Capítulo 29

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En todas partes se hablaba de lo mismo, para la mitad del día no había una sola alma en toda la empresa que no estuviera murmurando tras bambalinas acerca del más reviente chisme.

Sana llevaba un buen tiempo buscando a su amiga, esa con la que siempre compartía chismes e información de las novedades más recientes. Ya le solían los pies de caminar tanto con sus tacones, pero afortunadamente pudo encontrar a la persona que buscaba en la cafetería.

Por supuesto que en la cafetería, la colmena principal del chisme en la empresa.

-¡Mina, Mina! -una agitada Sana llegó al lado de Mina, esta enseguida volteó a verla.

-¿Qué pasó? ¿Por qué corres? -preguntó Mina, invitando a su amiga a sentarse con un movimiento de su mano.

-¿Cómo que por qué? ¿Acaso no te has enterado de nada? -preguntó Sana casi ofendida.

-¡Claro que sí! -contestó con emoción-. Es el mejor chisme que ha habido por aquí en mucho tiempo.

-¡Lo sé! Aún no me lo puedo creer -chilló Sana-. Osea, nuestro jefe tiene una aventura con un chico de clase baja.

-Algo tan bueno no se ve todos los días.

-Es cierto. Pero lo que más me sorprende es que sale con alguien mientras prácticamente está comprometido con la señorita Nayeon.

-Estás mal informada, querida -ambas amigas pegaron un brinco cuando fueron sorprendidas por Young-jae, probablemente el tipo más afeminadamente gay de toda la empresa, el recién llegado tomó asiento y se incluyó en la conversión sin problemas-. La única relación que tiene el señor Jeon con la señorita Nayeon son los negocios con su familia.

-Tienes razón -secundó Mina-. La señorita Nayeon es la que quiere amarrar al jefe con un matrimonio, pero él la ha rechazado muchísimas veces. No sé cómo es que aún le queda dignidad para presentarse ante él.

-Es verdad -concordó Sana-. Pero el verdadero desvergonzado aquí es ese chico con el que anda el jefe.

-¿Por qué lo dices? -preguntó Young-jae.

-¿No es obvio? -dijo casi con burla-. Es obvio que el señor Jeon sólo está jugando con ese niño, y él piensa que logrará enamorarlo y sacarle dinero. Típico de zorras.

-¿Tu crees? -preguntó Mina con su ceño fruncido.

-Por supuesto. Que asco de gente -hizo una mueca asqueada.

-Agh -se quejó Young-jae-. Quisiera ir y preguntarle directamente al señor Jeon. No soporto estar así.

-Si haces eso estarás en la calle en menos de un minuto -advirtió Sana.

-No es justo -golpeó el suelo con su pie de manera infantil.

-Miren allí -Mina señaló con su dedo a una persona que venía entrando apresuradamente a la cafetería, yendo directamente a pedir su café al chico tras el mostrador-, es Hyungseo.

-¡Hyungseo! -gritó Young-jae, llamando la atención de muchas de las personas en el lugar, entre ellas estaba quién necesitaban que los viera.

-Hola chicos -saludó la joven secretaria al llegar hasta la mesa que compartía el trio, tomando una silla también para sentarse con su café en mano.

-Estoy seguro de que tu debes saber algo -acusó Young-jae señalándola con su dedo.

-¿De qué? -confundida.

-No puedo creer que a estas alturas del día aún no hayas escuchado ningún rumor por los pasillos -el tono de Mina era entre reproche y burla.

-Recién acabo de llegar. No he tenido la oportunidad de prestaron atención a los chismes que todos ustedes se inventen por ahí -se excusó, dándole un gran sorbo a su café humeante.

Mi Empleado Favorito // •Kookmin•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora