Reemplazo.

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     Lo miré a los ojos esperando una respuesta. No comprendía cómo era posible que me reemplazara así. Tantos años de mi vida que le dediqué y solo recibo esta ingratitud. Mi respiración se vuelve más entrecortada y las lágrimas no paran de brotar de mis ojos. Los había encontrado en mi cama retozando entre caricias y besos. Sentía como si me hubiesen quitado el corazón.

     —Bueno, por lo menos no soy la única que se siente así. —Digo mientras le acaricio la barbilla a mi esposo y sostengo su corazón con la otra mano.

     Comienzo a caminar en dirección a una silla junto a la cama.

     —Ya veré que haré con él. Tal vez lo corte en pedacitos y lo entierre en el patio —Miro en dirección a la silla— ¿O tu que opinas querida? Ah cierto, no puedes hablar.

Relatos para antes de Dormir.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora