007

323 30 1
                                    

Sintió el cuerpo caliente de Tomás sobre el suyo, con el gran miembro de este empujándose con fuerza en su interior, volviéndolo completamente suyo, profanando todo espacio virgen en las paredes internas de su entrada. Iván solo sabía gemir, siendo un completo lío, no sabía por dónde llegaba más placer, si por la traviesa mano del mayor masturbando su miembro con tal velocidad y rudeza, o la forma como entraba y salía de su cuerpo, llenándolo con esa sensación de fuego ardiendo por todo su ser, logrando hacer que su mundo se volviera blanco y todo el placer corrompiera su mente y su cuerpo.

—¡Ah! ¡Tomi! —soltó un fuerte gemido al sentir otro de esos toques en un punto de sí que lo llevaba al placer más profundo. Iván vio claramente la sonrisa del mayor antes de tocar de nuevo ese lugar con su miembro, él sentía que ya no podía más, que terminaría muriendo o algo parecido porque no era posible tanto para su pequeño cuerpo, tales sensaciones juntas le hacían cuestionarse cómo es que aún estaba respirando. Arqueó su espalda, deseando poder resistirlo, no quería terminar, no cuando él y Arbillaga estaban tan unidos como en ese momento.

—¿Te gusta, pequeño? ¿Más rápido? ¿Más profundo? —Escuchó la voz del mayor algo distante, pero sin embargo estaba ahí. Él solo asintió con la cabeza, relamiendo sus labios, perdiéndose en todas las sensaciones que el más alto le proporcionaba, hasta que de un momento a otro, colapsó.

Y el gatito Iván se despertó.

Removió sus esponjosas orejas, abriendo sus ojos tan rápido que quizás hasta le dolieron, pero no importó, se encontró a sí mismo en la cama donde dormía con el tatuado, aunque faltaba algo ahí: Tomás

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Removió sus esponjosas orejas, abriendo sus ojos tan rápido que quizás hasta le dolieron, pero no importó, se encontró a sí mismo en la cama donde dormía con el tatuado, aunque faltaba algo ahí: Tomás.

Meneó su cola y se sentó despacio, estirándose, sintiendo todo su cuerpo un poco más rígido de lo normal, y entonces lo vio, ahí bajo sus pequeños boxers, su miembro totalmente despierto creando una pequeña carpa con su ropa. Iván gruñó ante eso, recordando lo que había soñado y negó con la cabeza, era injusto que haya sido solo un sueño, él quería que en serio Arbillaga le estuviera haciéndole todo eso.

El minino sabía de sexo, sí, no sabía que se llamaba sexo porque para él no tenía nombre, pero sabía del acto porque lo había visto muchas veces entre gatitos como él y los señores que los "cuidaban" por decirlo de una manera. Como siempre, el pelinegro se preguntaba qué era eso que hacía que los iguales a él se llenaran de placer, porque a él nunca se lo hicieron y de hecho, en medio de su ignorancia, siempre pensó que sus compañeros exageraban, no podía ser algo bueno aquello que al inicio les dolía tanto, porque él lo veía, esa expresión llena de dolor y las lágrimas cuando eran poseídos de manera brutal por las personas sin orejitas ni cola.

Pero ahora, estaba soñando con Tomás haciéndolo suyo, ¿Eso estaba bien? ¿Qué tal si él se enojaba por su culpa? No debía de pensar en esas cosas, pero su cuerpo lo demandaba, y aunque el minino Iván no se imaginaba cuánto el mayor lo deseaba, ahora se estaba regañando a sí mismo por haber tenido lo que el humano común denominador conoce como "sueño húmedo".

𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 ── Spreen and RobleisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora