En realidad, uno nunca sabe las sorpresas que nos tiene la vida, hasta que ocurren. Para nuestra desgracia, no siempre son sorpresas buenas. Tomás jamás se esperó que lo que había comenzado como una perfecta mañana en la que contrajo matrimonio con el amor de su vida, se vuelva el día más horrible que le había tocado experimentar, si es que continuaba vivo para contarlo.
Llamaron a la puerta unos minutos después de que una mujer de edad, su vecina de unas casas más abajo, viniera a llevarse a Angie y Lucía, después de todo Abril y Ama tenían clases de inglés en la tarde y su mamá no regresaría hasta altas horas de la noche. Él pensó que sus hermanas habían olvidado algo importante, así que dejando solos al pequeño Iván y a su hijo por un momento, bajó las escaleras a trote, aunque lo que se encontró del otro lado no fue nada de lo que se pudiera esperar, ni en sus peores pesadillas.
En menos de dos segundos su cuerpo rebotó contra el suelo cuando uno de los gigantescos hombres golpeó no su rostro, sino impactó el puño justo sobre la parte superior de su cráneo, mientras el otro se encargó de taclearlo y dejar que el cuerpo del pelicafé caiga, causando un ruido sordo. Dolor, mucho dolor se juntó en su cabeza mientras presionaba sus ojos y una de sus manos se dirigió a esta, pero le costó otros dos segundos recordar lo que estaba ocurriendo, así que muy a su pesar, estiró su brazo para tomar a uno de los sujetos de la pierna, intentando utilizarla para levantarse.
Una patada directo hacía su columna vertebral y otra vez su cuerpo fue de directo contra el suelo, golpeándose el rostro, sintiendo un metálico sabor en su boca cuando uno de esos dos sujetos lo volteó de lado, con suavidad, para que después el otro le dé un golpe más en su abdomen, causando que escupiera y se retorciera en el suelo.
Otras muchas patadas dieron justo contra su cuerpo, no había forma de retorcerse, porque incluso los golpes iban sin cuidado alguno hacía su rostro. Tomás se hizo un ovillo, tratando de cubrir su cabeza, no se podía permitir caer inconsciente, sino todo estaba acabado. Sus ojos se llenaron de lágrimas cuando el miedo inundó su cuerpo, la figura del pequeño Iván apareció en su mente justo antes de volver a separar los labios y escupir otra buena cantidad de sangre.
Sus ojos se abrieron en el segundo en el que subió la mirada y detrás de la silueta del semejante monstruo que lo gopeaba, apareció Iván, su Iván, observando a su niño observar la escena desde arriba de las escaleras, con los ojos llenos de lágrimas. Tomás escuchó a Iván llamarlo y quiso ir, quiso abrazarlo, quiso que al cerrar los ojos en alguno de esos golpes, todo fuera una maldita pesadilla.
—¿Ese es? —Gruñó uno de los mastodontes que al parecer sabían hablar, viéndolo voltear después para sonreír divertido ante la expresión de susto del minino en la parte superior de la casa—. Seguro es, mira nada más que lindo.
—¿Crees que el jefe nos deje follarlo cuando saque de él lo que necesita?
Su sangre hirvió y Tomás se removió en el suelo, estirando su pierna para darle una potencial patada en la canilla a uno de los tipos, logrando que este se doblegue de dolor y se concentre de nuevo en él, queriendo asesinar al muchacho tendido en el suelo.
—¡Hijos de puta! ¡A sus madres me follaré cuando todo esto acabe!
Tomás supo que había dado en el blanco cuando el rostro de ambos sujetos se endureció más y luego le dio una mirada al pequeño Iván. Le pidió que huya, le dijo que corra, pero las palabras no salieron con la suficiente fuerte antes de que otra patada diera justo sobre su pierna, causando que grite de dolor, mientras el minino quiso bajar, dio un paso sobre las escaleras cuando otra silueta mucho más pequeña se dejó notar desde la puerta e Iván palideció del miedo, retrocediendo, subiendo otra vez y quedándose petrificado.
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𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 ── Spreen and Robleis
FanficNeko significa gato. Neko corporation es una organización creadora de los mejores juguetes sexuales del mundo, pero una vez todo se vino abajo, todos creyeron acabado el martirio del nivel tan raro que estaban tomando los experimentos. Tomás Arbilla...