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—¿Listo?

Iván asintió, emocionado. Tomás dejó un pequeño beso en sus labios antes de abrirle la puerta del copiloto, dejando que su minino baje y dándole la mano después. El lugar era inmenso, además no muy lejos se podía observar el muelle y el mar, con la marea tan calmada, junto a un hermoso atardecer.

El pequeño se mantuvo observando el lindo paisaje, llamando la atención de Tomás con un maullido, mientras este le pedía a Iván que se agarrara de su remera, ya que él tenía que sacar unas cajas de la parte trasera del auto.

—Tomi. —Iván le señaló con insistencia la playa, captando la atención del mayor.

—Te prometo que terminando de conocer la casa, iremos a ver el agua, ¿Qué te parece? No sé si te guste mucho, pero quizás te agrade remojar tus pies ahí.

Después de una afirmación por parte de su pequeño, caminaron hasta la puerta principal de la preciosa casa de playa. Dos pisos con una azotea inmensa, además de contar con tres habitaciones, dos baños, la cocina, también el comedor y la sala prácticamente juntos, dándole ese toque hogareño. Sí, Tomás se sentía orgulloso de haber gastado casi todos sus ahorros en la reconstrucción de ese lugar. Ahí podría pasar días hermosos junto con su pequeño, alejados de absolutamente todos, cualquier preocupación o temor, se había quedado en la ciudad.

Una semana había pasado desde el descubrimiento de Iván embarazado, ahora con tres semanas de embarazo, el pequeño minino tenía una pancita casi ni visible, sin embargo, si te dedicabas a admirarlo, podías notar el pequeño bulto en la zona de su abdomen.

Vicky le dijo que no tenía que preocuparse, con el permiso de Rubén, ella iría semana a semana a hacerle las revisiones necesarias al pequeño Iván, afortunadamente ya para ese momento existían ultrasonidos portables, conectados con cable USB, además de muy fiables. La mujer también insistió en que Tomás no debía preocuparse por ningún gasto, todo quedaba en manos de Rubén y de ella.

Eliza había tomado la noticia con muchísima inquietud los primeros días, pero después de reconocer por sí misma cada uno los síntomas primerizos en Iván, abrazó fuerte a su hijo mayor hasta llorar, demasiado feliz por ser abuela, aunque niños era lo que le sobraba a esa mujer.

Tomás había decidido que, ya después de toda la conmoción, se llevaría a Iván a su casa y fue por culpa de sus hermanas, quienes faltaron a clase para despedirse de Iván, que terminó partiendo muy tarde, ya casi anochecía y apenas le mostraría a su pequeño el interior de su nuevo hogar.

Una vez abrió la puerta, encendió las luces e Iván admiró con detalle cada lugar. Se veía muy bonito con las paredes pintadas de un color crema claro, quizás no tenía tantos detalles como la casa de Eliza, pero contaba con una mesa pequeña para el comedor, unas sillas del mismo color de la mesa, y unos tres sofás de diferentes largos, junto con una pequeña mesita en medio. El minino miró a Tomás, cuestionando con sus ojitos si podía observar con más detenimiento.

—Claro, bebé, solo ten cuidado, yo voy a dejar tus cosas en el cuarto.

Iván asintió, meneó sus orejitas antes de tomar vuelto y correr como desesperado rumbo a los sofás, lanzándose sobre uno. No era raro para Tomás ver como su pequeño olfateaba el espacio y estaba bien, el dulce meneo de la cola de Iván le indicaba que el minino se sentía seguro. Iván debía adaptarse a todo, al fin y al cabo era su nuevo hogar.

Tomás subió las escaleras para llegar a la que sería su habitación. Le había costado mucho saber cómo decorar esa parte, y aunque anteriormente el lugar ya estaba amueblado, él se encargó de contratar a alguien para que vendiera las cosas, y comprar otras; Tomás deseaba decorar su nuevo hogar, al fin y al cabo su pequeño Iván y su hijo o hija vivirían con él de ese momento en adelante, no iba a dejar que, en un futuro, cuando hablara con su pequeño o su pequeña, tuviera que decirle que el desgraciado de su abuelo compró y amuebló esa casa para mantener tranquila a su esposa mientras la engañaba. Ya era suficiente con saber que ese lugar anteriormente era de ese hombre.

𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 ── Spreen and RobleisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora