Gwen
Dante se había aproximado con una intención clara, sus ojos encerraban un deseo que no necesitaba palabras. Fue un beso fugaz, apenas un roce que me dejó anhelando más antes de que ella se replegara, como si midiera mi voluntad de ceder. No estaba en mis planes permitirle ese juego de poder, esa danza de avances y retrocesos. Con un movimiento firme, la atraje hacia mí, eliminando cualquier distancia que nos separara, y sellé nuestros labios en un segundo beso, esta vez impregnado de mi propia determinación.
Sus labios, molde perfecto de los míos, se fundían en un encaje preciso, adoptando con fervor mi manera de besar. Había aprendido a seguir mi ritmo, a anticipar cada pausa, cada suspiro. Nuestro beso no era un mero roce, era una declaración ardiente de pasión y deseo insaciable.
Sus manos, impetuosas y exigentes, se enredaron en mi cuello y en las hebras de mi cabello, como si buscaran poseer cada parte de mí.
Desde el instante en que sus labios se fundieron con los míos, una certeza inquebrantable se apoderó de mi ser: ella se había convertido en mi obsesión más profunda, mi vicio más inconfesable.
La adicción que me provocaba era peligrosa, una amenaza latente no solo para mi, sino también para la legión que juré proteger.
Era consciente del riesgo, de la tormenta que se avecinaba. Sin embargo, la intensidad de ese contacto fue un elixir tan potente que la prudencia y la cautela se desvanecieron como sombras al amanecer. Ella era el fuego que consumía mis defensas, la fuerza gravitatoria que me atraía sin remedio hacia su órbita, y yo, perdida en la magnitud de su influencia, me rendí a la embriagadora sensación de pertenencia.
Esta conexión trascendía la mera atracción; era una posesión mutua, un pacto tácito de almas que se reconocían y reclamaban con la ferocidad de un destino predeterminado.
Dante
¿Qué estaba sucediendo? ¿Por qué la había besado nuevamente?
Si continuaba así, me encontraría irremediablemente atraída hacia ella. Me envolvería en su mundo; era demasiado maravilloso para ser cierto.
La intensidad de su beso era abrumadora, casi dominante. Se apoderaba de mí, elevando la temperatura de mi ser. Aquel beso se distinguía de todos los que había experimentado antes. Era sublime, la unión de nuestros labios.
Me sentía transportada a un paraíso.
Deslizó sus manos por mis piernas, levantándome hasta su cintura y presionándome contra la puerta, provocando un gemido apenas audible en mí.
No sabía que me gustaran ese tipo de cosas.
No sabes nada de esto, genio.
—Si no me detengo ahora, no puedo asegurar lo que sucederá después —murmuró ella, con su aliento cálido en mi cuello.
—Entonces no te detengas —respondí con un suspiro.
—Podrías lamentarlo —advirtió, con una sonrisa juguetona asomándose en sus labios.
—Es un riesgo que estoy dispuesta a correr —le dije, y nuestros labios se encontraron de nuevo.
Avanzó hacia la cama, conmigo aún en sus brazos. Me liberé de mi sudadera en un fluido movimiento, mientras ella se despojaba de su chaqueta.
Sus manos exploraban mi piel, trazando contornos que encendían una calidez creciente en mi interior.
Me pregunto cómo había logrado contenerse durante tanto tiempo.
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Legacy Of Shadows "Amor y Secretos en las Sombras" [+18]
Science FictionDante, una mujer atormentada por su pasado, se debate entre dos fuerzas irresistibles: el amor que siente por Gwen y la amenaza que ella representa para su propia alma. Gwen, por su parte, es una mujer marcada por un linaje ancestral, un vínculo con...