CAPÍTULO 34

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MARATÓN 1/7

Al día siguiente... Jueves a 2 días de descubrir a los compatibles.

Estoy de camino a ver Alexander, actualmente se está hospedando en la residencia de los soldados novatos, aspirantes a ser guardias de seguridad bajo las ordenes de la Fracción de Seguridad Civil. ¿Por qué se hospeda ahí? Según la información que les pude sacar a Gabriel, Nacht y Félix es por seguridad, ya que no hay mejor lugar para estar bajo vigilancia por si se descontrola. Sin embargo, que yo sepa, no ha dado indicios de descontrol o agresividad. De vez en cuando tiene que ir al edificio de investigación y salud para hacerse diferentes pruebas, allí es donde se están quedando, en incubadoras, los que podríamos llamar los bebes parecidos a Alexander encontrados en la nave.

Me dirijo por el largo corredor del complejo, acompañada por dos guardias. Tengo una mezcla de sentimientos entre ansiedad y curiosidad por volverlo a ver. Al llegar a la puerta que da al patio de entrenamiento, me encuentro con otros dos guardias custodiando la puerta, los cuales me observan con curiosidad, fascinación y desconfianza. Entre los guardias que me acompañan y ellos se comunican y no tardan en abrirme la puerta para darme paso. Al entrar me encuentro en una gran sala donde los soldados se ejercitan y allí, en medio, se destaca Alexander peleando contra ocho de los soldados novatos. Desde luego, se ve imponente con la piel azulada y esa musculatura definida, se movía con gracia y destreza entre los soldados. Me quedé quieta observándolo, sus movimientos son precisos, eficientes como si cada fibra de su ser estuviera destinada a la perfección al combate. Al pensar en ello, me recorre un escalofrío en el cuerpo. Los soldados novatos aún equipados con la armadura y las armas intentan seguirle el ritmo, pero se notaba que se quedaban rezagados. De pronto, siento la mirada de Alexander en mí. Se ha percatado de mi presencia. Sus ojos amarillos con las pupilas dilatadas, parecido a un felino, destacan con el color de su piel y estos ahora mismo están fijos en mí. Esta vez siento como el calor recorre cada fibra de mi cuerpo, siento que me empuja a encontrarme con él, como si lo necesitará y con un nudo en el estómago, avanzo hacía el grupo que ahora se ha detenido. En cada paso, Alexander no quita la mirada de encima de mí, analizándome hasta que quedo a unos pocos metros de él.

- Princesa. – Me recibe con su voz grave y serena. – Ya pensaba que no vendrías a verme. – Me reprocha.

- He estado ocupada. – Le contesto algo avergonzada porque realmente me había olvidado de él.

- Ya... - Me contesta desconfiado ante mi respuesta.

- Te ves diferente... - Le comento intentando romper el silencio que se había formado entre nosotros.

Veo como los demás soldados se desvían hacer otras cosas y nos dejan para darnos nuestro espacio. Alexander asiente lentamente como respuesta, pero sus ojos siguen sin apartarse de mí, mirándome fijamente. Intimidante.

- Estoy aquí para verte, como te iba... - Le explico.

Una punzada amarga me atraviesa cuando recuerdo como le había encontrado en la nave y los sentimientos experimentados en el encuentro, los cuales, con el solo hecho de estar cerca de él reavivan.

- Estoy aprendiendo y experimentando. Algo que también deberías hacer. – Me dice Alexdander y yo me quedo confundida por su comentario, aunque también algo aliviada de que esté bien y se haya adaptado.

- ¿Qué significa eso? – Le pregunto sin entender de qué habla.

- Yo sé lo que soy, una criatura de la Fosa modificada genéticamente con otras especies, pero... - Hace una pausa y su mirada cambia al encontrarse con la mía. - ¿Princesa, sabes lo que eres, tu origen? – Me pregunta y yo quedo más confundida y extrañada.

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