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El capullo de turno

Dos cervezas, varios chupito de tequila de fresa y un ron con CocaCola después sigo aquí, con Sadie tratando de jugar al beer pong. Apenas hemos hablado con alguien más, los chicos del equipo estaban ocupados con todas de chupitos y juegos como verdad o reto, así que nos hemos propuesto pasar la noche juntas y pasarlo bien. Ella ha bebido mucho menos que yo, pero parece igual de borracha. Al menos se ríe arrastrando las palabras y se tambalea mientras no para de repetir que como siga riéndose se va a mear encima.

—¡La última oportunidad! ¿Ganará o perderá?

Llevamos con el juego desde hace veinte minutos, y cada fallo había sido un descojone en toda regla. Creo que no me he reído tanto en mi vida. Al final íbamos empate, me toca a mí.

Sadie hace de su móvil un micrófono narrando mi jugada maestra que iba a hacer que ganase el juego. Ella me ganaba a baloncesto, pero a esto iba a ganarla yo. Todo parecía el momento indicado, el sudor de mi cuello me daba un poco de fresco, el Dj había puesto Footloose y yo me sentía con más energía que nunca. Movía la cabeza a ambos lados al son de la música, ese iba a ser el toque mágico.

Unas manos se posas en mi cintura cuando voy a tirar una de las pelotitas y justo entra en el vaso. Sadie grita de emoción y levanta las manos extendiendo su grito.

—Al final vas a tener buena puntería y todo.

Aunque me gustaría gritar y celebrar con ella las manos de mi cintura me hacen girarme y quedarme en frente de aquel chico de pelo oscuro. Según veo su sonrisa mi mano se dirige a su mejilla quedando la silueta de mi mano en el costado de su cara.

El tío es alto y fuerte y, lo que colmó el vaso, con una camiseta de los Steel Demons. No me puedo creer que un compañero de Milo se haya creído que por ser su hermana iba a ser su polvo de esta noche. Lo lleva claro. Mi cara de enfado podría haberle dicho todo, estaba tan enfadada que notaba el calor subir por mis mejillas.

Me aparto de él bufando en dirección a Sadie quien sigue con la fiesta sin entender que acaba de pasar y por qué voy directa con ella sin una pizca de gracia en mi rostro. Me cruzo de brazos y propongo irnos lo antes posible.

—¿Qué pasa?

—Ese tío —lo señalo— ¿Le conoces?

—¡Sí! Es Hunter Miller, es el base de los Steel Demons —explica rápidamente, su alegría se desvanece y no puedo dejar de sentirme culpable de aguar la noche de Sadie, ella no tiene la culpa de lo que ha pasado y tampoco quiero joder la noche a otra persona—. ¿Te ha hecho algo?

—Da igual.

—Me has dicho de irnos, si te ha dicho algo dímelo.

—Tengo que ir al baño, ¿vale? —se cruza de brazos e insiste en que le diga que ha pasado, pero sigo en mi línea de no decir nada, así que se ve obligada a dejarme ir al baño aunque, por sus fosas nasales expandidas y su mandíbula apretada, le gustaría seguir preguntando hasta que dé rienda al tema—. No tardaré.

Pasando por todo un pasillo de gente riéndose, otros besándose y muchos otros jugando a juegos donde los chupitos no dejaban de rellenarse, empiezo a pensar muchas cosas. Era la primera vez que el nombre del equipo de Milo se metía en mi cabeza.

Steel Demons. Lo mencionó Sadie esta tarde pero hasta ahora no me había quedado pensándolo. Muy creativo. Son demonios, aunque lo de acero no sé yo. Me gustaría poder decir que he tenido muchas experiencias de fiesta, pero no. Hay cosas que una se guarda para la universidad y, gracias a falsas esperanzas de películas y libros, pensaba que esto iba a ser mucho más interesante. Esperaba muchas cosas como lo del alcohol y los juegos, pero en ningún libro sale que tocan el culo a una chica sin consentimiento.

Precavidos sentimentales {Parte 1 ✔️ y 2}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora