CAPÍTULO 28

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Se llena de silencio varios segundos que se me hacen eternos, ahora mismo quiero volver a la habitación del hospital y acabar lo que se dejó en el aire. Ya no me importa las pruebas, ya no me importa los compatibles, ahora solo quiero unirme a estos hombres de diferentes especies, conocerlos y explorar cada parte de su cuerpo y mente.

- Preciosa. – Me dice Eric, quien se ha puesto a mi espalda, mientras el nuevo ser conocido esta enfrente mío. – No es momento para tener esos pensamientos lascivos. – Comenta Eric con su voz ronca.

El efecto de su voz, no detiene mi pensamiento, sino lo augmenta. El nuevo ser se desprende fácilmente de las cadenas de metal, las cuales saltan volando haciendo un fuerte ruido a nuestro alrededor, provocando a si los lloros simultáneos de los bebes aquí presentes y sé acabo todo pensamiento pervertido. Luego me daré el tiempo para contemplarlo, al fin y al cabo nos pertenecemos mutuamente.

- Eric hay que sacar a todos de la nave y llevarlos al área medica a que los revisen. – Le comento girándome para afrontarlo.

- Sí... - Me responde sin muchas ganas de hacer lo que le digo.

- Como bien has dicho ahora no. – Le comento burlona. – Además, recuerda que me debes una cita, supuestamente sigo enojada contigo y Axel. – Le recuerdo con una sonrisa, la cual me devuelve.

- Oh es cierto, ya se me había olvidado. – Me contesta guiñándome en ojo. – Pero antes...

No acaba lo que iba a decir porque literalmente salta a mi boca, introduce su lengua obligando a la mía a seguirle el compás. Me devora y explora, mis piernas flaquean, pues el impulso y el deseo me debilitan. El nuevo ser me coge con firmeza de mi cintura, gracias a sus manos parecidas a humanas, pero solo con cuatro dedos con piel de dentículos térmicos y esos dedos unidos a través de membranas, me atrae hacia él, puedo sentir su robusto y fuerte cuerpo a mi espalda y a su vez, Eric pone su pierna entre las mías. Intentando aliviar un poco mi deseo, me restriego en su pierna, provocándole, pero la que queda más excitada y necesitada soy yo al sentir en mi espalda un gran, pero gran bulto. De pronto siento unos dientes afilados acariciándome tentativamente mi cuello, produciéndome esos escalofríos que electrizan la piel, enviando corriente a mi zona íntima.

- ¿Qué es eso? – Pregunto asustada al sentir y girar mi mirada para ver unos dientes de cerca de casi veinte centímetros de largo y bien afilados. Eric mira al nuevo ser que tengo a mi espalda.

- Mía. – Me responde el ser con su voz siniestra pegada a mi oído.

- ¿Cómo? – Pregunto ahora desconcertada.

Esté me da un toque ligero con una ¿aleta? y vuelve a rozar con sus dientes tentando mi sensible piel, lejos de sentir repugnancia, miedo o asco, su tacto ahora de sus manos acariciando mi rostro con delicadeza y suavidad, su aleta o cola que parece tomar vida propia, se alarga hasta rodearme la cintura sustituyendo así su agarre firme, gracias a eso tiene sus extremidades superiores libres y me atrae posesivamente hacía él. Puedo sentir su gran bulto en mi espalda y trasero, provocan una calor en mi organismo, el cual se refleja en mi zona intima, humedeciéndose una barbaridad. 

- ¿P-por qué? – Pregunto hiperventilando, estoy acalorada, necesito, lo necesito, quiero llegar al orgasmo. Mi cuerpo parece que este en celo como un hombre bestia hambriento.

- Soy yo quien lo provoco, necesitas sentirme y hacerme tuyo, es por eso que tu cuerpo se prepara al sentirme y lo hará siempre hasta que lo consigas. – Me explica el nuevo ser a mi espalda.

- N-no sé ni tu nombre. – Le digo como puedo, mientras Eric lejos de parecer celoso como en un principio, está ahora aprovechándose de mi debilidad ante la situación y aprovecha haciendo roces inocentes donde esta mi pezón. Augmentando así mi deseo también hacia él, hacia todos ellos.

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