Capitulo 11

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Dante

Al amanecer, regresamos a la imponente mansión, cuya entrada estaba flanqueada por una fila de vehículos lujosos. Un grupo de individuos con una presencia inquietante se congregaba en el umbral. Sus ojos, que fluctuaban entre tonos rojizos y un café dorado, delataban su naturaleza no humana; eran, sin duda, demonios.

Gwen intercambió unas palabras en un dialecto desconocido con ellos mientras cruzábamos el vestíbulo. La atmósfera era extraña, cargada de una tensión palpable, y sus miradas penetrantes se clavaban en mí con curiosidad y tal vez algo más.

—¿Qué sucede aquí? —inquirí en un susurro apenas audible.

—Han venido por él. Laila los convocó —respondió Gwen sin mirarme, su voz era un murmullo firme.

—¿Ellos son...?

—Sí, todos son demonios —confirmó con un asentimiento, interrumpiéndome antes de que pudiera terminar la pregunta—. Son mis subordinados. Están a tu servicio; obedecerán cualquier orden que les des sin vacilar.

Estaba a punto de formular otra pregunta cuando ella me cortó de nuevo.

—Está en el sótano.

—¿Puedo... puedo verlo?

—Si estás segura, sí —respondió, y asentí con determinación—. Espera aquí; les diré que despejen el área.

¿Acaso había más demonios abajo?

¿No es obvio?

Silencio.

Gwen se desvaneció en el corredor por un instante, y al regresar, lo hizo acompañada de una treintena de demonios, o quizás más.

—Jake está atendiendo sus heridas más graves —me informó—. Solo para asegurarnos de que no muera... todavía.

—¿Qué le han hecho? —pregunté, aunque dudaba querer escuchar la respuesta.

—Ya sabes lo que se le ha hecho —aseguró con severidad—. Y aún no hemos terminado. Me aseguraré personalmente de que pague por todo el sufrimiento que te causó estos últimos años.

—¿Permitiendo que demonios lo... lo maltraten? —le espeté, sintiendo una mezcla de ira y repulsión—. Esto no está bien, Gwen.

—Lo que él te hizo tampoco estuvo bien.

—Existen otras maneras de resolver las cosas —exhalé un suspiro pesado.

—Pero esta es la manera que he elegido —dijo, sujetándome la barbilla para obligarme a mirarla—. Él se lo merece.

—No, no es así —rebatí con firmeza—. Es un ser humano. Todos merecen una segunda oportunidad...

—Él no la merece. Es un monstruo —insistió con vehemencia—. Te abusó durante años. ¿Y ahora lo defiendes? ¿Acaso desarrollaste síndrome de Estocolmo?

—No, pero...

—Pero nada.

—Yo...yo no soy como ustedes.

—Lo sé, y por eso me encargaré de él.

—Quiero verlo —exigí con una voz que no reconocí como mía.

Tras un momento de tensión, Gwen asintió y me guió hacia la puerta que conducía al sótano.

Al entrar en la habitación, me encontré con Nicolás, Grey, Andreus y... él. Encadenado a una silla de metal, iluminado por un haz de luz tenue, su cuerpo mostraba las huellas de un tormento inimaginable: sangre y hematomas violáceos manchaban su piel. La náusea me invadió; la visión era repulsiva.

Legacy Of Shadows "Amor y Secretos en las Sombras" [+18]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora