- No puedes llorar ahora. - Escucho que le dice una de las hermanas a otra.
- No aguanto más, yo no soy así. - Le contesta mientras se moca la otra hermana.
Abro un poco el cubículo, por suerte he escogido uno que hace esquina y es apenas perceptible que he abierto un poco la puerta. Miro a las dos hermanas.
- Belén debes aguantar, llevamos haciéndolo durante años, solo faltan unos días más. - Le dice una de las rubia a la rubia que llora, a quién sé ahora que es Belén. "¿Cómo se diferencian entre ellas?"
- Blanca, no quiero seguir haciendo daño, no quiero más espectáculos y sobre todo no quiero seguir más ordenes. - Se queja Belén volviendo a llorar. La tal Blanca la abraza, mientras le acaricia la espalda.
- Sabes las consecuencias. - Le advierte. - No tenemos la suerte de nuestra hermana. - Le recuerda.
- Podemos pedir ayuda. - Le dice con voz de esperanza Belén, mientras intenta recuperar su respiración por el llanto. Su hermana se ríe por su comentario.
- ¿Ah quién? - Le pregunta sarcástica Blanca. - ¿Nuestro hermano? Sabes que lleva años separado de nuestra familia. - Le recuerda. Belén vuelve a llorar, impotente. - Ni siquiera sabe diferenciarnos. - Añade con un tono donde refleja tristeza y burla.
- No quiero sufrir más. - Le susurra en un tono muy bajo a la hermana.
- Falta poco, cuando encontremos a nuestros compatibles. - Le contesta con un tono esperanzado Blanca a su hermana. Ambas guardan silencio y yo aguanto mi respiración para que no se me escuche. - Vamos, no podemos tardar más. - Le recuerda Blanca a su hermana.
- Me lavabo la cara y ya. - Le contesta Belén.
Veo como está se lavaba la cara, se maquilla y se arregla para luego sonreírse al espejo de manera segura de si misma y con ese toque de maldad, nada a lo que era hace unos minutos, una niña en busca de consuelo y libertad. Cuando ambas salen del lavabo es cuando yo decido salir del cubículo, tardo unos minutos hasta que decido salir a esperar a mis tres aquamarinos fuera del local. "¿Qué estará pasando con las hermanas Ambrosia?" Me pregunto.
- ¿Qué pasa con las Ambrosia? - Me pregunta Eric, detrás de mi cuando ya estamos fuera volviendo por el mismo camino hasta la nave.
Los tres se acercan a mí y es Nathan quién me rodea brazo mi cintura mientras tomas rumbo de vuelta. Mientras que Eric y Axel son los que cargan la comida que no hemos podido comer.
- Encontré a dos de ellas en el baño, Blanca y Belén. - Les explico.
- ¿Sabes diferenciarlas? - Me pregunta Nathan sorprendido.
- No, cuando hablaron entre ellas se dijeron por el nombre. - Le digo.
- Siendo cotilla, princesa. - Añade Axel con una sonrisa malvada. - Que mala niña...
- No he hecho nada malo. - Me justifico. - Yo ya estaba en el baño, cuando ellas entraron.
- Merece un castigo. - Dice Axel con su sonrisa malvada.
- Castigo no, es injusto. - Me quejo.
- El último castigo no recuerdo que te quejaras. - Dice Axel. - ¿Verdad, Eric?
- Sí, recuerdo que incluso pedía más. - Añade Eric siguiéndole el juego a Axel. Avergonzada me arrimo más a Nathan ocultando mi cara en su pecho.
- No os burléis de ella. - Me defiende Nathan aunque noto una sonrisa. "Adorable". Escucho en mi mente los pensamientos de Nathan.
- Gabriel, ¿no se lleva con las Ambrosia? - Les pregunto curiosa por la conversación de ellas. Veo como los tres cambian su expresión a una más seria.

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POSEAN
FantasíaPrimer Libro - Saga Aquamarinas Año 2110, el mundo que se conoce a desaparecido y ahora la población femenina está en peligro de extinción, por ese motivo, se creó la Fracción de Organización de Compatibilidad (la FOC) y con ello las pruebas de co...