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Un mes embarazado, exactamente un mes según la última ecografía que le hizo Vicky. Iván apenas se había enterado hace unos días que iba a ser papá y que tenía a un mini Tomás en la pancita, pero no pudo tomarlo de una mejor manera. Él hablaba mucho con su pancita desde entonces e incluso en momentos, Tomás se había encontrado con su pequeño acostado, solo admirando o acariciando su abdomen, acurrucado en sí mismo.

Su vientre seguía creciendo, Tomás no sabía cómo era posible, pero desde que se enteró que sería cosa de solo menos de setenta días y que aproximadamente le quedaba un mes y una semana para que Iván le entregará el maravilloso regalo que era un hijo; él había notado que la pancita de Iván crecía considerablemente más rápido.

Eliza iba a visitarlo con frecuencia, incluso Germán y Rodrigo pasaban agradables días en su casa. Tomás y Germán no habían vuelto a tocar el tema de la beca, eso gracias a que el peli-avellana le pidió que no hablaran de aquello frente a Rodrigo, el castaño aún estaba algo sensible, aunque intentara no demostrarlo.

—¡Oh, vamos, Germán! ¡Yo también quiero cerveza!

Rodrigo meneó su cola con prepotencia. Tomás, Germán, Iván y él habían decidido pasar ese día juntos en la playa, en esa parte alejada que era más que nada privada para las personas que tenían sus casas ahí, aunque realmente la única que se podría apreciar a kilómetros de distancia era la de Tomás, y eso ayudaba muchísimo a que el pequeño Iván no tuviera que esconderse.

Tomás y Germán llevaron dos six packs de cerveza, al igual que un poco de leche para Iván y mucha más comida para Rodrigo. Colocando unas toallas sobre la arena, se sentaron a apreciar el mar, esperando la hermosa puesta de sol ya que Tomás le había hablado a Germán muchísimo sobre ella y Germán deseaba ver si se podía inspirar alguna forma con la imagen.

—Ya te dije que sos muy pequeño, idiota. —Germán gruñó, harto de la insistencia del pobre felino. Rodrigo entrecerró los ojos, alzando una ceja después.

—Oh, claro, imbécil. Ahora soy “pequeño”, pero cuando estoy entre tus piernas chupándote la Hmmm… ¡Mmm!

Germán cubrió con una de sus manos los labios del ojiverde y este pasó descaradamente su lengua por toda la palma de la mano, causando que Germán la alejara al instante con una mueca de asco, ante la mirada atenta de Iván y Tomás.

—…Polla. —dijo el castaño, con una victoriosa sonrisa.

—Ugh, ¡Sos un puerco, Rodrigo!

Iván rió fuerte al observar la sonrisa burlona en el rostro de Rodrigo, clara señal de victoria, captando así la atención de todos los demás. El minino cubrió sus labios, inclinando sus orejas hacía abajo. Él no había querido hacer tanto ruido, solo la risa salió.

Tomás dejó un dulce beso sobre su mejilla, acomodándolo mejor entre sus piernas, porque sí, el cuerpo de Iván se encontraba descansando entre las piernas de Tomás, con su espalda pegada al pecho del mayor y este inclinado hacia atrás, apoyado en la palma de sus manos.

—¿Qué es gracioso, Iván? ¿Acaso no te gustaría saber a qué sabe la cerveza? —Iván negó con la cabeza, y soltó un par de maullidos, mientras Rodrigo bufaba y se cruzaba de brazos, volteando el rostro para ya no verlo—. Sos tan idiota, no hace daño si se toma solo una vez, esto de que estés embarazado te hace tan aburrido.

Iván subió la mirada hasta arriba. Alto, alto, queriendo encontrarse con los ojos de Tomás, así que se dejó caer un poco más, hasta que por fin sus dulces y grandes ojos conectaron con los del mayor y le hizo un puchero, recibiendo un beso por parte de este.

—No, nene, no sos aburrido. —El minino sonrió, moviendo su cola, otra vez levantando algo de arena, sintiendo como le hacía cosquillas a su piel, volviendo a reír, llevando ambas manos a su pequeña pancita, acariciándola por mero instinto—. ¿Hambre?

𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 ── Spreen and RobleisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora