Capítulo 32

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Jimin se aferraba a la camisa de Jungkook mientras lo besaba con ganas, sus movimientos eran descoordinados por el alcohol que ya lo tenía borracho, pero Jungkook no se negaba y le seguía el beso sin quejas, por supuesto con más coordinación.

En otra situación a Jimin le daría vergüenza estar prácticamente metido dentro de la boca de una persona en público, justo como ahora, incluso se lo pensaría dos veces antes de besar a Jungkook luego de escena que había visto en la mansión. En esta situación y siendo guiado por el alcohol sólo pensaba en lo bueno que estaba el azabache y en que tenía ganas de follárselo.

—Jimin... —murmuró Jungkook, tratando de detener a Jimin—. Detente.

Jimin se negó en silencio, mostrando su renuencia a alejarse fortaleciendo su agarre en las ropas del azabache mientras seguía con su alocado beso.

—¡Basta ya! —como último recurso sólo le quedó alzar la voz y ejercer un poco de fuerza sobre los hombros del terco peli rosa para lograr separarlo de sus labios—. Detente de una vez.

—¡Idiota! —exclamó Jimin enojado, con un puchero en sus labios. Estaba borracho, cansado y tenía sueño, pero aun así quería recriminarle a Jungkook sin estar realmente seguro de que tenía el derecho para hacerlo—. ¿Por qué no me quieres besar? ¿Ya no te parezco atractivo? ¡¿Es por eso que besaste a Nayeon?!

Las lágrimas se acumularon en sus ojos mientras le reclamaba a Jungkook a base de gritos.

—¡Claro que no! —exclamó de vuelta, sacudiendo a Jimin de los hombros como si con eso lograra que el peli rosa entendiese—. Nunca en mi vida besaría a Nayeon, tú sabes toda la mierda que ella tiene en su cabeza sobre un matrimonio, así como también sabes que la he estado rechazando durante toda mi vida, ¿por qué habría de querer algo con ella ahora?

—¿Y por qué se besaron? ¿Es que ahora besar es una declaración de guerra o algo así? —se sentía enojado y ridículamente celoso, no debía de estarlo y no le gustaba admitirlo, pero lo estaba.

Osea, ellos estaban en una especie de algo, algo totalmente sexual y sin sentimientos de por medio, pero aún así Jimin creía que Jungkook debería tenerle mínimo un poco de respeto, después de todo había sido el mismísimo Jungkook el que dijo que no podían existir relaciones externas mientras ellos se cogieran, ¿esa regla no aplicaba para él también? Era injusto que sólo él tuviera limitaciones en aquel trato.

—Fue ella quien me besó —la verdad le parecía una falta de respeto que Jimin pensara que en serio había besado a Nayeon a voluntad, es decir, él tenía su orgullo como para ir y besarla luego de tantos años rechazándola. No obstante, ¿quién en su sano juicio querría algo con Nayeon teniendo a semejante monumento como Jimin en su cama? Simplemente absurdo.

—¡Ya calla! —colocó un dedo entre los labios del contrario—. Mejor dejemos de hablar de esa mujer. ¿Por qué no vamos a tu casa y continuamos con lo que hacíamos antes de que nos interrumpieran?

Las palabras de Jimin salían arrastradas y se tambaleaba sobre sus propios pies, pero aún así el peli rosa intento que que su voz saliese sensual y frotó su cuerpo con descaro contra el de Jungkook, cosa que falló patéticamente pero el estaba tan borracho que según el aquello había sido irresistible.

—Jimin no hagas eso. Pareces una de esas zorras regaladas detestables. Tú no eres así —frunció su labios en una mueca desagradable.

Y vaya que Jimin no era así, el Jimin sobrio moriría de vergüenza antes de hacer esa insinuación en un lugar tan concurrido e incluso a solas la vergüenza se lo trataría vivo.

—¡¿Me acabas de llamar zorra?! —gritó estupefacto y enfadado, abriendo sus ojos en demasía y acumulando las lágrimas en estos.

—¡No, no, no! Yo- No quise decir e-eso —tartamudeó estúpidamente—. A lo que me refiero es que t-tu normalmente no dirías ese tipo de cosas p-porque e-eres una persona muy tímida y-

Mi Empleado Favorito // •Kookmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora