Capitulo 12

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Narrador

Beep-Beep Beep-Beep Beep-Beep

Era el sonido que retumbaba en la blanca habitación, el cual se pertenecia a una máquina azul, la cual se encargaba de controlar la frecuencia cardíaca de la ojiceleste. La muchacha reposaba totalmente inconciente en una camilla, con su cabeza totalmente vendada y un tubo que bajaba por su garganta, ayudándole a respirar.

La peliblanca permanecía dentro de la habitación, sentada en una pequeña silla contigua a la cama. Entre sus manos sostenía una de la joven, acercándose a su rostro.

-Señora? Permiso. Vengo a cambiar el suero a la paciente.-Ginna levantó su mirar, encontrándose con una de las tantas enfermeras que se encargaban del cuidado de su nieta.

-Oh de acuerdo.-Haciéndose a un lado, permitió el paso a la médica y está se dedicó a cambiar el suero ya vacío, por uno lleno, ante la atenta mirada de la mayor.

-Listo... Oiga, debería ir a la cafetería y comer algo. Desde que llegó no ha ingerido nada, no sería bueno que se descomponga. -La italiana asintió, habían pasado unas cinco horas desde que habían ingresado a Marinette a la habitación.

-Quisiera, pero no me gustaría dejarla sola.

-Nosotras estaremos viniendo seguido, de todas maneras afuera aún está el chico rubio.-Dando una última mirada a Marinette, decidió obedecer a la enfermera saliendo del lugar.

En la sala de espera, el ojiverde descansaba acostado en las banquetas. Una vez habilitaron las visitas, se abstuvo de entrar. No soportaría ver a su novia en este estado tan delicado, no aguantaría el verla tan indefensa. Optó por quedarse en la sala de espera, podria haber vuelto a su casa pero no quería abandonarla, envíó un mensaje a su padre explicando la situación y este contesto afirmativamente, consultando si necesitaba algo o incluso pagar algún gasto médico, a lo cual el muchacho atinó a decir que avisaría. Si bien tuvo que inventar la pequeña excusa de que le habían avisado lo sucedido y salió rápidamente de la mansión, en busca de un taxi que lo llevará al hospital.

-Adrien... -Unos suaves toques en su hombro lo despertaron, se incorporó quedando sentado en la banqueta.

-Carajo, me quedé dormido. ¿Qué hora es?-Interrogó frotando sus manos en su rostro. Ginna miró su reloj y contestó.

-Son ya las dos de la mañana, pensé que te habías marchado a casa. -Adrien la miró al fin, negando con su cabeza.

-No podría irme, no dormiría tranquilo dejándola sola. Si tu quieres ir a descansar ve, yo... me quedaré con ella.-La mayor palmeó su hombro delicadamente.

-No te preocupes, Luka vendrá a eso de las ocho, queria venir ahora pero insistí en ese horario. Cuando llegue iré a casa, debo traer unas cosas y aprovecharé a descansar. -Al oír ese nombre, el rubio no pudo evitar sentir rabia y celos, no quería dejar a Marinette al cuidado de ese joven, pero debía comportarse y solo aceptar.

Maldito Sonic.

-De acuerdo. Cuando el llegue, también iré a casa, -Ginna sonrió.

-Estará en buenas manos, no te preocupes, el ama muchísimo a mi pequeña hadita.

Es enserio?

-Que lindo.-Atinó a decir, colocándose de pie a un lado de la mayor.

-Si, es un amor... Escucha hijo, podrás quedarte con Mari un momento? Iré a la cafetería a tratar de comer algo.

Te amo en todos los universos. [ ShadyNoir - Adrinette Alterno ] +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora