CAPÍTULO 24

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Abro los ojos exaltada, hiperventilando con mi corazón a cien por hora, mi adrenalina a tope.

- Tranquila. - Escucho que la voz de ¿mama? 

- Respira. - Escucho que me dice ¿papa?

Intento regular mi respiración, respiraciones profundas, poco a poco me voy calmando. Más calmada observo a mi alrededor. Estoy sentada en la cúpula blanca, sigo en la habitación blanca, pero toda la habitación esta destrozada. ¿Qué habrá pasado? Los sensores en mi cabeza tiran de mi pelo. Molestan y decido quitármelos, mientras analizo y observo todo a mi alrededor, sigo alterada, vigilando todo a mi alrededor. Hace nada estaba viendo a las mujeres y la niña secuestrada y la lucha entre criaturas de la Fosa intentando huir de los extraterrestres. Entonces recuerdo... !He despertado mi poder! Me observo, estoy transformada parecida a una criatura de la Fosa.

- !Ah! - Grito de agonía, asustada. ¿Soy una de esas criaturas? 

- !Ayúdanos! - Vuelven a decirme en la cabeza y repiten una y otra vez.

Me levanto exaltada, salgo de la cúpula, dispuesta a salir por la puerta para ir a buscar el sitio donde se que ahora mismo están luchando las criaturas. Sin embargo, un agarre en mi estomago me detiene.

- !Déjame en paz! - Le grito al hombre bestia que me tiene bien sujeta de la cintura levantándome incluso en el aire. - !Tengo que ir a salvarlos! 

- !Tatiana Posean! - Escucho el grito de mi madre. Es entonces que me quedo estabilizada. Nunca desobedezcas al grito de tu madre. - Cariño, llevas dos días dormida. - Me informa mi madre, mientras me acaricia la cara y el pelo, sabe que eso me tranquiliza incluso en otras circunstancias me haría dormir. En su mirada veo la preocupación que tiene por mi. 

Me fijo en ella y ahora veo a todos los presentes en la habitación. Todos mis padres están aquí, mi madre, mi hermano Derek, el Ambystoma que conocí en la prueba, un hombre bestia de piel blanca, pero no lechosa, ojos grises y pelo castaño oscuro, con barba, con una nariz marcada y una cicatriz que recorre en diagonal desde la mitad de la frente hasta un poco más abajo del pómulo atravesando su ojo izquierdo. ¿Quién es? Luego levanto mi mirada hacia el otro hombre bestia que me tiene ahora mismo sujeta, también es alto, piel bronceada, abundante pelo castaño claro, ojos miel y cejas bien pobladas, este hombre me suena de algo... ¿Dónde lo habré visto?

- ¿Qué ha pasado? - Les pregunto más tranquila, aún que sigo teniendo en mi mente la intención de ir a rescatar a esas criaturas y mujeres y niña.

- Puedes soltarla. - Dice mi hermano Derek hacia el hombre bestia, pero este me coge con más fuerza y me rodea con ambos brazos mi cintura, al menos estoy ya tocando el suelo.

Sinceramente, no me molesta su agarre, todo lo contrario me hace sentir protegida, segura y en calma, es parecido a los abrazos de Brandom, aunque no hay nadie que le supere, él tiene cuatro brazos y es mi osito, pienso feliz y sin querer sonrió. Sin embargo para los que están en la habitación malinterpretan mi sonrisa.

- Deja respirar a mi hija. - Dice esta vez mi padre Manuel. Se nota el mismo carácter que Derek.

- ¿Por qué estáis aquí? - Les pregunto a mis padres totalmente confundida.

- ¿Qué recuerdas, cariño? - Me pregunta devuelta mi madre.

- Esta mañana hice las pruebas mentales, entre con las chicas... Por cierto, ¿Dónde están ellas? ¿Están bien? - Explico vagamente.

- Tati, eso hace dos días, estamos a domingo. - Me dice mi padre Andreu, en su mirada veo la preocupación por mi y yo agacho la cabeza triste por haber provocado ese sentimiento sin querer. - Kalem nos llamo informándonos cuando ese mismo día aún por la tarde no despertabas.

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