28. where are the kittens?

6.2K 464 29
                                    

📍Mónaco
🗓 4 de junio de 2022

Llamé a la puerta y tras unos segundos Max me abrió con una gran sonrisa en su rostro que me contagió a mí. Le miré de arriba a abajo, llevaba unos pantalones vaqueros cortos y una camiseta que le venía un poco ancha, pero le quedaba de maravilla.

-Hola, preciosa.- eso era nuevo, pero me gustaba.- Pasa.- se hizo a un lado y le hice caso. Ande hasta llegar al salón, me quité el bolso y lo dejé en el sofá.

Aprecié bien la casa, cosa que la anterior vez que estuve aquí no pude hacer por el dolor infernal de mi cabeza.

-Me gusta tu casa.- le dije.

Era minimalista, moderno, pero me gustaba, sencillo, pero bonito, la decoración no estaba nada mal. Tenía cuadros, alguna que otra fotografía con su familia o de él en RedBull y algunas plantas que dudaba que fueran de verdad, pero le daban un toque llamativo al salón.

-Gracias. Victoria y mi madre me ayudaron a decorar.- hizo un gesto con la cabeza.- Bueno, se encargaron ellas.- sonreí por su mueca.

-Está muy bien. Tienen buen gusto, no como tú y tu habitación.- soltó una risita ahogada.

-Deja de criticar mi habitación, algún día la decoraré.- se defiende.- Pero no le veo necesidad, apenas estoy aquí y cuando estoy solo voy a la habitación para dormir.- se encogió de hombros.

-Pues para mí, mi habitación es mi templo.

-Qué filosófica.- se burló un poco.-Anda ven, vamos a la cocina o se me va a quemar la comida.

-¿Has cocinado tú?- pregunté extrañada, mientras le seguía a la cocina.

-Si, claro, ¿qué pensabas? ¿Qué te iba a invitar a mi casa a cenar e iba a pedir la cena?- habló con ironía.

Era justo eso lo que pensaba. Yo lo hubiera hecho, pero claro, no sé apenas cocinar. En casa, Lando y yo solemos pedir la comida o hacemos cosas simples, porque ninguno de los dos era un buen aliado de la cocina.

-Espero que no me intoxiques.- dije y me senté en uno de los taburetes, él se giró indignado.

-Oye, soy un buen cocinero, vivo solo tuve que aprender.- alcé las cejas.

-Lando y yo también vivimos solos y no sé cómo sobrevivimos, pero ninguno sabe cocinar más allá que pasta y una vez a Lando se le quemó, ¿cómo se te pueden quemar unos espaguetis?- conseguí que Max se riera y eso me llenó de satisfacción.

-Menudo desastre tenéis que ser los dos.- fruncí el ceño, porque aunque tenía razón, ¿por qué lo decía él? ¡Si no vive con nosotros!- No me mires con esa cara de ofendida, Rebecca. Os conozco a los dos, no sabéis cocinar y sois desordenados, me hago una idea de cómo será vuestra convivencia.

-Touché.- hice una pausa.- Bueno, entonces confiaré en que no me intoxiques, va.- alargué la "a" un poco, con dramatismo.

-Gracias, supongo.

-No es nada, guapo.- él negó divertido, antes de girarse a ver el horno, desde aquí no podía ver lo que estaba haciendo, pero el humo que salía del horno olía muy bien y algo familiar, pero no podía descifrarlo.- A mi se me dan bien los postres.- me recliné para adelante en la isla de la cocina, apoyando mi rostro en mi mano.- Los cocinó cuando estoy triste o tengo un mal día.- confesé. Max dejó de ver el horno para volver a mirarme a mí.

Más de una vez había llenado a mi familia de cupcakes, pasteles y brownies, pero ellos no se quejaban, menos Lando, que, aunque siempre pecaba y se comía varias porciones de lo que horneaba, siempre se quejaba por su dieta estricta de piloto y que al día siguiente tendría que recompensarlo con más ejercicio.

Gorgeous | Max Verstappen [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora