016

41 5 0
                                    

Después de como la doceava lamida, Iván ya había perdido la cuenta de cuantas veces soltaba un gruñido al ver que continuaba saliendo sangre de la herida, a pesar de sus intentos por detenerla. Pero, al fin, luego de todo ese proceso, la herida se veía mucho mejor que antes y ya no salía nada de ella, así que el pequeño, orgulloso de su trabajo, dejó un último beso sobre esta antes de intentar levantar su cabeza, pero no contaba con que la mano de Tomás que descansaba sobre sus rizos le impidiera hacerlo.

—¿Meow?

—Quieto ahí. ¿Si, bebé? —La voz ronca de Tomás, tan suave y raspada a la vez, estremeció al felino. Iván conocía muy bien en qué momento se ponía de esa forma. Con esa actitud dominante, esa manera de expresarse como si fuera una orden, pero a la vez con la sutileza suficiente para que Iván no se sintiera asustado. Sí, Tomás solo se ponía así cuando jugaban juntos.

Sin necesidad de decir más, Arbillaga bajó su mano libre hasta sus pantalones, desabrochando el botón de este y luego bajando su cremallera, alzando sus caderas, aunque su herida aún se encontraba resentida y le causaba un pequeño dolor, eso no le podía importar menos, necesitaba lograr deslizar su pantalón y su ropa interior lo suficiente como para que su miembro saliera fuera de este, dejándose ver, erguido por completo, con un pequeño brillo por las primeras gotas de líquido pre seminal que escapaban desde la punta.

Iván, aún con el rostro inclinada hacia abajo, subió su mirada para observar a Tomás, encontrándose con este mordiendo su labio, apoyando su espalda justo en la pared donde Iván antes había estado acurrucado y tras regalarle una mirada, suspiró, llevando su propia mano sobre su miembro, tomándolo por la base y empezando a masturbarse, de arriba a abajo, con movimientos lentos.

—Tomi.

—Amor, quiero que lo chupes.

Después de esas palabras, Iván llevó su mirada hasta el largo miembro casi al lado de su rostro. Volviendo a confirmar que era eso lo que Tomás quería, obedeció, permitiendo que el oji-negro lleve la longitud hasta su boca y entonces pasó la punta de su lengua sobre esta, causando que todo el cuerpo de Tomás se estremeciera debido a semejante espasmo. —Oh, mierda.

El pequeño al instante subió la mirada, sin estar seguro de si eso era bueno o malo, pero al encontrarse con el mayor inclinado hacia atrás y sus labios entreabiertos, Iván relamió los suyos, apartando la mano de Tomás de su pene para ahora ser él quien lo sostuviera, con mucho cuidado de no apretarlo muy fuerte.

El minino meneó sus orejas justo antes de volver a pasar su lengua por el largo, examinando el sabor. Le gustaba, le agradaba tener el control, aunque sea por una vez, y podía acostumbrarse a esa amarga y agradable sensación cuando su lengua pasaba por la piel del miembro, definitivamente el doble de grande que el suyo, o tal vez más.

Iván entonces se concentró en su tarea, volviendo a pasar su lengua por esta, ya más repetidas veces, repartiendo besos y largas lamidas en todos los lugares que su lengua podía, sintiendo aún la mano de Tomás sobre sus rizos, acariciándolo, pasando por detrás de sus orejitas. Entonces Iván supo que estaba haciéndolo bien.

—Be-Bebé. —Tomás tiró suavemente de los cabellos entre sus dedos, atrayendo la atención de su minino, quien continuaba con su lengua sobre el miembro, esperando que el mayor le dijera qué sucedía—. Llévalo a tu boca. —Ordenó, imaginando esos gruesos labios rojos y esa pequeña boquita tragándose toda su glande—. Lo más que puedas, y ju-juega con él, como yo contigo, ¿De acuerdo?

—Meow. —Fue el único sonido que emitió el pequeño, asintiendo con la cabeza e inclinándose de nuevo, hasta que escuchó la voz de su dueño otra vez.

—Oh, y nada de dientes, mi amor.

Después de eso, Tomás solo se dedicó a disfrutar, con los ojos entreabiertos, observando las expresiones inexpertas de su pequeño, mientras seguía pasando su lengua lentamente por su erección, mojándolo todo lo que podía, hasta que, sin decir más, separó sus labios y se lo metió en la boca, logrando escuchar un fuerte y ronco gemido proveniente desde lo más profundo de la garganta de Arbillaga.

𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 ── Spreen and RobleisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora