabo de ingerir, mucho menos con la rapidez con la que acabo de hacerlo. El mundo a mi alrededor se desmorona y las cosas no son tan claras como hace algunos minutos, pero no le doy mucha importancia. Pese a mi desconcierto, puedo apreciar claramente el instante en que mi mejor amigo y la chica que lo acompaña se aproximan a la barra riéndose de alguna broma. Mark advierte mi presencia y me observa como si quisiera acercarse, pero antes de que lo haga, yo me retiro del lugar dirigiéndome a quien sabe donde.
Mi equilibrio no es el mejor, pero tampoco me encuentro tropezando a cada paso. De hecho, me da la impresión de que no muchos pueden notar que he bebido demasiado. Camino por varios pasillos e incluso subo escaleras sin ningún problema. No estoy buscando algo en particular, pero tampoco quiero quedarme quieta y que mi mente se ocupe en pensar que estarán haciendo esa chica a la que no conozco y Mark.
Guiada por una curiosidad repentina, y luego de haber pasado una decena de puertas que no se a donde lleven, finalmente decido abrir una y adentrarme en lo que parece ser una habitación. Pero, cuando tengo no más de cinco pasos en el interior de la recámara, diviso a dos personas muy cerca una de la otra y parecen haber llegado aquí antes que yo, así que seguramente debo marcharme.
— Disculpen...Me. —argumento con torpeza e interrumpida por el repentino sonido del hipo. No tenía hipo hace algunos segundos, ¿O si? No importa. Aún con mi disculpa, me cuesta trabajo coordinar mi cuerpo para salir de la habitación, así que estoy allí el tiempo suficiente como para darme cuenta de que conozco a esas dos personas; El de cabello negro es Junior y el otro es JaeBum, pero, ¿Por qué mi supuesto novio permite que su mejor amigo coloque una mano en su mejilla y se acerque tanto a su rostro?...Ah.
Finalmente, salgo de la habitación y cierro la puerta detrás de mi, confundida como en ninguna otra ocasión. El alcohol nubla mis ideas, mi sentimientos y al parecer también mi visión.
Doy un par de pasos en falso y me es necesario apoyarme en la pared ajena a la puerta por la que acabo de salir. Coloco una mano en mi cabeza e intento calmar el mareo que se hace presente en mi cuerpo, pero no es la quietud ni el silencio quien lo hace desaparecer, sino el brazo que se posiciona alrededor de mi cintura y la mano que sostiene mi brazo para colocarlo sobre los hombros de alguien. Desvío la mirada del suelo y la fijo en el rostro de la persona que intenta ayudarme. Repentinamente me siento llena de energía y felicidad.
— ¡Mark! —exclamo riendo antes de abalanzarme sobre su cuerpo para abrazarlo con todas mis fuerzas, aunque no tengo idea de porque lo hago.
— ¡Shhh! —responde, antes de tomarme en sus brazos y levantarme para llevarme a algún lugar desconocido. Espero sea a alguna cocina o un restaurante porque tengo mucha hambre.
Lo escucho abrir una puerta y nos adentramos a otra habitación. Èl me baja de sus brazos y se apresura a cerrar la puerta antes de quedarse observando hacia el pasillo a través de un orificio en la madera que posee esa función. Me acerco a èl en silencio, y cuando estoy lo suficientemente cerca, me alzo sobre la punta de mis pies y le susurro en el oído;
— ¿A quién estás vigilando?
Mark se sobresalta al escucharme y yo me río por un momento, después èl toma mi mano y me guía hacia la cama.
— Tu padre te está buscando, Syfel. Si te encuentra en este estado se molestarà mucho, además, si te muestras así ante el publico darás una mala impresión...Si estuvieras en tus cinco sentidos me darías la razón.
Mientras intenta explicarme la situación, me ha sentado en la cama y yo no puedo dejar de observarlo. Creo que estoy prestando más atención a sus labios que a las palabras que salen de ellos. Me río y el pasa una mano por su rostro como si estuviera molesto.
— ¿Qué tomaste? —me pregunta, poniéndose a mi altura y tomando mis dos manos. Quiero responder pero no puedo porque, honestamente, no lo recuerdo. Me encojo de hombros y el se levanta frustrado, se acerca a la puerta y vuelve a observar hacia el pasillo, creo que èsta vez logró ver algo porque de inmediato regresa a mi lugar y me levanta de un tirón. Me coloca de espaldas junto a la puerta, en el lado en que no nos verían si alguien se limitara a empujar la superficie de madera en un ángulo de 90 grados y él se posiciona frente a mi, apegando por completo su cuerpo al mío. En ese momento escucho la voz de Junior fuera de la habitación;
— Escuche una puerta abrirse y cerrarse por aquí, no creo que haya podido ir más lejos...
Entonces la perilla de la puerta se gira y alguien entra en la habitación.