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—Y me fui de allí.

Tomás terminó de explicarle la situación a su madre, él variaba mucho sus expresiones mientras narraba, aunque para Eliza era común toda mueca proveniente de su hijo. Tomás no se dejaba doblegar por nadie o al menos por nadie que no tuviera un par de orejas de gato, una cola, cuerpo de niño y responda al nombre de Iván.

—O sea que te pudieron hasta matar por enfrentarte de esa forma a ese señor, ¿Me estás hablando en serio, Tomás Arbillaga?

—Sí, mamá, pero ¡Vamos! Estar en peligro ya es algo que me pasa todos los días.

Dejando que su madre se tome el tiempo para procesar absolutamente todo lo que le había contado, Tomás se giró sobre su lugar y admiró como su pequeño jugaba con Lucía y Angie.

Después de dos largas noches en las que Tomás no pegó un ojo, imaginando que quizás muy pronto el idiota ese de Rubén le caería con una sorpresa, decidió que lo mejor era alejarse de su casa de playa, ahora que Vicky conocía su ubicación.

De acuerdo, era un completo idiota por haber dejado que esa mujer conociera el lugar sin antes tener una conversación profunda con Rubén, pero ya estaba pagando por su idiotez. Ahora su nidito de amor que compartía con Iván se había vuelto el lugar más peligroso en toda la ciudad. Así que al final terminó volviéndose con su madre, eso al menos hasta pensar que otra cosa podía hacer.

—¿Qué harás ahora que no tienes la ayuda de Vicky para los chequeos de Iván? Tomás, ella me ha estado llamando preocupada ¿No crees que vengan a buscarte aquí?

—Es lo más probable, por eso no es permanente, mamá, solo hasta conseguir un mejor lugar donde quedarnos. Y sobre los chequeos, ya sé que Iván tendrá que ser intervenido en más o menos cuatro semanas, después… La cesárea… ¡No lo sé, má! No es tan simple como parece, cuando algo me da miedo, tiendo a huir y aunque deba cambiar, no cambiaré en esto. Pueden quitarme a Iván si me continúo quedando en manos de esa señora y de ese viejo loco.

—Entonces me estás diciendo que de nuevo fue tu instinto el que actuó, ¿Verdad? —Tomás afirmó, resignado. Él no era un niño, ya tenía más de dieciocho años, pero de verdad esperaba que su madre tenga una respuesta para su problema—. Sabes muy bien que yo puedo encargarme de la cesárea, pero necesito más manos, Tomás, no es una operación cualquiera, un mal cálculo y algo malo podría salir de todo esto.

—¿Qué estás insinuando?

—Hablemos con Vicky.

—¡Claro que no, mamá!

—Mira, Tomás, piensa un poco las cosas, aún tienes cuatro semanas antes de que llegue la hora, pero también intenta considerar que por el hecho de que ese viejo loco haya querido hacer eso, no quiere decir que Vicky esté enterada de cómo son las cosas. Ella jamás aceptaría que te separen de Iván como a ella “la separaron” —Eliza usó las comillas con los dedos para este punto—, de su hijo. Considéralo, si me contaste que les tiene tanto amor a todos los niños de ese lugar, no es una mala mujer. Ella sigue órdenes, como tú, como yo. Mira, ahora me vienes a contar tú que hasta en el hospital donde he trabajado prácticamente toda mi vida, es probable que hayan raptado niños en algún punto de mi carrera y yo ni siquiera estaba enterada. No culpes a los peones, culpa a quien los controla. Te conozco, Tomás, nunca juzgarás a alguien sin tener las pruebas suficientes. Eres mi hijo, al fin y al cabo. —Eliza colocó una mano sobre el hombro del pelicafé antes de dejar un beso en su frente, caminando de nuevo en dirección a sus hijas, explicándoles que por unos días Iván y Tomás estarían de visita.

 —Eliza colocó una mano sobre el hombro del pelicafé antes de dejar un beso en su frente, caminando de nuevo en dirección a sus hijas, explicándoles que por unos días Iván y Tomás estarían de visita

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𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 ── Spreen and RobleisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora