Durante la noche, Tomás se mantuvo junto a Iván en ese horrible lugar. De algún modo había logrado vestir a su pequeño cuando este estaba ya dormido. Una vez lo logró y lo sentó entre sus piernas, con el cuerpo de Iván casi hecho un ovillo sobre el suyo, se quedó dormido, pasando la noche entera ambos enroscados en ese rincón de la casa abandonada.
A la mañana siguiente, el mayor estuvo muy feliz de ver a su pequeño despertar sin un horrible resfriado y él, sin contar con la herida que le fastidiaba, estaba bien también. Sacó su celular, marcando el número de Germán, realmente no tenía ganas de hablar con Alex y seguro no lo haría en muchísimo tiempo.
—¿Por qué mierda me llamas si no son ni las seis de la mañana, Tomás?
—¿Quizás porque estás durmiendo en mi cama? O tal vez, ¿Por qué estoy encerrado en un estúpido lugar a punto de morir de hipotermia con una maldita herida abierta? —Germán se terminó de despertar cuando escuchó los casi gruñidos por parte de su amigo, quitando el brazo del cuerpo dormido de Rodrigo que rodeaba su cintura, sentándose en la cama, dejando que el frío del suelo roce sus pies.
—Sí, son buenas razones. —El ojinegro se estiró, tomando su pantalón y colocándoselo—. ¿Encontraste a Iván?
—Por suerte sí, está aquí conmigo.
Quizás a Germán, en otra situación, le sorprendería el cambio en el tono de voz de Tomás, de gritarle hasta parecer la voz de los orcos en El Señor de los Anillos, a esos idiotas enamorados de las películas como Tres metros sobre el cielo o sabrá Dios qué, a Germán solo le gustaba el Señor de los Anillos. Escuchó el pequeño gruñido de su castaño en la cama, estirándose y meneando la cola a la par con sus esponjosas orejas castañas solo terminó de hacerlo reflexionar.
Se acercó, cubriéndolo mejor con las frazadas de la cama y dejando un suave beso en la sien de su gruñón novio.
—¿Y está bien? —Terminó con el jean, buscando donde sea que haya dejado su camisa roja a cuadros—. Quiero decir, ¿Estás bien? ¿Te duele mucho? ¿Llevo una ambulancia?
—No, estoy bien. —El cálido tono de Tomás le hizo saber a Germán que seguro estaba admirando a su minino dormir, porque era lo más probable, Iván era un gatito, los gatos no suelen levantarse tan temprano, o Rodrigo era el único gato vago, quién sabe—. Solo necesito que me ayudes a salir de aquí, el lugar por donde entré me raspó la piel y bueno, ya no sangra, Iván se encargó de eso, pero no quiero salir con otro igual, así que si podes traer un fierro o algo para ayudarme con los maderos podridos, te lo agradecería.
—Como los viejos tiempos, eh. —Ambos sonrieron, recordando sus travesuras de más jóvenes—. ¿Puedo dejar a Rodrigo aquí o eso cuenta como un “Desalojen mi casa y no se olviden de limpiar”?
—No, por mí no hay problema. Tengo mi auto cerca, solo quiero salir, Uni. Te dije que tengo planeado llevarme a Iván a un mejor lugar, pero, por ahora, mientras más alejado esté de la zona donde se supone que está Iván, mejor. Iré a ver a mi madre.
—¿Con Iván? ¿Estás loco?
—¿Una mejor idea que aportar, Usinger?
—¿Y Alex?
—Tengo llamadas perdidas de él, no le he contestado, creo que con esto sabemos que no puede con la responsabilidad, así que iré con la mujer que sabe mantener a seis hijos, sin contarme a mí y no perder la cabeza, seguro Iván le encantará.
—Tu mamá es increíble.
—Sí, bueno, tiene que pagar por sus años ninfómanos.
Ambos soltaron grandes carcajadas, pero Tomás se calló cuando sintió a su pequeño removerse en su regazo. Él no tenía problema con bromear de esa forma sobre su madre, ya se lo había dicho a la cara muchísimas veces, y es que tres compromisos diferentes y siete hijos no era algo que cualquier mujer en Londres pudiera hacer, encima continuar siendo tan fuerte, paciente y luchadora. Sus seis hermanos menores aún vivían con su madre y vaya que los amaba, pero ir a esa casa era literalmente visitar una guardería, de no ser por Amairani y Abdamari, que estaban entrando a su etapa de rebeldía: La adolescencia.
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𝐍𝐄𝐊𝐎 𝐂𝐎𝐑𝐏𝐎𝐑𝐀𝐓𝐈𝐎𝐍 ── Spreen and Robleis
Fiksi PenggemarNeko significa gato. Neko corporation es una organización creadora de los mejores juguetes sexuales del mundo, pero una vez todo se vino abajo, todos creyeron acabado el martirio del nivel tan raro que estaban tomando los experimentos. Tomás Arbilla...