Todo resulta bien.

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     Quién diría que todo resulta bien. Esa noche en medio de una tormenta lluviosa pinché una llanta, mis escasos conocimientos en mecánica me importunaron, llevaba prisa y no podía cargar el baúl yo mismo. De pronto se detiene una patrulla de policías y un oficial se me acerca y me golpea la ventanilla.

     —Noté que necesita un cambio de llanta, podemos ayudarlo si es que tiene una de repuesto.

     Me pongo tenso y sin poder negarme, salgo del vehículo y me dirijo hacia la cajuela donde se encuentra la llanta y el baúl.

     —¿Qué es eso? —Pregunta el otro oficial señalando el baúl.

     —Es un viejo baúl.

     —Sé que es un baúl pero quise decir qué contiene dentro. —A estas alturas comencé a sudar frío, sin embargo no dejé que el nerviosismo me impidiera actuar normal— ¿Podemos echar un vistazo?

     —Claro. —Dije calmado y abrí el baúl. Un montón de objetos antiguos fueron iluminados por la linterna de los oficiales— Eran de mi abuela, falleció hace poco y me los dejó como herencia.

     —Comprendo, lamentamos tu pérdida —dijo uno de los oficiales.

     —Gracias señor.

     Saqué la llanta y la gata hidraúlica de la cajuela, los oficiales me ayudaron a cambiarla, les agradecí y se marcharon. Tenía barro desde las rodillas hasta los pies y aún me esperaba más trabajo por hacer, pero no me desagradó, ellos pensaron que podrían encontrar algo más. Tal vez tuve suerte, no lo sé, sólo sé que terminé realizando el ritual con esas piezas antiguas y con el cuerpo desmembrado de esa anciana el cual ya se encontraba en el cementerio. No sé cómo pero siempre todo resulta bien.

Relatos para antes de Dormir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora